El pibe juega y mete. Entiende como pocos este deporte y tiene una lectura de juego envidiable. Puede meter un pase gol desde 30 metros o derribar a un rival sin temblarle el pulso.
Damián Cabrera hace todo en el mediocampo albirrojo. Toca, juega, corre y quita. De su mano, con la compañía de Facundo Aguilera, otro que aporta, y mucho, San Martín se floreó ayer ante CEC, le quitó el sueño de la clasificación y se anotó en esa pelea que tiene varios candidatos.
La goleada 3-0 se terminó de definir cuando el CEC ingresó en “modo autodestructivo”. Porque no hay manera de explicar la agresión de Lucas González cuando apenas corrían 34’ del primer tiempo.
Ni hablar de la de Luciano Rodríguez, quien estuvo en cancha apenas 19’. Una lección de deberán aprender los hombres de Gianformaggio. Aunque el rival juegue con pibes, no se puede dar tantas ventajas.
El resto fue del Chacarero, que entendió eso de hacer correr el balón desde varias fechas y lo viene imponiendo con mucho criterio, con Cabrera y Aguilera como ejes de circulación, y sumando a Román Cepero a esa línea de creación.
Arriba, Pablo Francés entendió que su habitat es el área y ya no corre sin sentido detrás del balón. Su gol, el que abrió el camino a la goleada, es de un “9” definido. Aprovechó el rebote en el arquero y definió con el arco a su merced.
Y cuando el rival presiona, cuando el rival se viene en malón, aparece el “5” para contagiar a sus compañeros con su entrega, con su coraje para correr a todos.
El plus lo aporta a partir de esa lectura del campo que lo deja bien parado de frente a la acción. Es simple en su juego, como San Martín. Quita y toca. Nada de gambetas improductivas ni que le quiten vértigo al juego.
Porque el León es vertical en grandes lapsos del juego. Intenta por un costado, por el otro, con remates desde afuera (Nicolás Tersigini se anota en este rubro) y los goles comienzan a aparecer.
Era una cuestión pendiente y ayer la saldó. No había ganado nunca por más de un gol de diferencia. Tampoco había ganado dos encuentros de forma consecutiva y también lo consiguió.
Es cierto que tiene muchos equipos por encima el conjunto albirrojo, pero debe jugar con todos y llega con el ánimo en alza tras las dos victorias consecutivas. Hay confianza para lo que vendrá, el equipo comienza a salir de memoria y ahora se viene Argentino, una prueba para saber si está para más. Por ahora le alcanza.