Desde hace más de una semana, tanto Nélida Rojas, como su marido Ramón Martínez, sus hijas Carla y Leonela, y su hermano, Ángel Rojas, están detenidos. En total, son 24 las imputaciones contra la líder de la Túpac Amaru, que es acusada de asociación ilícita, extorsión, estafa, usurpación en la modalidad de desalojo y coacción agravada. Algunas de estas carátulas también recaen sobre el resto de su familia.
Una de las afectadas puso voz a esas carátulas judiciales y contó cómo fue la historia que la enfrentó a Nélida Rojas y a la Tupac. La mujer, denunciante y víctima, al principio dudó en dar a conocer su testimonio, ya que desde hace dos años busca que los medios y la gente la escuchen. Finalmente, accedió y destacó que lo que a ella le sucedió, también le pasó a muchos otros.
Se trata de Milena Gómez, una mamá de dos niños que hoy vive en el primer barrio y que se constituyó como querellante en la causa. Ella estuvo seis años trabajando en una cooperativa de la Tupac. “Fueron años de sacrificio, dejando a mis niños para que me los cuidaran, para que no me sacaran de la noche a la mañana de un listado que sí existía”, relató.
“Yo estaba al día con las cuotas y con los viajes. Nos pasaba que nos avisaban algunos días antes que había que ir a Jujuy o a Buenos Aires, y había que conseguir sí o sí la plata. Yo fui varias veces, me los pagaba yo, y en otras tuve que poner plata, porque no podía ir pero me exigían que les pagara a otros. Algunas veces eran 1.300 o 1.500 pesos”, contó Gómez.
“Había que ir a las marchas al IPV o a la municipalidad. Para todo había que pagar: las cuotas, viajes, bingos. Todo era negocio. Había que comprar las banderas de la Tupac, las remeras. Si no las tenías, no podías participar”.
A cambio, Gómez tenía asignada una casa en el primer barrio, de la que tenía llaves y un cartel que la identificaba. Según contó, iba dos o tres veces por semana a limpiarla. “Incluso me habían hecho la encuesta social”, acotó.
El hecho puntual que la enfrentó con la organización fue un ataque al hígado que tuvo a principio de 2015 y que le obligó a ausentarse tres días. “Cuando volví, mi delegada me dijo: 'Doña Neli te ha dejado afuera'”, escuchó. “Ella (por Rojas) iba a la municipalidad y decía quién no iba a estar y llevaba los datos de la gente a la que le vendió la casa”, describió.
A partir de ahí, Gómez intentó hablar con Rojas pero no pudo lograr que la organización le devolviera su casa. “Me fui hasta mi casa y había otra mujer que dijo que la había comprado por 30 mil pesos. Yo le expliqué que estaba al día en los pagos por esa casa y que tanto a ella como a mí nos habían estafado”, recordó.
Acto seguido, Gómez intentó hablar nuevamente con Rojas para defender su casa, aunque sin éxito. “Todo fue gritos y malos tratos, me dijo: “A mí no me pongás tus hijos por delante'”, fue la respuesta entre insultos.
Esto sucedió en abril de 2015. Con la negativa, Gómez dejó el lugar que alquilaba y se mudó, con su llave en mano, a la que sería su casa, aunque no tenía piso ni baño.
“Forcejearon la puerta con un fierro; golpeaba, insultaba -relató sobre la reacción de Rojas y su familia-. Yo estaba con mis hijos. Todo terminó cuando llamé a la Policía y le dijeron que esto lo iba a decidir la Justicia”. El fallo demoró seis meses y fue favorable a Gómez, al comprobarse que no se trataba de una usurpación.
Con la resolución de la Justicia, la Tupac tuvo que terminar la casa, como ya había hecho con las otras.
“Yo he visto a gente que le rogaba: “Doña Neli, no me quite la casa”. Se manejó siempre como una persona muy autoritaria, prepotente”, contó la primera denunciante.