Tupungatinos reviven el club social y deportivo

La entidad fundada en 1943 parecía que había quedado en el olvido, pero dirigentes, socios y vecinos lograron reactivarla. Sumarán dos canchas y otros servicios.

Tupungatinos reviven el club social y deportivo

Hace un año asumieron el desafío de devolverle la dinámica al viejo Club Social y Deportivo Tupungato, el mismo que crearon los primeros vecinos del departamento en 1943. En los próximos días -con la inauguración de 2 canchas de tenis, la ampliación de los servicios deportivos y un registro de socios que se triplicó en doce meses- celebrarán el comienzo de una nueva etapa y nuevos proyectos.

La comunidad tupungatina conserva un fuerte vínculo con esta entidad, porque es la única de estas características en su geografía, porque se encuentra en pleno centro de la villa cabecera y porque está muy arraigada a la historia local. Entre los primeros socios y autoridades del club, se encuentran personajes muy queridos; como el primer doctor del pueblo Ernesto Piaggi o el párroco José Fernández.

Quizá fue este afecto popular el que evitó que el mentado "Club Social" se apagara víctima de la desidia. Las autoridades están felices por las nuevas instalaciones y servicios, pero más aún "porque se ha triplicado la familia del club". Desde que anunciaron su recuperación el año pasado, se han incorporado cien nuevos socios y hay muchos más esperando ser visitados para inscribirse.

Poco a poco, el predio frente a la terminal de ómnibus de Tupungato (en Las Heras y Chaca) va adoptando la forma que exponen los planos diseñados para la refuncionalización. Con el esfuerzo de los socios (sobre todo los nucleados en la subcomisión Tenis), desde hace 15 días están listas las dos canchas de este deporte, que exponen las medidas reglamentarias de cualquier torneo internacional.

"Todos han colaborado. Ahora sólo quedan los detalles menores y colocar la cartelería de los sponsors", se entusiasmó Marcelo Baigorria, encargado del área. Contó que ya han comenzado a inscribir a alumnos -desde los cuatro años y sin límite de edad para mayores- para la Escuela de Tenis y adelantó que se están capacitando para trabajar -también- con chicos y jóvenes con capacidades diferentes.

Dante Olmedo, presidente de la institución, expuso que también se realizaron mejoras en el parquizado y remodelaron las dos canchas de paddle. "Ahora, falta avanzar en la construcción de un SUM (salón de usos múltiples) tipo quincho, para que los deportistas puedan esperar o reunirse protegidos del sol o del frío", adelantó este referente.

Entre las metas que se han propuesto y aún falta conseguir, está la construcción de un muro para realizar palestra y la tan ansiada reinauguración de la piscina, objetivo que quieren cumplir antes de que llegue el verano. "No llegamos el año pasado, porque nos quedamos esperando la ayuda de un privado, que nunca llegó. Ahora, encararemos la obra con dinero propio", sostuvo Olmedo.

La falta de infraestructura deportiva en Tupungato destinada al entrenamiento y la contención familiar es uno de los motores que traccionó el aumento y ampliación de la oferta. Hasta hace unos meses atrás, el club sólo brindaba la posibilidad de practicar fútbol, algo de boxeo y bochas.

Además, presta las instalaciones para prácticas de adolescentes y jóvenes guiadas por profesores del polideportivo departamental Francisco Rizzo. Ahora -no sólo vivencia la reciente incorporación del tenis y paddle- también se fueron sumando las clases y prácticas de patín artístico, fútbol de salón, voley, etc.

Punto de encuentro

La primera acta del club fue firmada en 1943. Allí aparecen los nombres de personas que tuvieron mucho que ver con la historia del pueblo de Tupungato. Monseñor Fernández -hay una calle en la ciudad que lo recuerda- fue un curita muy querido y un apasionado del fútbol.

Él estuvo, junto al doctor Piaggi, entre las primeras autoridades de la institución. También participaron los vecinos fundadores de Tupungato: familias italianas, españolas y árabes.

En 1972, se construyó el enorme salón del club, que al principio funcionaba como el polideportivo del pueblo y que supo ser escenario de incontables eventos sociales, religiosos y deportivos  de la comunidad.

Este Club siempre fue un punto de reunión clave para la comunidad.  Una de las ventajas es que se alza como una isla verde en plena villa tupungatina.

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