Un acuerdo para salvar el planeta

El acuerdo alcanzado en París, estableciendo pautas destinadas a evitar el denominado efecto invernadero y el cambio climático, resulta fundamental para zonas como la nuestra. Sin glaciares y sin nevadas en la cordillera, la provincia se convertiría en un

Un acuerdo para salvar  el planeta

“Es la mejor oportunidad que tenemos para salvar el planeta”. La expresión del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, resume con claridad el resultado del acuerdo mundial sobre cambio climático alcanzado en Francia, y tiene además un doble contenido en razón de que el país del Norte es el segundo mayor contaminante del mundo, detrás de China y superando a la Unión Europea y a la India, que se ubica en el cuarto lugar.

También es válido en el sentido de que, además de comprometerse a reducir la contaminación, los países desarrollados deben proporcionar la ayuda económica de 100 mil millones de dólares a sus socios en desarrollo para sumarse al objetivo común, que es el de contener el aumento de la temperatura muy por debajo de los 2 grados centígrados respecto de la era pre industrial y de “seguir esforzándose para lograr que ese aumento quede limitado a 1,5 grado”.

El acuerdo alcanzado en Francia remplazará, a partir de 2020, al denominado Protocolo de Kyoto, adoptado en diciembre de 1997 en Japón, pero que no entró en vigor hasta febrero de 2005 y que fuera ratificado por 187 Estados.

Sin embargo, los dos países más contaminantes, Estados Unidos y China, no firmaron el acuerdo. Sucede que China consideró que cumplir con los términos del acuerdo hubiera significado aplicar un freno al por entonces incipiente crecimiento industrial que tenía el país. Bill Clinton, presidente norteamericano, aceptó el acuerdo pero el Congreso no lo ratificó, hasta tanto China hiciera lo propio.

El nuevo acuerdo de París sienta las bases para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y para comenzar a pensar en un mundo sin combustibles fósiles. Todos los países se comprometen a establecer planes de reducción de emisiones con revisiones quinquenales a partir de 2023.

“El objetivo es que esas emisiones, principales responsables del calentamiento del planeta hasta niveles récord, dejen de aumentar lo antes posible y luego se reduzcan rápidamente, aunque sin fijar porcentajes ni plazos. En relación con los 100 mil millones de dólares que destinarán los países más poderosos para concurrir en ayuda de los que se encuentren en vías de desarrollo, cabría señalar que constituyen sólo 8 por ciento del gasto militar anual”, según comentó un científico del University College, de Londres.

Los asistentes a la reunión reaccionaron con júbilo al conocerse la unanimidad del acuerdo, y no es para menos: sucede que el promedio global en la superficie del planeta subió un grado entre 1880 y 2015. Las tres últimas décadas han sido las más calurosas desde 1850 y la temperatura de los océanos se elevó 0,11 grado por década, entre 1971 y 2010.

De lograrse los objetivos señalados, Mendoza puede verse ampliamente beneficiada. Es sabido que se está produciendo un retroceso preocupante en los glaciares, que constituyen el reservorio más importante de agua dulce, mientras han disminuido -este año puede constituir una excepción- la cantidad de nevadas en la alta montaña.

Es más, desde el Departamento General de Irrigación se anunció la posibilidad de construir grandes lagunas en determinados sectores de la provincia a los efectos de embalsar agua de lluvia y poder suplir con ella la falta de líquido durante la temporada estival. A punto tal llega la situación que los emprendimientos vitivinícolas más importantes de los últimos años han elegido las zonas altas, especialmente del Valle de Uco, para realizar sus inversiones. Zonas en las que años atrás eran aptas para variedades de las denominadas de “ciclos cortos”, porque florecían más tarde y maduraban más temprano a los efectos de evitar las heladas y que ahora se adaptan perfectamente a la totalidad de los varietales finos.

Para la provincia, los éxitos del acuerdo sobre el cambio climático son fundamentales porque en un territorio de clima semidesértico, con escasas precipitaciones anuales, el agua que escurre de la montaña es vital, tanto para la actual como para las futuras generaciones.

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