Fabián Gregorio Vázquez tenía 31 años y había salido de su casa en Tunuyán un sábado por la tarde con la bicicleta de su madre. Pero al regresar encontró la muerte de manera dudosa la madrugada del domingo 9 de junio.
El accidente se produjo a 30 metros de la casa de los padres de Vázquez, en el cruce de 25 de Noviembre y French. Esa fría madrugada llegó al lugar un médico y pudo constatar que Fabián estaba tendido en la acequia y había fallecido casi de manera inmediata. Al observar la bicicleta tirada en la calle, un hermano de la víctima se percató de que se trataba del rodado de su madre y luego reconoció el cuerpo.
Por esos días se tejieron muchas hipótesis: desde que había sido atropellado y su cuerpo abandonado, hasta una caída accidental por el estado de ebriedad del joven.
En las ultimas horas, las pericias del Cuerpo Médico Forense confirmaron que no hubo contacto entre la bicicleta y el vehículo que fue secuestrado tras el hecho. Es que la hipótesis más fuerte sostenía que Vázquez había sido arrollado por un auto. Esto se logró después de analizar las muestras de pintura de ambos rodados.
Entre la tarde del sábado 8 de junio pasado y las primeras horas del día siguiente, Fabián había realizado una "maratón" de encuentros con amigos, que incluyeron comidas y abundante alcohol.
Los estudios demuestran esos excesos: según consta en el expediente y ha quedado acreditado, Vázquez conducía su bicicleta con 3,20 gramos de alcohol en sangre. Esta cantidad supera largamente lo permitido (0,50 g/l), teniendo en cuenta que a los 4 gramos por litro de sangre prácticamente se produce el coma alcohólico.
Esto abona la tesis de la caída de Vázquez y su muerte accidental y no que fuera chocado y abandonado.
Al conocerse el fallecimiento de Fabián Vázquez, testigos afirmaron haber visto una camioneta en las inmediaciones y otros hablaban de un Peugeot 206 en el lugar del hecho. Pero los jóvenes acusados, que viajaban en el Peugeot, fueron quienes avisaron a la Policía. A ellos se les realizó el test de alcoholemia y el del conductor indicó que no presentaba alcohol en sangre.
La pesquisa también echó por tierra un supuesto pacto de silencio, ya que las declaraciones de los jóvenes involucrados coinciden con las demás pruebas, como el entrecruzamiento de llamadas y los horarios de las antenas de telefonía celular. Además, fueron requeridos por la Justicia y se presentaron de manera voluntaria y sin demostrar fabulación en sus testimonios.
El martes pasado el vehículo peritado fue entregado a su dueño, después de haber estado secuestrado durante meses.