Tumbas profanadas, horcas y cenizas: el destino de los restos de algunos jerarcas nazis

Tras la caída del régimen, los cuerpos de varios comandantes tuvieron destinos inciertos o tumbas anónimas para evitar procesiones neonazis.

Tumbas profanadas, horcas y cenizas: el destino de los restos de algunos jerarcas nazis
Tumbas profanadas, horcas y cenizas: el destino de los restos de algunos jerarcas nazis

La oscuridad aterradora de uno de los cementerios más importantes de Berlín no impidió que durante la noche del pasado 19 de diciembre profanaran la tumba del jerarca nazi Reinhard Heydrich.

El sepulcro se mantiene anónimo para evitar este tipo de situaciones o peregrinaciones neonazis pero los individuos lograron identificarlo. Las autoridades informaron que estos no alcanzaron a llevarse nada.

En vida Heydrich  fue conocido como el "Carnicero de Praga"  y falleció en plena Guerra Mundial tras insistir en la búsqueda de "recursos y métodos para una solución final de la cuestión judía".

Sobre los restos de Rudolf Hess, otro de los lugartenientes cercanos de Hitler, también existe una historia macabra. Hess fue capturado en Escocia hacia 1941 tras intentar convencer a Inglaterra de negociar un acuerdo de paz con Alemania. Años más tarde fue juzgado en Núremberg y, tras pasar cuatro décadas en prisión, murió 17 de agosto de 1987 a los 93 años. Se baraja desde entonces la hipótesis de un suicidio, aunque no existe seguridad al respecto.

Sus restos fueron trasladados a la localidad bávara de Wunsiede y desde entonces el cementerio del lugar mutó en un centro de procesiones neonazis.

En 2011 fue exhumado y el diario inglés The Guardian explicó entonces: “Con el acuerdo de los miembros de su familia, sus restos fueron incinerados y sus cenizas esparcidas en el mar. La oportunidad de retirar la tumba se produjo cuando la nieta de Hess solicitó una extensión de 20 años del contrato de arrendamiento de la tumba, que debía expirar en octubre.

"Decidimos no extender el contrato de arrendamiento debido a todos los disturbios", dijo Peter Seisser, presidente del consejo parroquial.

Aunque algunos familiares inicialmente se opusieron a la exhumación, las negociaciones entre el pastor de la iglesia y la nieta de Hess dieron como resultado el acuerdo de retirar los restos de la ciudad”.

Aquel destino póstumo no fue excepción para los jerarcas nazis. Tras suicidarse en Nuremberg, el cuerpo Hermann Goering fue incinerado en el campo de concentración de Dachau y sus cenizas arrojadas al río alemán Isar.

Mientras que las del secretario particular de Hitler, Martin Bormann, se dispersaron en el Báltico en 1999.

Con respecto a Joseph Goebbels en 1970 los rusos especificaron a Alemania que se habían encargado del cadáver de modo similar.

La lista sigue, Adolf Eichmann –capturado en Argentina- fue sentenciado a la horca en 1962 y sus restos cremados en el patio de una cárcel de Jerusalén.

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