Aviones militares turcos despegaron anoche desde la base de Diyarbakir (sureste) para realizar una nueva serie de ataques aéreos contra objetivos del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en territorio sirio.
Otros aviones que despegaron del mismo aeropuerto militar, atacaron varios campos rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al norte de Turquía.
Con un primer ataque ayer por la mañana, Turquía entró de lleno en la lucha contra el EI ayer con los primeros bombardeos aéreos, en tanto la policía llevaba a cabo un vasto operativo antiterrorista en todo el país.
Cuatro días después de un atentado suicida atribuido al EI que dejó 33 muertos en la ciudad turca fronteriza de Suruc (sur), ayer a las 4 de la madrugada, 3 cazas F16 de la Fuerza Aérea turca bombardearon posiciones yihadistas en territorio sirio, en la zona fronteriza situada frente a la ciudad turca de Kilis (sur).
“La operación contra el EI ha cumplido su objetivo y no se detendrá, afirmó ante la prensa el primer ministro turco Ahmet Davutoglu. “El menor movimiento que amenace a Turquía conllevará la reacción más severa”, insistió el jefe del gobierno islamoconservador. “Tomaremos todas las medidas necesarias para proteger nuestras fronteras”.
Davutoglu subrayó que el bombardeo se produjo en represalia por el ataque del jueves de combatientes extremistas contra un puesto del ejército turco en la región de Kilis, en el que murió un suboficial y dos soldados resultaron heridos.
Este enfrentamiento directo llega además tras el atentado suicida cometido el lunes en Suruc (sur), que dejó 33 muertos y un centenar de heridos entre jóvenes activistas de izquierda pro kurdos que iban a participar en la reconstrucción de la ciudad siria de Kobane.
Un responsable turco que prefirió el anonimato indicó que los bombardeos de ayer tenían también un objetivo “preventivo”. “En las últimas semanas nos han llegado informaciones mostrando que el EI se está armando”, declaró.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), 9 combatientes del EI murieron en los ataques turcos.
La situación estaba tranquila ayer en el sector, patrullado por importantes efectivos militares a lo largo de la frontera.
Seguridad reforzada
“Hacía dos días que esperábamos que ocurriera algo. Había mucha tensión”, declaró un responsable del pequeño pueblo de Beylerbeyi, Ahmet Solak. “He oído aviones esta noche (por anoche), pero no me planteo huir por los combates. Apoyo al ejército turco, así que me quedo”, añadió.
Hasta ahora acusado de complacencia con el EI, desde el atentado de Suruc, el gobierno de Ankara ha reforzado su combate contra los yihadistas.
El presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, confirmó ayer que Turquía había autorizado a Estados Unidos llevar a cabo ataques aéreos contra objetivos yihadistas en Siria o Irak desde varias de sus bases, entre ellas la de Incirlik (sur). “Se utilizará en un marco determinado”, dijo Erdogan sin dar más detalles.
“La apertura de la base sugiere que Turquía quizás no podrá tener un papel eminente, aunque sea posible, sino un papel de apoyo más activo”, consideró Aron Stein, experto del Atlantic Council Rafic Hariri Center de Beirut.
Hasta la fecha, Ankara había permanecido de brazos cruzados ante el EI en Siria, rechazando intervenir militarmente de forma directa en apoyo a las milicias kurdas, por temor a la formación de una región autónoma hostil en el norte del país.
Ayer por la mañana, las autoridades turcas lanzaron un vasto operativo contra presuntos miembros del grupo Estado Islámico en 13 provincias del país.
La operación también estaba dirigida contra rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que el miércoles reivindicó la ejecución de dos policías en Ceylanpinar (sur) a los que acusaban de connivencia con los yihadistas.
Según Davutoglu, hubo 297 detenciones en 16 provincias de personas sospechosas de pertenecer a un “grupo terrorista”, entre ellas, 37 extranjeras. En la operación murió una militante de extrema izquierda en un tiroteo con la policía.