El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó ayer el tratado que incorpora a Crimea a Rusia, horas antes de que Kiev anunciara que el conflicto con Moscú estaba entrando en una "fase militar", tras la muerte de un soldado ucraniano.
Ucrania y las potencias occidentales condenaron con firmeza la firma del tratado, al término de un patriótico discurso en el que Putin afirmó que la península siempre fue considerada parte de la patria rusa.
Horas después, tras la muerte de un soldado en Crimea, durante un intento de asalto a una base de Ucrania en la península, el ministerio de Defensa ucraniano anunció que los militares podrán usar sus armas "en defensa propia y para proteger sus vidas".
Según la agencia Interfax-Ucrania, un portavoz de la policía local indicó que un tiroteo en Simferopol, la capital de Crimea, causó la muerte de un militar ucraniano y de un miembro de las "fuerzas de autodefensa" rusas.
"El conflicto está pasando de una fase política a una fase militar", dijo el primer ministro interino de Ucrania Arseni Yatseniuk.
Ucrania también afirmó que se reservaba el derecho de "nacionalizar" los bienes rusos.
El Kremlin anunció que en virtud de la firma de este tratado, Crimea deja de ser territorio ucraniano y vuelve a ser parte integrante de Rusia, a la que perteneció hasta 1954.
Putin firmó el histórico tratado con el primer ministro crimeo, Serguei Axionov, y otros líderes regionales en una ceremonia en el Kremlin, a la que asistieron las dos cámaras del Parlamento ruso, los gobernadores de las regiones y el gobierno de la Federación Rusa.
Pese a la entrada en vigor inmediata de la anexión, los legisladores rusos tienen que ratificar la ley de incorporación de Crimea y la ciudad de Sebastopol, que goza de un estatuto especial y donde está amarrada la flota rusa del Mar Negro.
Respaldado por las potencias occidentales, el gobierno ucraniano anunció que nunca reconocerá la integración de Crimea en Rusia, "que no tiene nada que ver con la democracia, el derecho o el sentido común".
Las sanciones ya adoptadas contra Rusia por la Unión Europea y Estados Unidos son "inaceptables" y "tendrán consecuencias", replicó el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, en conversación telefónica con su homólogo estadounidense John Kerry.
Previamente, la canciller alemana, Angela Merkel, había calificado de "contraria al derecho internacional" la incorporación de Crimea a Rusia y Londres había anunciado la suspensión de toda cooperación militar con Rusia, incluidas las licencias de exportación en curso.
Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, pidió a los dirigentes del G7 y de la Unión Europea reunirse la semana próxima en La Haya, al margen de la cumbre sobre seguridad nuclear, para debatir sobre la situación en Ucrania.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, manifestó su "creciente preocupación" sobre Ucrania y defendió su integridad territorial pero sin condenar claramente la decisión de Putin de incorporar Crimea a Rusia.
El tratado de ayers culmina la cascada de anuncios hechos el lunes por las autoridades de Crimea, que en pocas horas anunciaron la independencia de Ucrania, la solicitud de unión con Rusia, la disolución de las unidades militares ucranianas en su territorio, la introducción del rublo y el paso al huso horario de Moscú el 30 de marzo.
Las autoridades locales anunciaron estas medidas amparadas por el rotundo éxito del referendo del domingo, cuando casi el 97% de los crimeos votaron por volver a ser Rusia y dejar de estar bajo poder de Kiev, donde gobierna un ejecutivo proeuropeo desde la destitución del presidente prorruso Viktor Yanukovich el 22 de febrero.
Sanciones occidentales
Putin, que con esta crisis ha batido un récord de popularidad desde su vuelta a la presidencia en 2012, parece impasible ante las sanciones anunciadas por la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Japón.
Las sanciones europeas y estadounidenses afectan a un número limitado de responsables rusos y ucranianos, y en principio no conciernen al presidente ruso, aunque sí a varios asesores cercanos.
La Casa Blanca apuntó contra 11 personas: siete rusas y cuatro acusadas de colusión con Rusia en Ucrania, entre las cuales Yanukovich y un consejero, así como dos dirigentes separatistas de Crimea, Axionov y Volodimir Konstantinov.
Por su parte, los ministros de Relaciones Exteriores europeos "decidieron sanciones -restricciones de visas o congelamiento de haberes- contra 21 autoridades ucranianas y rusas", anunció el ministro lituano Linas Linkevicius.