Turismo, actualidad y futuro

En la última década, la actividad turística local tuvo un crecimiento exponencial merced al aporte realizado por las bodegas en el denominado turismo enológico. El sector se ha impuesto como meta duplicar la cantidad de visitantes en la próxima década.

Turismo, actualidad y futuro

Los hechos lo ratifican en cada fin de semana largo. Las calles de Mendoza se pueblan de turistas y la provincia se ha convertido en uno de los polos de mayor atracción en el país, luego de la Costa Atlántica o las sierras de Córdoba, que fueron las que históricamente lideraron la recepción de visitantes. Se ha trabajado mucho y bien en los últimos años, pero quedan algunas tareas por cumplir para seguir creciendo en la denominada industria sin chimeneas.

Hasta no hace mucho tiempo atrás, Mendoza era conocida por el atractivo natural que brindaba la montaña, a lo que se sumaban los aportados por la mano del hombre, como el parque General San Martín con su Cerro de la Gloria, el arbolado público y la reconocida bonhomía del mendocino para recibir a los visitantes. El sur de la provincia, especialmente San Rafael, supo también posicionarse a nivel nacional, a punto tal de lograr su propio reconocimiento en la materia.

Dentro de ese esquema, no quedan dudas de que el gran aporte para la captación de turistas estuvo dado por el denominado turismo enológico. Las empresas, además de realizar fuertes inversiones, tanto en viñedos como en bodegas para mejorar la calidad de los caldos, decidieron derivar sus ingresos también a la construcción de sectores para la captación de visitantes y, si bien en un principio lo hicieron para "fortalecer la fidelidad de los clientes", como lo manifestó un bodeguero, poco a poco descubrieron que también se abría una importante fuente de ingresos. Sólo por mencionar uno de los aspectos, puede indicarse que una bodega del Este mendocino recibe mensualmente la visita de más de 3 mil personas.

Cabría indicar también que no se trató de esfuerzos individuales. Se trabajó en conjunto, se establecieron los denominados "caminos del vino", a los que se fueron sumando otros tipos de eventos, como el exitoso ciclo "Música clásica por los caminos del vino", que se realiza anualmente durante la Semana Santa. En algunos casos, a ese turismo enológico se sumó también el del aporte del aceite de oliva, lo que abre una brecha interesante no sólo desde el plano del turismo sino también desde el de la diversificación económica que permite instalar un producto con calidades tan importantes como las del vino.

El sector ha decidido también mirar hacia el futuro y continuar creciendo. Ha encarado una campaña destinada a promover el enoturismo, que tiene por objetivo partir de los 1,46 millón de turistas que se alcanzaron el año pasado para sumar anualmente visitantes y llegar a los 2,85 millones en 2020, con una tasa de crecimiento del 10 por ciento anual. De todos modos, la oferta no sólo se centra en Mendoza, que se fortalece como la principal provincia vitivinícola del país, tanto en producción como en captación de visitantes, sino que se expande hacia el resto de las zonas vitivinícolas, razón por la cual se cuenta con el apoyo del Ministerio de Turismo de la Nación.

El turismo es una de las actividades económicas que tiene una mayor y mejor distribución de ingresos, ya que no sólo vive el hotelero y el sector gastronómico sino que lo hacen también las empresas de transporte y los negocios en general. Hay que seguir trabajando en la materia y especialmente en el plano de la seguridad de los visitantes. Hechos lamentables como el sucedido días pasados en el parque General San Martín generan un daño enorme a una actividad que está en permanente expansión.

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