Con un público entusiasta, que copó el anfiteatro tonadero y explotó en ovaciones en distintos momentos de la noche, Tunuyán vivió a lo grande su espectáculo Viejas melodías de Vendimia. La presencia de 700 artistas locales en escena y una sentida reminiscencia a la feroz tormenta que marcó la edición 2015 de la Fiesta estuvieron entre los aciertos más aplaudidos de la noche.
Tenida desde el comienzo como una de las favoritas, la bella representante del Rotary Club El Portillo, Fernanda Cabrera, se quedó con la corona departamental con una amplia mayoría de votos. “Prometo estar siempre que me necesiten”, alcanzó a decir la rubia tras ser coronada. Entonces -y con una tormenta amenazando desde lejos- el público se entregó de lleno al show de Los Tekis, con el que abrió la Tonada.
Por primera vez en la historia, Tunuyán eligió en el mismo escrutinio a la reina vendimial y a la de su Festival. Semejante honor recayó en Yamila Nahir José, la candidata de FM Frontera, quien obtuvo el segundo puesto en el conteo general.
Un mensaje de Atahualpa Yupanqui abrió el relato ‘Viejas melodías de Vendimia’. Sergio, un músico local, le confiesa su amor a una vieja guitarra y, como se siente abandonado por las musas, decide esconderla en un viejo baúl. La guitarra cobra vida y sale desesperada a buscarlo. Entonces, la Vendimia y la Tonada se enredaron en el escenario y ese seductor romance hilvanó todo el relato.
Las barras -bastante mesuradas esta vez- apoyaron a las 13 representantes. Drones y cámaras apostadas en distintos puntos del predio siguieron de cerca la puesta, que se lució con 40% de la música en vivo y abriendo el juego artístico a personas con discapacidad.
Un diálogo algo forzado entre instrumentos fue el hilo conductor en el guión escrito por Hugo Morales. Un viejo bombo se refirió a la historia del despojo del pueblo huarpe e invocó la cultura gauchesca con un estridente malambo, uno de los momentos más aplaudidos. Después, un sikus y un violín invitaron a pasear por melodías de todos los tiempos y lugares.
Finalmente, fue la simpleza de un labriego (su tío) y de los tonaderos locales -recordados con nombre y apellido en las pantallas- lo que convenció al protagonista que debía volver a abrazar la guitarra.
El espectáculo tuvo condimentos para todos los gustos, aunque prevaleció el tono joven. Muñecos gigantes, el colorido cruce de banderas americanas, las máscaras y contagiosa alegría del carnaval a fuerza de pura saya, fuegos artificiales, danzas aéreas, caballos en vivo en el homenaje a la Independencia y los tradicionales cuadros folclóricos fueron de la partida.
En ciertos cuadros, se pudieron ‘leer’ guiños de promoción a la gestión municipal. Aunque el giro del guión que más sorprendió fue el recuerdo a la feroz tormenta que azotó la Vendimia del año pasado y dejó un sabor amargo en todos los tunuyaninos.
Las pantallas recordaron el anuncio de la saliente Macarena Muzaber, los abrazos de las demás candidatas... entonces se escuchó el sonido de un trueno y el cielo que se vino abajo. Un grupo de artistas huyó con las sillas en la cabeza y enseguida comenzó a sonar “¿quién dijo que todo está perdido...” junto imágenes del ‘día después’. El público explotó en aplausos.
Sucede que el temor de una tormenta estaba latente. Por eso, los locutores anunciaban en la previa cuáles eran las salidas de emergencia, al igual que la folletería.
El público, otro espectáculo
La gente llegó desde temprano con sus canastos llenos de comida, abrigos, paraguas y equipos de mate. “Antes traíamos a los niños y nietos, ahora cada uno viene por su parte. Participamos porque somos locales. Yo he nacido acá y acá me van a enterrar”, se rió Luisa Hurtado.
“Es un placer participar de nuestra Fiesta”, acotó Jesús Bazán, quien llevaba a la Virgen de la Carrodilla con su atuendo del centro tradicionalista Los 17 arrieros.
El gobernador Alfredo Cornejo fue uno de los personajes más esperados. Llegó apenas comenzaba el show y fue bien recibido por un entusiasta Martín Aveiro, quien cambió el semblante cuando vio cómo su palco se poblaba de color radical.