Una de las materias pendientes de Mendoza durante décadas se centraba en las falencias en la explotación turística de las innumerables riquezas naturales con que cuenta. Sin embargo, la situación cambió diametralmente en los últimos años y ahora la provincia se ubica en el cuarto lugar de destino más elegido en el país y en el 16º entre los 25 de Suramérica, de acuerdo con un estudio realizado por uno de los sitios web más reconocidos en el mundo.
El turismo tiene una importancia fundamental en la economía y en el caso de Mendoza se ha convertido en una de las principales fuentes de ingreso. Una de sus virtudes radica en la amplia distribución de los aportes en razón de que no sólo ganan los hoteles y restaurantes, sino también el comercio en general y las decenas de actividades paralelas que se benefician.
No quedan dudas de que fue la actividad vitivinícola una de las que aportó para que ese gran cambio positivo pudiera lograrse. Porque las bodegas no sólo realizaron inversiones en tecnología para mejorar la calidad de los vinos, sino que ampliaron su actividad y consiguieron implementar una oferta de turismo enológico que se ha multiplicado con el correr de los años.
Mendoza ya no es sólo el Aconcagua, el Parque o la plaza Independencia, sino que los visitantes pueden practicar andinismo, rafting o disfrutar de la nieve a pocos kilómetros de la ciudad. Sumado a ello, las visitas a bodegas o un incipiente turismo rural que se distribuye a lo largo y ancho de la provincia.
De acuerdo con la información suministrada por un sitio especializado, algunos lugares como Las Leñas, Villavicencio y sus 365 curvas para llegar hasta Uspallata, el Cerro de la Gloria, el Acuario y las bodegas han tenido calificaciones muy positivas por parte de los turistas, tanto nacionales como extranjeros.
Pero no todos fueron elogios. Entre los aspectos negativos, los turistas señalaron los problemas de limpieza en la plaza Independencia, en el Zoológico y en otros sitios; falencias que no deben ser atribuibles sólo a las autoridades municipales o provinciales, sino también a los propios mendocinos que hemos perdido aquella cultura que llevó a calificar a la Capital como “la ciudad más limpia del país”.
Otro de los aspectos que cabría considerar es el de los precios. De acuerdo con un índice barrial realizado días pasados, nuestra provincia quedó ubicada como la más cara de 2013, donde los precios subieron un 8,3% más que en otros sitios relevados.
Todo turista prioriza -salvo contadas excepciones- el del gasto a realizar, a lo que debe sumarse el hecho de que no existe un motivo valedero para que en Mendoza los productos aumenten más que en otros lugares. Habría que tomar en cuenta el ejemplo que dio España, quien multiplicó geométricamente su turismo al impulsar uno económico frente a su imposibilidad de competir con el glamour de Francia, las bellezas naturales de Inglaterra o la historia de Italia y Grecia.
En materia de turismo es mucho lo que se logró en los últimos años. Sólo recorrer la Peatonal o nuestra principal arteria permite observar la cantidad de miles de visitantes que llegan a Mendoza.
Una situación que se repite cuando se recorren sitios históricos, alta montaña o bodegas, que en muchos de los casos permanecen abiertas los 365 días del año. No obstante, hay aún mucho por corregir y para ello nada mejor que atenernos a las críticas de los propios visitantes. Todos los mendocinos debemos trabajar para recuperar aquella ‘ciudad más limpia’ y para generar una oferta económica accesible, lo que corre por cuenta de la actividad privada.
