Desde el mes pasado, la Justicia Civil ya ha determinado, en primera instancia, la responsabilidad de TurBus en cinco casos y se espera que otras demandas sigan el mismo camino en los próximos meses.
La Justicia Civil local no sólo tuvo en cuenta las lesiones físicas sufridas en el siniestro, sino también el "sufrimiento espiritual" padecido por los demandantes, quienes vivieron verdaderas "escenas de terror", lo que no impidió que algunos realizaran acciones heroicas pese a estar lastimados.
Una de las víctimas cuenta que, tras el accidente, “se encontró apilado en una pila de cuerpos muertos”; otra, que tras ayudar a rescatar a los heridos “completamente en estado de shock percibió que su espalda no podía soportar más peso ni dolor”
La mayor demanda pagada hasta el momento es a un ciudadano haitiano que viajaba en el colectivo siniestrado en febrero de 2017. El extranjero deberá recibir 1.223.496 pesos de manos de la Empresa de Transportes Rurales LTDA y de H.D.I Seguros S.A.
Una ciudadana chilena que ganó su juicio civil deberá recibir 732.760 pesos por daños y perjuicios.
Además, otros tres argentinos le han ganado demandas civiles a la empresa chilena, embolsándose con 676.400, 796.800 y 676.800 pesos, respectivamente.
Lo que hace un total de 4.079.256 pesos, cifra a la que se deben sumar los intereses correspondientes, según lo ha establecido en cinco demandas distintas el juez Alfredo Dantiacq, del Tercer Tribunal de Gestión Asociada.
Según el juez, la empresa tenía “la obligación de seguridad consistente en la exigencia de llevar a los pasajeros a su lugar de destino sanos y salvos, lo que en el caso se traduce no sólo en contar con unidades aptas y debidamente acondicionadas para el traslado, sino también en la selección adecuada de quiénes materializan el acto de traslación y su supervisión”.
"En este caso, el deber de responder surge patente ante el incumplimiento de la obligación de resultado de llevar sano y salvo a su lugar de destino al pasajero", agregó el magistrado.
Escena infernal
El 17 de febrero de 2017, una unidad de TurBus que se dirigía a Santiago de Chile volcó cuando transitaba por el kilómetro 1223 de la ruta 7, a la altura de la "Curva de Yeso", debido al exceso de velocidad.
En su demanda, el ciudadano haitiano que estaba visitando Mendoza explicó que "los cuerpos, bolsos y demás equipajes que llevaban los pasajeros volaron por el interior del vehículo golpeando y lesionando a los pasajeros y quedaron esparcidos a lo largo de todo el vehículo, sumados a las partes rotas del colectivo que provocaron una escena infernal para los pasajeros y que se transformaría en una sucesión de intensas penurias y sufrimientos en la odisea de salir de la unidad volcada para los pasajeros que sobrevivieron".
El extranjero sufrió una importante lesión en una de su piernas y, por el daño moral, el juez Dantiacq estableció la suma de 500.000 pesos que podrá destinar "a la adquisición de bienes o actividades placenteras para mitigar el dolor padecido y afrontar asimismo la terapia psicológica recomendada".
Dolor, terror y heroicidad
En la demanda ganada por un joven mendocino, que había sido operado por una hernia de disco con anterioridad, se puede leer que "su dolor se agravó en gran medida por el vuelco protagonizado y además por la fuerza que debió efectuar para salir de la unidad y debiendo volver a la misma que se encontraba llena de gritos de desesperación y llantos desgarradores para ayudar a quiénes podían ser salvados".
"Una vez que logró salir otra vez de la unidad, aturdido, confundido y completamente en estado de shock, percibió que su espalda no podía soportar más peso ni dolor ya que posee clavos en la misma, lo que se sumó a los dolores que experimentó por todo el cuerpo", completa el escrito.
Otro mendocino cuya demanda prosperó indicó que el panorama vivido fue dantesco y caótico, con gritos, llantos y lamentos. Una vez afuera de la unidad, "percibió que su hombro se le había salido del lugar, es decir, tenía una luxación, dolor que se sumó a los que experimentó en todo el cuerpo".
La mujer que ganó la demanda indicó que "dos días después del accidente comenzó a sentir numerosos dolores en la parte costal y lumbar y a experimentar vómitos. El impacto mental del hecho fue muy intenso. Realizó tratamiento psicológico en el hospital Lagomaggiore dónde estuvo unos días internada luego del accidente. En la actualidad continúa concurriendo al mencionado nosocomio para ir a sesiones de psicología y seguir con el consumo de ansiolíticos", según la demanda.
Uno de los demandantes indicó que "a raíz de que viajaba con el cinturón de seguridad, se mantuvo ajustado a su asiento en el momento de vuelco. Cuando éste cedió y cayó sobre el lado de la unidad, se desmayó. Al despertar, pudo salir una vez que apartó la gente muerta que tenía sobre su cuerpo".
"Pudo salir de la unidad gracias a su condición física y con la creencia de que caerían irremediablemente al río. Es en ese panorama que pudo observar que desde dentro del micrómnibus sólo se sentían gritos y gemidos de desesperación, llantos desgarradores.
"Es así que volvió a desmayarse. Al despertar, se encontró apilado en una pila de cuerpos muertos y al reintegrarse pudo constatar que se lo había incluido en una lista de personas fallecidas", según el relato en el expediente.