Quede claro que nada hay que objetar a que la gente viaje y haga turismo en el exterior o compre autos caros. Están en todo sus derecho y más aún cuando se ajustan a las reglas de juego económico que impone el gobierno.
Aquí lo queremos es reflexionar sobre las reglas de juego y cómo ellas inducen conductas de las personas cuyos resultados son contrarios a lo que el gobierno propone. Más grave aún, cómo reglas de juego discrecionales y arbitrarias implican un trato profundamente desigual para personas en iguales situaciones.
El tema de la demanda de viajes al exterior y la venta de autos tienen relación directa con el atraso del tipo de cambio y el cepo al dólar. La prohibición de adquirir dólares para ahorrar pero no para viajar fuera del país, sea en forma directa en la primera etapa del cepo o por medio de pago con tarjeta de crédito más adelante, incentivó -como es lógico- los viajes.
Este consumo tenía, tiene aún con limitaciones, la ventaja que el paquete íntegro del viaje podía comprarse pagando en pesos al tipo de cambio oficial, más un cargo del 20% a cuenta del pago de impuesto a las ganancias.
No hace falta demasiada explicación para advertir que en la medida que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, blue o como quiera denominarlo se iba ampliando, mayor incentivo a demandar viajes al exterior.
A ello se agrega que una gran cantidad de bienes, los de tecnología más avanzada y de mayor calidad resultan más baratos en los países de destino del turismo.
Pues entonces combinación perfecta, paseo y buenas compras. Los sujetos económicos son racionales maximizan su bienestar y así lo logran con las reglas de juego que les impone el gobierno.
Los resultados de esta política están a la vista: según datos del INDEC para el primer semestre del año, y considerando solamente las salidas y entrada por el Aeroparque y Ezeiza, el déficit del balance de turismo asciende a 302 millones de dólares. Ha descendido la cantidad de viajeros que llegan y aumentado los que salen del país, además ha disminuido la cantidad de dinero que gastan los turistas extranjeros.
Esta situación es aún más acentuada en Córdoba, única provincia con vuelos internacionales directos. Las salidas se incrementaron 6,1% mientras los arribos disminuyeron 14,1%, datos bastantes similares a los que se mencionan para el caso de nuestra provincia.
La conclusión sobre el turismo es similar a la de otros sectores, como la energía por caso. El país ha pasado de un superávit a un déficit en el balance del intercambio, tanto en cantidad de personas como en valores. Cabe agregar que lo que está barato para salir es caro para quien entra. Nuestro país se ha convertido en dólares oficiales en uno de los más caros del mundo.
El fenómeno del notable incremento de la venta de automóviles se explica por las mismas causas que el turismo. Si no se puede ahorrar en dólares y las tasas de interés que pagan los bancos es muy inferior a la inflación real, un refugio es la compra de autos.
Pero aquí también el atraso cambiario hace de las suyas, los automóviles de más alto precio todos importados son los más demandados y la razón es que su precio se fija en dólares al tipo de cambio oficial y se paga en pesos. En consecuencia están muy baratos proporcionalmente habla ndo.
Conclusión final: no sólo no se ha evitado la salida de divisas, sino que aumenta en los rubros señalados. Por otro lado los sectores beneficiados por estas absurdas reglas de juego no parecen ser los de menores recursos. Más bien parece una redistribución del ingreso al revés.
