Como nunca, el fallo que avaló la cautelar de los intendentes dejó en evidencia la “grieta” de la Corte, que es más política que jurídica. A nadie deben sorprender los votos de los 3 jueces de la Sala II del tribunal que le dieron una vida más a los jefes comunales que buscan una nueva reelección. Dos a favor del reclamo: Palermo y Adaro; uno en contra: Valerio. Un 2 a 1 cantado desde que se supo en qué sala había caído la cautelar, en diciembre.
Esta disputa judicial es, más allá de los argumentos jurídicos, un River-Boca entre los dos partidos -UCR y PJ- que se han repartido el Gobierno provincial desde 1983: Y que, a su turno, fueron nombrando magistrados en la Corte aprovechando las vacantes. Así, podemos identificar a cada juez supremo según el color político del gobernador que lo designó: “radicales” (Nanclares-Llorente-Valerio-Ga ray) y “peronistas” (AdaroPalermo-Gómez). Un 4 a 3 peleado que en algunos fallos puede revertirse pero que “cuando las papas queman”, como ahora, vuelve a alinearse. De ahí el 2 a 1 de la cautelar a favor de los intendentes del PJ.
Pero queda el partido final, el fallo de fondo sobre la cuestión, donde votarán los siete jueces en plenario. Y que para muchos también tiene resultado cantado.