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hace 4 horas
En instancias decisivas se encuentra la causa penal que investiga el abuso sexual en el colegio Leonardo Murialdo, que tiene como víctima a una alumna de 4 años y como acusado y detenido a un celador de la institución. A meses de ser juzgado, la defensa pide la libertad o, al menos, la domiciliaria.
El viernes pasado los abogados del imputado comenzaron a jugarse la última ficha para sacar de la cárcel al sospechoso. Los letrados Federico y Víctor Ábalos alegaron ante el juez Sebastián Sarmiento, que será quien dirima la situación.
La presentación se basó en algunas pruebas que ellos consideran que son reveladoras: en primer lugar, una serie de dibujos de la nena que, según especialistas en salud mental, evidenciarían que la pequeña venía sufriendo abusos con anterioridad al 2 de agosto pasado, día en que se radicó la denuncia.
Otro elemento importante para los abogados del celador es una captura de pantalla de un teléfono celular, que mostraría que el imputado a las 14.14 del 2 de agosto habría estado leyendo un mensaje de un grupo de WhatsApp. Toma relevancia el horario exacto de esa lectura, ya que la fiscalía tiene establecido que ese día en ese horario se produjo el abuso.
Unos 10 testimonios de personal docente y de directivos de Murialdo es también una de las herramientas que la defensa ha utilizado para demostrar la inocencia del detenido. Estos testigos habrían señalado que en el momento que se habría producido la violación, la víctima habría estado con su maestra. Para los abogados, todos estos elementos invalidarán las primeras pruebas del expediente.
Su hipótesis es que la menor venía siendo atacada sexualmente por un hombre de su entorno familiar, esto también apuntado por declaraciones que señalan a alguien con nombre y apellido.
Todo lo contrario sostiene la querella y la fiscal Cecilia Bignert, que el lunes desarrollaron sus alegatos. Desde el Ministerio Público Fiscal desarrollaron los elementos con los que cuentan para tener al hombre tras las rejas. La clave para los investigadores son los registros de las cámaras del colegio, que ubican al celador en los baños-lugar donde habría sido el hecho-, en el momento en el que la niña habría sido abusada, según los peritos. Incluso, los pesquisas creen que no fue la primera violación que sufría la víctima y que tendría como autor al mismo sujeto.
El querellante Pablo Andino acompañó lo plasmado por la fiscal y sostuvo que "tiene que seguir privado de libertad porque todas las pruebas que se han incorporado, no solo las ya valoradas sino también las que se están valorando ahora en esta audiencia, no lo sacan al imputado de la escena. Por lo tanto, en sí no es la querella la que tiene que fundamentar todas estas nuevas pruebas, sino que la defensa son los encargados de aportar pruebas que sean convincentes a los efectos de cambiar su situación dentro del expediente”, aseguró el abogado en el programa Primeras Voces de Radio Nihuil.
Con los argumentos de todas las partes ya explícitos, el viernes el juez Sarmiento decidirá si el acusado queda en libertad, logra domiciliaria o si permanece en el penal. El celador está con prisión preventiva, que había sido apelada aunque desestimada por el magistrado que entiende en la causa. Sin embargo, intervino la jueza María Alejandra Ratto e hizo lugar a la apelación.
El sospechoso se encuentra imputado por abuso sexual agravado por acceso carnal y por la calidad de guardador, delito con penas de 8 a 20 años en un futuro juicio, que se estima que podría ser a mediados de 2019.
