Los chicos de la Compañía de María de Tupungato saben que la de separación domiciliaria de residuos no funciona si el sistema municipal no acompaña.
Conocen de cooperativas que dignifican el trabajo en basurales. Pueden dar cátedra sobre el circuito de los residuos urbanos en su departamento. Por haberla vivido, entienden la batalla política que las buenas ideas deben dar en los Concejos Deliberantes y en la Legislatura. Y sobre todo... saben que el cambio “empieza por casa”.
Hoy son gestores ambientales concretos en su comunidad y es porque se animaron a aprender fuera del aula y a tomarse en serio lo que estudian. Podrían haberse quedado con el proyecto de clasificación de residuos que el actual tercer año armó para una Feria de Ciencias del 2015, pero hoy no estarían sentados a una mesa de diálogo discutiendo políticas municipales para mejorar el lugar donde viven.
En el último tiempo, toda la escuela se ha involucrado en la temática. Siguieron distintas líneas de acción e investigación, dejaron en espera algunos proyectos por ambiciosos, a otros para que sigan su curso legislativo y mientras tanto inventaron... el “carpetómetro”.
“Es un desafío que está más al alcance de nuestras posibilidades. Porque para lo otro necesitamos muchos recursos y gestión”, explica Anabella Rebeco. La alumna de segundo año, Guadalupe Saud, eligió el nombre en alusión al chupetómetro de Carlitos Balá. Es un punto del colegio donde todas las familias colocan el papel que desechan, sobre todo las carpetas completas a fin de año.
“El papel será vendido en volumen a una empresa que trabaja con reciclado y las carpetas, folios y libros, regalados a bibliotecas o escuelas que lo necesiten”, detalló Camila Giaquinta. El proyecto fue declarado de interés departamental y cuenta con media sanción del Senado para la declaratoria de “interés provincial”. Sin embargo, la mejor noticia es que será replicado a fin de año en las 90 escuelas de Tupungato.
“Empezó como una idea tan chiquita y no podemos creer que hoy tenga un impacto tan grande”, reconoció entusiasmada María Mansilla, directora del colegio P74 Compañía de María. Como parte del proyecto de 'Responsabilidad social y ciudadana sustentable', los estudiantes saldrán a promocionar el uso del 'carpetómetro' en otras escuelas.
El camino del saber
Tres enormes y coloridos tachos fueron el material que presentaron aquella vez en la Feria de Ciencias. Querían fomentar la separación de residuos desde la casa. “Después nos dimos cuenta de que no sirve de nada si no existe un sistema que acompañe, si después todo va a parar al mismo lugar”, expuso Mercedes Viotto, quien señaló que todo fue prolijamente registrado en un “libro de campo”.
Tras la búsqueda de una solución; docentes y directivos realizaron cursos en el IES 9-009, trabajaron con la ONG Valos, convocaron a Andrea Nallim para que expusiera sobre chatarra electrónica, visitaron el COINCE (Planta de Tratamiento de residuos domiciliarios del Valle de Uco) y descubrieron que su capacidad ha quedado chica, buscaron experiencias de empresas que reciclen y compren materiales y se interiorizaron sobre cooperativas para mejorar la calidad de vida de quienes hoy viven de la basura.
Ese caminar los llevó a los sitios donde se discuten y sancionan las leyes. Pidieron la banca del vecino en el CD local y expusieron su preocupación y su iniciativa. Ya lo han visitado tres veces más y ahora el mismo municipio los invitó a integrar una mesa de diálogo por el tema.
En la Legislatura, la senadora Norma Corsino presentó la idea y votaron por unanimidad a favor de que el 'carpetómetro' se replique en la provincia. Claro que en este devenir los chicos perdieron ingenuidad y acentuaron su mirada crítica.
“Al principio, los políticos ni nos escuchaban, estaban con sus celulares, no nos prestaban atención. Quizá porque no creían que algo interesante podía venir de alumnos”, dijo Milagros Miranda.
“Es una señal de cómo está la sociedad, si queremos cambiar algo debemos empezar por escucharnos”, sentenció Candelaria Gotardini.