Las frías noches, grandes calores, el granizo, la cosecha perdida o el disfrute del fruto obtenido han sido siempre los compañeros en la vida de Segundo Miguel Arano Lazarini (80), agricultor y poeta.
Desde muy pequeño fue testigo de todo esto porque junto a su padre, ahí en la Calle Larga y calle 7 de Cañada Seca San Rafael, trabajó la viña que le dio sustento a toda su familia compuesta por su padre Miguel Arano (una calle del lugar lleva su nombre) pionero en esa colonia de Atuel Norte, su madre Gumersinda Lazarini (a quien dedica muchos poemas) y sus hermanos.
Él con su esposa Francisca Yolanda Lazo tuvo cinco hijos que ya le han dado siete nietos. Algunos de ellos jugaban al momento de esta charla cerca de un frondoso árbol donde se celebraba la Navidad.
En su relato menciona la historia como una de sus pasiones. Es un fanático de ella y con sus 80 sigue considerándose un gran lector de libros. “Estoy leyendo un libro de la historiadora Izuel que habla de la conquista del desierto. De cómo capturaron y mataron a los indios del sur. No mataron niños, viejos ni mujeres”, aclara y abunda en detalles.
Después recordó que esa zona donde él vive “se llamaba la Materrina pero después le pusieron que era parte de Atuel Norte o Cañada Seca”, relata. También hizo la primaria en esta zona en la ex Escuela Nacional 166 hoy “Celeste Ambrosini”.
Según Segundo el nombre de ese establecimiento debería ser “Rosaura Fernández” porque fue la primera maestra. Ella vino de San Luis junto a otros hermanos que también habían estudiado para maestros. “Fíjese que la escuela de la Línea Ancha tiene el nombre de Dionisio Fernández que era también hermano. Por esas cosas de la política le pusieron Ambrosini”, relata.
Él, con dedicación y perseverancia y haciendo caso a una sugerencia de un amigo, decidió publicar un libro donde incluyó casi quinientos poemas y más de treinta canciones escritas a lo largo de su vida donde aborda diversos temas del deporte, política y como es lógico, del agro.
Su “producción en serie” porque le venía “la inspiración muy seguido”, fue cuando hizo el servicio militar. “Desde entonces no paré”, afirma con voz pausada, pero continua y firme, apoyado con sus dos manos sobre un bastón.
“Reflejos de mi vida, sonetos y canciones” es su obra maestra que ya ha presentado en la última Feria del Libro realizada en la Escuela Normal de San Rafael y en la biblioteca “Pablo Peñasco”.
Entre las anécdotas están los encuentros o comunicaciones que ha realizado por el correo “tradicional” (yo ni celular tengo, dice con una sonrisa) con conocidas personalidades como Atahualpa Yupanqui, Antonio Tormo, Chacho Santa Cruz y los maestros Alberto Rodríguez y Feliciano Brunelli.
Segundo conoció a cada uno de estos personajes de quienes recibió consejos y transitó además vivencias que recuerda en esta obra. Este es el primer libro que publica y en él señala que están incluidas 32 de sus poesías que fueron editadas y musicalizadas por los maestros Olinto Bertagni, Francisco Colombo, Gerónimo Bongioni. “Tengo muchísimas más”, dice.
“Me llega la inspiración rapidísimo, por eso siempre ando desde joven con un papel blanco y un lápiz porque si no se me escapan las ideas”, asegura. Agrega: “Tuve la suerte de hablar con don Atahualpa Yupanqui en la vieja LV4 de la calle Francia. Él me indicó el camino correcto, me dijo que jamás dejara de escribir y lo mismo me recomendó Chacho Santa Cruz. Ellos me alentaron”, recuerda emocionado. “Pero recién ahora a los 80 años he podido publicar esto. Es el fruto de la perseverancia de toda mi vida”, indica.
Al terminar la charla y como despedida recordó que también jugó al fútbol y dirigió las inferiores de Atuel Norte. “Los saqué campeones allá por el 90”, dice como al pasar.