Francia rindió ayer un último homenaje a las 149 personas fallecidas en los ataques yihadistas de enero y noviembre de 2015 en París, aunque pocos parisinos acudieron a la Plaza de la República para la conmemoración.
El presidente François Hollande y la alcaldesa de París Anne Hidalgo inauguraron por la mañana una placa conmemorativa, al pie de un roble plantado con esta ocasión en la céntrica plaza de la República.
Fue en esta plaza donde los parisinos se congregaron de forma espontánea tras los atentados que dejaron 17 muertos en enero de 2015 -12 en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo, una policía abatida y cuatro judíos asesinados en un supermercado kósher.
Esta vez la plaza, vigilada por francotiradores desde los tejados de los edificios adyacentes, no se llenó para el último acto de una semana de conmemoraciones.
Tras la inauguración de la placa, en presencia de unos mil invitados, el cantante Johnny Hallyday interpretó “Un dimanche de janvier” (“Un domingo de enero”), una canción en memoria de la inmensa movilización que siguió los atentados de enero.
A continuación, el coro del ejército francés cantó “Les prénoms de Paris” (“Los nombres de París”), del fallecido Jacques Brel, antes de la lectura de un discurso pronunciado por el escritor Victor Hugo a su regreso del exilio, el 5 de septiembre de 1870. “Salvar París, es más que salvar a Francia, es salvar al mundo. París es el centro de la humanidad. París es la ciudad sagrada. Quien ataca París ataca a todo el género humano”, declaró entonces el autor.
Una inmensa pancarta con el lema de París, “Fluctuat nec mergitur” (Batida por las olas pero jamás hundida), se extendía por la plaza. Por la tarde se levantaron las medidas drásticas de seguridad y los todavía presentes asistieron con velas en la mano a la iluminación de la estatua de Marianne -símbolo de la República Francesa, situada en el centro de la plaza- con los colores azul, blanco y rojo de la bandera francesa.
El acto cerró un año negro para Francia, que volvió a ser golpeada el 13 de noviembre en París, cuando una serie de atentados reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) dejó 130 muertos y cientos de heridos.
Los ataques han dejado huella en el país. Desde enero, los militares patrullan las calles de París, vigilan las sinagogas, las escuelas y las mezquitas en toda Francia. El gobierno decretó en noviembre el estado de emergencia y los registros y arrestos se han multiplicado.
“Francia ha cambiado de alma. Con la adversidad se ha descubierto a sí misma, a veces para bien y otras para mal”, escribía este sábado el diario de izquierdas Libération.
El miedo suscitado por los atentados ha tenido consecuencias políticas como el ascenso de la extrema derecha en los recientes comicios regionales.
La comunidad judía se muestra cada vez más preocupada: la emigración hacia Israel (la 'aliyah' en hebreo) superó un récord en 2015, con cerca de 7.900 salidas.