En diciembre de 2013, el entonces Ministerio de Cultura anunciaba un acuerdo con la Asociación Bancaria para utilizar en forma gratuita la casona Escorihuela-Arizu (Patricias y Gutiérrez). El edificio serviría de sede al taller encargado de confeccionar el vestuario de Vendimia, y hacer las veces de depósito de las prendas. A cambio, la provincia se comprometía a realizar tareas de mantenimiento. El acuerdo era por dos años y venció a fines de 2015.
Llegada esa fecha, desde la Bancaria ingresaron a la propiedad y se encontraron con un panorama desolador: “No pedíamos que la arreglaran, sólo que no la empeoraran. Estaba sucia, con mugre de la Vendimia del año pasado. No habían pagado el agua, la electricidad, nada”, explicó Sergio Giménez, secretario general del gremio.
Fue entonces que decidieron invitar a Diego Gareca, secretario de Cultura de Mendoza, para que viera las condiciones en las que había quedado la casona, que en 2015 cumplió 100 años. “No había asumido y lo invitamos a que la recorriera. Después de esa reunión decidimos renovar el vínculo con el nuevo Gobierno”, detalló.
Por su parte, Alejandro Pelegrina, director de Producción General y Vendimia, aceptó que pese al compromiso asumido por la gestión anterior “no le hicieron absolutamente nada. No se pagaron los servicios como agua, gas y electricidad, ni las tasas municipales”. Por esta razón, una de las primeras medidas fue pagar las deudas que se habían acumulado a lo largo de esos dos años.
Además, informó que debieron hacerse tareas de limpieza para que el equipo de vestuario pudiera empezar a trabajar en el lugar: “Empezamos desde arriba hacia abajo”, detalló.
Los arreglos
Lo más urgente fue la reparación de los balcones del edificio que, por falta de mantenimiento, corrían riesgo de romperse y caer sobre un transeúnte. "Entre agosto y octubre la Municipalidad de Ciudad nos intimó para que hiciéramos los arreglos, por eso debimos vallar la fachada", manifestó Giménez. Aunque era la Provincia quien debía hacer las obras, desde la comuna les informaron que ante la ley eran ellos los responsables.
Finalmente, al asumir Gareca se hizo un revoque fino sobre las zonas que necesitaban reparación y, tras una auditoría del municipio, volvieron a habilitar el lugar. Asimismo, se está por firmar un convenio con una importante pinturería de Mendoza.
La idea es empezar con esta tarea la semana próxima. “Vamos y a hacer un arenado para limpiar la fachada y el interior del lugar. Después se colocará una pintura epóxica (de alta resistencia)”, informó Pelegrina. Por otro lado, se colocará membrana en los techos para evitar más filtraciones y un piso fenólico que mejorará el tránsito de quienes allí trabajan. Los baños de la casona quedarán incluidos en las tareas de reparación.
Para esas refacciones, y teniendo en cuenta que la pintura no se va a abonar, se van a destinar 14 mil pesos. Las mismas se van a realizar mientras el personal responsable de realizar el vestuario trabaja en el lugar. “Lo que más nos importa es que esté en condiciones para ser ocupado por la gente que trabaja ahí. Sabemos que es mejor que estar en el sótano de Turismo”, aclaró Pelegrina.
Empezaron a confeccionar el vestuario de la Fiesta
Desde el lunes, el equipo de costureras de Vendimia puso manos a la obra para darle forma al vestuario de “Vendimia de la Identidad”, el Acto Central de la Fiesta 2016. Tras un acuerdo entre la Bancaria y Cultura, volvieron a la casona Escorihuela-Arizu.
Y lo de poner “manos a la obra” es literal, si tenemos en cuenta que, como las máquinas llegaron dos días después, sus tareas consistieron en sacar hilos en forma manual para desarmar algunos trajes que luego serán reciclados. “Valoramos mucho que las chicas hayan querido venir a trabajar aunque no tengan las máquinas”, destacó Fabián Bonada, jefe de Vestuario Patrimonial. Asimismo, señaló que se debe en parte “al amor que provoca Vendimia”.
Para Elsa Basilotta (56), una de las costureras, empezar a trabajar con sus manos es “buenísimo porque vamos ganando tiempo”. Mientras retiran y clasifican las piezas de tela, escuchan música. La buena onda que hay entre ellas se percibe al ingresar al lugar.
Sentadas en grupos, las mujeres que tendrán la responsabilidad de confeccionar o reciclar cada una de las prendas que lucirán los cerca de 900 artistas que darán vida al Acto Central, el 5 de marzo, dejan en evidencia el compromiso que sienten respecto a su función.
Dentro de un gran carro de supermercado colocaron las prendas que aún deben ser desarmadas. Ninguna interrumpe su tarea, ni siquiera para responder las consultas que se les van haciendo. “Para nosotras es un orgullo trabajar en Vendimia, reconoció Elsa Mamaní (53).
Por su parte, María del Carmen Arancibia (65) se muestra agradecida de que por quinto año consecutivo se le haya permitido ser parte del equipo de vestuario y explicó que para todas “es una gran satisfacción ver plasmado en el Acto Central lo que nuestras manos han hecho”.
Además, dejó un pedido para las nuevas autoridades de Cultura: “Todos los años nos regalan entradas para una repetición. Igual, nosotras quisiéramos que nos las vendan para elegir el día que preferimos ir”.
30% de vestuario nuevo
Respecto a los trajes que utilizarán los artistas de "Vendimia de la Identidad", Bonada precisó que en esta edición sólo se van a hacer "entre 2 mil y 2 mil quinientas piezas nuevas", de un total de "7 u 8 mil que se van a usar".
Teniendo en cuenta que se comenzó más tarde con el trabajo de vestuario que en años anteriores, bajar la cifra de vestidos a confeccionar a nuevo no es un dato menor. “Estamos esperando que nos traigan las telas nuevas que hemos pedido”, indicó Bonada.
Es importante recordar que el atraso se debió, entre otros factores, a la falta de un inventario actualizado sobre el material que había disponible para confeccionar las piezas. “Teníamos mucho material desperdiciado. Por ejemplo, tuvimos que medir telas y volverlas a enrollar”, finalizó.