Un primero de mayo, pero de 1982, la Royal Air Force comenzaba a bombardear la pista de aterrizaje del aeródromo de Puerto Argentino en las Islas Malvinas, dando inicio esta manera, a las acciones bélicas por parte del Reino Unido durante el conflicto del Atlántico Sur.
Casi un mes antes, el gobierno de facto argentino se había lanzado al intento de recuperación de las islas, las cuales estaban injustamente en manos británicas desde 1833 cuando fuera desalojada por la fuerza la guarnición argentina que estaba al mando de José María Pinedo.
Desde la base aérea y naval británica de la isla Ascención parten dos aviones bombarderos Avro Vulcan, el XM598 y el XM607,pertenecientes al escuadrón 44 portando cada uno de ellos 21 bombas de 1000 libras cada una, con el objetivo de inutilizar la base aérea argentina en Malvinas.
El 30 de abril el comandante inglés Marshall Benthan dio la orden de inicio de la misión que fuera conocida como Operación Black Buck (carnero negro). La misma consistía en una serie de incursiones aéreas de largo alcance, de aproximadamente 13.000 km de distancia entre ida y vuelta, con reabastecimiento en el aire por aviones cisternas Handle Page Victor.
Al estallar la guerra entre Argentina y Gran Bretaña, dichos bombarderos se encontraban próximos a ser dados de baja, a pesar de que un tiempo antes habían sido modificados y reacondicionados para extenderles su vida útil, acorde a los nuevos tiempos.
Lo concreto es que poco antes de la cero hora del primero de mayo de 1982, parten los dos bombarderos dando inicio a la operación Black Buck, aunque no exenta de complicaciones.
El Vulcan XM598 comandado por el teniente John Reeve, a poco tiempo de despegar sufrió un desperfecto de presurización al fallar un sello de caucho ubicado sobre una de las ventanas laterales de visualización directa, lo cual hace que esta unidad deba abortar su misión y volver hacia la base de la isla Ascensión.
De los dos bombarderos que habían partido solo pudo continuar con su misión el Vulcan XM607 comandado por el teniente Martin Withers, aunque tampoco libre de sobresaltos.
Su avión Vulcan estaba excedido de peso debido a las reformas de modernización a la que esos aparatos habían sido sometidos, y a los agregados tecnológicos que les habían sido incorporados, haciendo que consumieran durante el despegue una mayor cantidad de combustible de la que habían calculado. Por otro lado, uno de los aviones cisterna de reabastecimiento Handle Page Victor, también debió regresar debido a una falla en la manguera de reabastecimiento.
Y los restantes aviones reabastecedores debieron modificar su rumbo debido a que debían de entregar mayor combustible del calculado, y por ende, terminan agotando su propia reserva; y a su vez, ellos mismos deben ser reabastecidos para poder regresar. En síntesis, de los dos aviones bombarderos Vulcan solo uno logra llegar al objetivo con la impresición de tener que bombardear desde una gran altura para no ser alcanzado por la artillería argentina. De las bombas lanzadas por el teniente Martin Withers, solo una logra impactar en la pista aérea de Puerto Argentino, provocando un daño menor y siendo rápidamente reparado por los argentinos.
Las demás cayeron en las inmediaciones de la pista, no haciendo impacto sobre ella.
La operación Black Buck sería apoyada a su vez por aviones Sea Harrier procedentes de los portaaviones británicos que navegaban en el Atlántico Sur y por tres buques que habían podido llegar a las inmediaciones de las islas que cañeoneaban a las posiciones argentinas del Regimiento de Infantería 25.
Mientras tanto, abajo en territorio argentino, se disponían rápidamente a repeler los ataques británicos. El subteniente Sánchez al mando de una unidad lanzadora misilística logra impactar y derribar un avión caza Sea Harrier.
Y por otro lado el Cabo Principal Almada, quien comandaba una unidad de artillería antiaérea, en una ráfaga de disparo logra derribar otro caza Sea Harrier. Esa primara agresión británica se cobra las vidas de los Cabos Héctor Ramón Bordón y Guillermo Ubaldo García, ambos se desempeñaban como centinelas pertenecientes a la Policía Militar de la fuerza Aérea Argentina destinados a la vigilancia del aeródromo de Puerto Argentino.
A lo largo del conflicto, la Operación Black Buck estuvo compuesta por un total de siete misiones, de las cuales dos tuvieron que ser abortadas por distintas razones técnicas, incluido el mal tiempo. En lo que respecta al éxito total de la Operación la misma terminó siendo muy cuestionada, dado que si bien se producían daños materiales que en realidad eran menores, los argentinos los reparaban rápidamente manteniendo la operatividad de la pista prácticamente hasta la finalización de la guerra.
Hasta el año 1991 la operación Black Buck fue la que registró la mayor distancia de bombardeo, aunque de éxito cuestionable,siendo superada ese año por un bombardero estadounidense B-52 en un vuelo directo desde los Estados Unidos hasta Irak durante la Operación Tormenta del Desierto.