Oscar Aventin, ex presidente de la ACTC, se fue por la puerta de atrás de la entidad que lo tuvo como máximo referente durante diez años. Ahora, a poco más de cinco años de su salida poco clara, está recobrando fuerza junto a sus laderos que siempre estuvieron a su lado para regresar con más fuerza y mover los cimientos de su antecesor, Hugo Mazzacane, a quien ve desbordado y débil -por distintas situaciones- al frente del Turismo Carretera.
Mientras Mazzacane está siendo investigado por la justicia tras una averiguación de la AFIP por una causa de facturas truchas, además de ser cuestionado en la intimidad por los propios integrantes de la categoría por la incesante suba de los costos para correr en el TC, de enfrentar grandes dificultades para sostener en pie a su productora televisiva que pone en jaque a la economía de la institución y la continua sospecha en la transparencia deportiva de la categoría mayor y sus divisionales teloneras; Aventín reúne a su gente de confianza a la espera del momento oportuno para dar el gran paso.
Mazzacane fue elegido nuevamente como presidente de la ACTC en septiembre de 2017, tras la Asamblea de los socios que no tuvieron otra alternativa para votar, ya que no hubo ningún otro candidato que se presente. Pero el responsable de dirigir los destinos de la categoría más popular de la Argentina sabe que el clan Aventín (Oscar y su hijo Diego) se mueve sigilosamente desde la periferia. Y no se queda quieto. El dirigente platense puso énfasis en los últimos tiempos en abrir las puertas de Bogotá 166 para que lleguen pilotos en actividad a la comisión directiva, como Christian Ledesma, de asociar a los nuevos como Facundo Ardusso, e “indultar” a un histórico como Fabián Acuña para que vuelva al TC, luego de haberlo “ayudado a salir” hace más de dos años. Por citar algunos ejemplos.
También, en diciembre de 2018, se encargó personalmente de invitar a una cena de fin de año a viejos socios que se habían alejado desde hace tiempo de la órbita teceísta, con el objetivo de “manda” un mensaje de unión, buscar respaldo y poder político en un clima interno que dejó de ser tan favorable para el líder teceísta, al mismo tiempo que la sombra de Aventín comenzó a sentirse con mayor fuerza.
Incluso, en la cita del TC en Olavarría, en 2018, salieron a la luz panfletos en los boxes del autódromo con el mensaje: “Vuelve el Puma”. Pero no solamente pasó eso. Hace dos semanas circuló una foto donde se veían varias copias de una recordada tapa de la revista Corsa con la foto de Oscar Aventín y el título “El Señor TC”, que se habría visto en las cercanías de la ACTC. Luego, le siguieron horas movidas para la institución. Primero, con el rumor de un nuevo allanamiento al edificio de la entidad en el barrio de Caballito, ese mismo viernes; y con la carta anónima que apareció, dos días después (el domingo a la mañana), en los boxes del Autódromo “Roberto Mouras” de La Plata, con una denuncia que apuntaba a una anomalía técnica en el Chevrolet de Daniel Nefa, en el TC Mouras, que llenó de sospechas al mundo TC.
Oscar Aventin está afuera, pero sabe con precisión los movimientos de la cúpula de la ACTC. Sabe qué dirigentes -y por qué- van o dejan de ir a las carreras de TC y de sus teloneras. Se informa del día a día. Sigue en contacto con gente que trabajó con junto a él y que sigue adentro del edificio de Caballito. Y desde hace un tiempo procura acortar distancia y recomponer relaciones con viejos amigos que el tiempo fue enfriando.
Aventín está con los ojos bien abiertos y está atento a los frentes abiertos que tiene la ACTC y apunta a “los juicios laborales, los problemas financieros, los conflictos internos y los gastos desmedidos” como los problemas más preocupantes en la actual gestión. Según pudo investigar Carburando, “el Puma estaría dispuesto a volver si el TC lo necesitara”, tal como le aseguró a ese medio una fuente muy cercana al ex presidente de la ACTC. Una situación que incomoda y moviliza al Turismo Carretera.