El cielo a orillas del río Tunuyán amenazó con algunas nubes, pero al contrario de años pasados, esta vez cedió ante la magia y el entusiasmo de más de 25 mil personas dispuestas a disfrutar de la Vendimia Carrusel de Sueños.
Pasada la medianoche y antes de que Luciano Pereyra cautivara en un predio tonadero que desbordaba de gente, los tunuyaninos coronaron a Paulina Cramero D'Angeli, quien sonaba desde el principio como una de las favoritas.
"Gracias por sobre todo a los trabajadores vitivinícolas, que hacen posible esta fiesta y que no siempre son reconocidos como merecen", dijo en su primer discurso la esbelta joven de 20 años, que representó al Club de Leones de Tunuyán.
Desde el primer voto, Paulina demostró ser la predilecta y terminó imponiéndose por 79 votos contra 32 en el escrutinio tunuyanino. Así, dejó a Agostina Milagros Olmedo -representante del distrito Colonia Las Rosas- la tarea de ser, por un año, la embajadora del Festival Nacional de la Tonada.
La vida como un carrusel
Desde las pantallas; la imponente imagen del río Tunuyán surcando las montañas fue el puntapié inicial a la vendimia 2018, en la olla de Tonada. “Dulce sabor de río manso”, sonó una voz en el predio tonadero y los huarpes ganaron la escena con el rojo de sus fuegos, sus luchas y sus malambos.
Un despliegue de color, magia, música en vivo y juegos con el tiempo y el espacio resumió la puesta; que propuso desde el guión y la dirección Hugo Morales y que representaron en escena cerca de 650 artistas.
Un mago apareció volando desde las alturas sobre el público y desafió a ‘Quimera’ (el hada de los sueños) a encontrar el verdadero sentido de la Vendimia, que como un “interminable carrusel gira año tras año entregándonos la posibilidad de volver a confiar”.
Acrobacias y danzas aéreas, el acierto y clima especial que infundieron los músicos en vivo y los ‘as bajo la manga’ con los que siempre sorprende la Fiesta tunuyanina salvaron un guión, que por momentos careció de conexión y vuelo.
Los más de 25 mil espectadores acompañaron con alegría cada cuadro. Bailaron al ritmo de la saya, que marcó la historia de amor de la noche y las distancias y luchas de la población norteña. Cantaron canciones de décadas pasadas, revivieron escenas familiares de domingos “de quepi, asado o tallarines de la nona” y pudieron reconocer a las reinas tunuyaninas de cada año, mientras bailaban un vals en escena.
Una de los cuadros más emotivos fue el de la Virgen de la Carrodilla. La imagen de María emergió del público y todos se pusieron de pie para saludarla con pañuelos y aplausos.
Tras los fuegos artificiales y la alegría de la cosecha llegó la votación. El público participó con sus documentos en un porcentaje del escrutinio y aportando color y calor a la olla tonadera desde las distintas barras.
En este departamento valletano, en el mismo escrutinio elige reina de Vendimia y del Festival de la Tonada. Así, el primer puesto fue para Paulina Cramero, el segundo para Agostina Olmedo, mientras que Lucía Tedín -de Los Árboles- se quedó con el virreinado departamental y Malén Echazú Carballo -del barrio Dalmau- resultó virreina de la Tonada.