Es una cuestión cultural, el que apuesta al dólar, al menos en la memoria colectiva de este país, al parecer no pierde. Es que los que peinan más canas que uno, tienen varias historias que contar sobre cómo la moneda norteamericana ha sido un resguardo de valor de sus ahorros. Por lo tanto, no es ninguna novedad que la economía argentina está dolarizada. Basta revisar lo que sucedió durante mayo con la corrida financiera para entender que, aunque en momentos nos podamos olvidar, todos pensamos nuestra economía en dólares.
En este mes el ejemplo más claro se dio en las transacciones inmobiliarias, principalmente las de los créditos hipotecarios, que terminaron “descalzándose”. Es que al momento de cerrar las operaciones los vendedores actualizaron el valor de las viviendas tomando como referencia al dólar y con ello varias operaciones no se concretaron.
Según datos de la Cámara de Corredores inmobiliarios de Mendoza, las operaciones de compra y venta prácticamente se han paralizado y si bien existe legislación que impide que se den a conocer valores de los inmuebles en dólares, lo cierto es que cualquiera que sale en la búsqueda de una vivienda en el mercado inmobiliario debe acomodarse a manejar valores de referencia en dólares.
El proceso para adquirir una vivienda con un hipotecario es largo y muchas veces conlleva meses de trabajo y tiempo empeñado para poder concretar la operación. Eso implica, además de un enorme papeleo ante la entidad bancaria que sólo financia el 80% del inmueble, que por lo general la relación cuota - ingreso esté en su máxima capacidad, razón por la que el banco, sin importar si el inmueble se actualizó, no te presta un centavo más, porque tus ingresos, que son en pesos, no se movieron ni un ápice con la suba dólar.
Por esta y otras razones es que varios especialistas consideran que una solución a estos problemas es lograr una ley que permita que los valores de los inmuebles se expresen en UVA u otra unidad de valor parecida que sea manejada por el Banco Central y que tenga su propia indexación relacionada con las variables propias de nuestro país.
Esto coincidiría mucho más con la situación del “bolsillo” del que compra, podría ser tomada por los bancos como una herramienta más a la hora de tener en cuenta el dinero a desembolsar y además contemplaría la actual situación que atraviesa el país.
Si bien se entiende la posición de los vendedores, la actualización por cotización del dólar resulta no menos que una actitud especulativa.