Donald Trump y Vladimir Putin se reunieron por vez primera ayer en el G20 de esta ciudad asediada por los manifestantes. Y a pesar de su "buena química" trataron sin tapujos las presuntas interferencias rusas en la campaña electoral de 2016.
“El presidente abrió la reunión evocando la preocupación del pueblo de Estados Unidos sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016”, indicó el secretario de Estado Rex Tillerson a la prensa tras dos horas y cuarto de encuentro.
“Tuvieron un diálogo muy enérgico y muy extenso sobre la cuestión. El presidente le preguntó más de una vez sobre la implicación rusa. El presidente ruso negó cualquier implicación”, añadió Tillerson, que estuvo presente en el encuentro y destacó la “buena química” entre ambos.
"Había tantas cuestiones sobre la mesa... Trataron de todo (...) Ninguno de los dos quería parar", aseguró.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, confirmó que Trump “aceptó” las explicaciones de Putin “de que no eran verdad las acusaciones y de que las autoridades rusas no intervinieron y aceptó esas declaraciones”.
El esperadísimo encuentro Trump-Putin tuvo lugar en una ciudad tomada por las fuerzas de la policía, donde aún por la noche seguían los enfrentamientos (ver aparte) mientras los líderes del G20 y sus cónyuges escuchaban la novena sinfonía de Beethoven en el Elbphilharmonie, una prestigiosa sala de conciertos de la ciudad.
Durante su campaña, Trump dijo que quería mejorar sus relaciones con Moscú tras la etapa de Obama pero la realidad ha sido muy distinta, no solo por las interferencias en la campaña sino también por las conexiones rusas de algunos de sus allegados.
Los expertos apuntan que este primer contacto -"el contraste entre dos tipos distintos de machismo", según el analista Derek Chollet, del German Marshall Fund of the United States- tendrá consecuencias directas en la crisis norcoreana, la guerra en Siria o la crisis en Ucrania.
Acuerdan tregua
Por otra parte, ambos países acordaron durante las deliberaciones de la víspera declarar un alto el fuego en el suroeste de Siria a partir de mañana al mediodía, según anunció el ministro de Exteriores ruso Serguei Lavrov al margen de la cumbre del G20.
“Hoy en la capital de Jordania, expertos rusos, estadounidenses y jordanos se pusieron de acuerdo sobre un memorando para crear una zona de desescalada” en las regiones de Deraa, Quneitra y Sueida, dijo Lavrov.
“En esta zona habrá un alto el fuego a partir de las doce, hora de Damasco, a partir del 9 de julio”, añadió.
En un primer momento, “la seguridad en torno a esta zona será garantizada por fuerzas y medios de la policía militar rusa en coordinación con los jordanos y los estadounidenses”, precisó Lavrov.
Rusia e Irán, aliados de Damasco, y Turquía, que apoya a los rebeldes, adoptaron en mayo el principio de creación de cuatro zonas de seguridad para instaurar una tregua duradera en varias regiones.
Sin embargo, no se pusieron aún de acuerdo sobre la forma en que serán administradas.
Moscú considera que la zona de “desescalada” prevista en el sur del país solo se puede establecer con el acuerdo de Estados Unidos y de Jordania, país fronterizo con Siria.
Las otras tres zonas identificadas son, junto a la región de Idlib (noroeste), parte de la provincia de Homs (centro) y Ghuta, región controlada por la oposición cerca de Damasco.
No faltó una consulta por la muralla con México
Además del encuentro con Putin, el presidente estadounidense también se reunió con su colega mexicano, Enrique Peña Nieto.
Ambos mandatarios optaron por dejar de lado la espinosa cuestión del muro transfronterizo que Trump quiere construir y hacerle pagar a México.
La reunión no estuvo exenta de polémica. Cuando ambos estaban sentados en la sala uno junto al otro, una periodista estadounidense preguntó a Trump si seguía queriendo hacer pagar a México la tremenda muralla proyectada por el republicano. "Absolutamente”, respondió el mandatario, causando mayor sorpresa entre los que componían el auditorio.
Sin embargo, el canciller mexicano, Luis Videgaray, que estaba también en la sala, aseguró que “si lo dijo no lo escuchamos”. El gobierno de México busca por todos los medios minimizar diferencias y apuesta al diálogo, por ahora.
Malbec mendocino para una cena de gala
Cuando la canciller alemana Ángela Merkel quiere relajarse tras una larga y difícil cumbre en Bruselas, muchos la han visto en el bar de su hotel con una copa de vino blanco alemán. Pero en su visita reciente a Buenos Aires descubrió otro sabor: el Malbec.
En la cumbre que se viene desarrollando en Alemania y cuando Argentina va a heredar la presidencia del grupo, la canciller hizo otro gesto hacia el país y al gobierno de Mauricio Macri tras su tour oficial latinoamericano.
Para la comida de gala de anoche, Merkel pidió que se sirviera el vino argentino (mendocino) Luigi Bosca, selección Malbec. Así fue como se consiguieron 42 botellas del prestigioso vino argentino para ofrecer en la cena de todos los líderes y sus delegaciones, en uno de los edificios más futuristas de Hamburgo.
Allí los líderes estuvieron presentes con sus esposas y posaron en otra foto de familia para la prensa. El profesor Joaquim Sauer, científico, discretísimo marido de Ángela Merkel y académico de la Universidad de Humboldt en Berlín, está llevando adelante el programa “esposas y esposos” en esta reunión, donde el género es muy importante.
Otra vez las fuertes protestas bloquearon parte de la ciudad
Tras la masiva marcha del jueves, en la que más de cien policías resultaron heridos en enfrentamientos con manifestantes antiglobalización, en la jornada de ayer hubo nuevos altercados durante todo el día, con el centro de la ciudad totalmente bloqueado. La situación impidió incluso a Melania Trump salir de su residencia a tiempo y tuvo que renunciar a un paseo en barco previsto con el resto de cónyuges de los líderes mundiales.
Por su parte, la canciller alemana tildó de “inaceptables” las manifestaciones violentas, que “ponen vidas en peligro” y que también están empañando la imagen de Alemania como anfitriona del G20.
Durante la jornada, los manifestantes pincharon los neumáticos de los coches de la delegación canadiense y lanzaron petardos contra la policía, cumpliendo, al menos en parte, su promesa de convertir Hamburgo “en un infierno”.
Los casi 20.000 policías desplegados en la ciudad tuvieron que pedir refuerzos para evitar la violencia de los llamados Black Blocks, grupos de manifestantes vestidos de negro y con pasamontañas asociados al movimiento anarquista. “Hace una semana que oímos los helicópteros continuamente” lamentó Benjamin Laub, de 53 años, que describió su barrio como una “zona de guerra”.
El G20 de Hamburgo, cuya declaración final se conocerá hoy, es uno de los más tensos de los últimos años no sólo en las calles sino, también, por las posiciones de Trump en cuestiones clave como el clima o el libre comercio.
El abandono del presidente estadounidense del histórico pacto de París contra el cambio climático porque lo considera nocivo para su economía le aísla de muchos de sus pares. Hasta el punto que, en un borrador que obtuvo la agencia AFP sobre la declaración final, los firmantes “toman nota” de la decisión de EEUU de retirarse del acuerdo y lo califican de “irreversible” para luchar contra el calentamiento global.