La derrota del martes pasado de la Selección Argentina ante Bolivia en la altura de La Paz tiene diversas aristas que van desde la organización de AFA hasta el planteo realizado por el cuerpo técnico comandado por Edgardo Bauza en los últimos encuentros.
Además la ausencia de Lionel Messi por la sanción de cuatro fechas impuesta por la FIFA por el insulto a los integrantes de la terna arbitral después del encuentro antes Chile, llevó al Patón a ver si el equipo es “Messidependiente” o no, una vez más. Los resultados están a la vista, solo en esta eliminatoria con Messi, Argentina ganó 5 veces y perdió una vez, con 9 goles a favor y 4 en contra (83% de los puntos) . Sin el futbolista de Barcelona, la Selección solo ganó una vez, empató 4 juegos y perdió 2 veces, con 6 tantos a favor y 8 en contra (33%).
La falta de recambio generacional y de puestos en el campo de juego, demuestra (ya de público conocimiento) la falta de reformas y crisis que vive la AFA. Las bases juveniles no se vienen desarrollando con el interés que se le daba en tiempos atrás en el proceso de José Pekerman. El mismo no solo fue exitoso, sino también, sentó las bases para la formación de gran de este equipo, que en muchos casos empiezan a cumplir su ciclo. Uno de los ejemplos está en la convocatoria de Iván Marcone de Lanús para que ocupe el puesto de mediocampista central (tras la suspensión de Mascherano) y no llevar al más próximo en la “escala evolutiva” hacia la celeste y blanca como sería el caso de Santiago Ascacibar, hombre de Estudiantes y número cinco de la Sub 20. En otras oportunidades, la excelente labor de juveniles permitió la aparición con la camiseta de la mayor a futbolistas como Juan Román Riquelme, Walter Samuel, Juan Pablo Sorín, Pablo Aimar, Javier Saviola, entre otros, y con presencia en citas mundialistas.
La acefalía organizativa del ente máximo del fútbol argentino ha llevado al extremo de la falta de atención no solo de los juveniles, sino también de ver a los jugadores del propio mercado local, que en muchos casos reúnen las características para ser convocados. Pero en muchos casos predomina el axioma de que “si no se juega en el extranjeros no se puede convocar” (salvo algunas excepciones) y que, en la mayoría de las situaciones, son considerados para ocupar un lugar en el banco de suplentes. A eso sumarle la falta de compromiso en los proyectos deportivos (desde juveniles a selección mayor), esto sumado a que solo parece que mandan los resultados un ciento por ciento y no el trabajo bien realizado.
El caso Brasil
La verdeamarela consiguió el pase a Rusia y logró convertirse en el primer sudamericano en obtener el pasaje a la cita mundialista tras la goleada a Paraguay por 3-0 . Pero no todo fue color de rosa para Neymar y sus compañeros.
El scratch empezó muy mal las eliminatorias al punto de quedar en zona de repechaje, y tras una mala campaña de Dunga, DT en el comienzo de la clasificatoria, la Federación de ese país puso los ojos en Tité. Debutó como técnico del Gremio Atlético Guarany. Luego dirigió a Caxias, Veranópolis y algunos equipos brasileños menores más sin mayor suceso. Nada de glamour hasta ahí. Logró algún título gaucho con Gremio y entonces llegó a Corinthians en 2004. Pero después de un año sin suceso, pasó por Atlético Mineiro y luego Palmeiras. Una trayectoria sin logros importantes siguió por un mercado sin méritos, por los Emiratos Árabes para dirigir al Al Ain y más tarde a Al-Wahda. Pero regresó a Corinthians y arrasó entre 2010 y 2013: campeón del Brasileirao (2011), la Copa Libertadores (2012) y ese mismo año derrotó a Chelsea en el Mundial de Clubes. Por entonces ya lo pedían para conducir a la selección que se preparaba para ser anfitrión del Mundial 2014. Pero el DT era ya estaba designado y era Scolari.
En la actualidad, su primer gran desafío fue recuperar la confianza de los jugadores que habían sido señalados por la debacle de Belo Horizonte (7-1 con Alemania).
Apostando por el diálogo cara a cara, imprimió un ambiente diferente al vestuario, arropó a la llamada "generación maldita" y se ganó el respeto de los futbolistas que ahora se han convertido en sus mariscales en el campo.
A diferencia de lo que ocurría con Dunga, la nueva Brasil se divierte dentro y fuera del terreno de juego.
Tite no ha querido reinventar el fútbol ni enseñar a jugar a sus futbolistas, simplemente les explicó el sistema de juego que pretendía y para ello le dio una función a cada uno de ellos.
La diferencia es que en su dibujo 4-1-4-1 cada posición la ocupa un futbolista que desempeña la misma función, o un juego muy parecido, en su club.
Y además, empezó a rotar la cinta de capitán, para que sean todos para uno y uno para todos.
Alemania y su precisión a la hora de formar jugadores
La actual campeona del mundo está también a un paso de llegar a Rusia, pero no sería una gran novedad su clasificación. En este caso se ve el resultado del respeto a los proyectos. Su actual DT, Joachim Löw, está al frente de la “Mannschaft” desde el año 2006, luego de reemplazar a Jurgen Klinsmann. También en silencio y muy poco conocido a nivel mundial, el técnico consiguió un tercer puesto en Sudáfrica 2010 y el título de Brasil 2014.
Pero no todo es casualidad. La potencia de su liga también permite el desarrollo de jugadores locales y haciendo mucho foco en los juveniles. En la última fecha de eliminatorias, los Germanos obtuvieron una clara victoria por 4-1 ante Azerbaiyán. La formación inicial tuvo un promedio de edad de 25 años, teniendo como jugadores más longevos a su arquero Neuer (31) y al delantero Thomas Muller (28). El primero elegido mejor arquero del mundo los últimos años y el segundo fue goleador del mundial 2010 con solo 21 años junto al uruguayo Diego Forlan.