Muy gráfica y contundente la expresión del ex presidente de Uruguay quien, ante el periodista italiano que lo entrevistaba, destacó en primer lugar su sorpresa y luego, con su característica espontaneidad, agregó que sólo iba a decir una palabra: “socorro”. Esa palabra no sólo expresa la inquietud de un ex gobernante probo y sincero a carta cabal sino también la de muchos hombres y mujeres de todo el mundo.
¿Se puede aplaudir a un presidente electo que proclama como remedio para los males económicos de su país el encierro económico, político y humano? Vender sí, comprar no. Casi no hay país en el mundo que practique semejante proceder, o se olvida que cuando el Japón Imperial había cerrado sus fronteras a toda relación comercial con el resto del mundo, una escuadra al mando del almirante norteamericano Matthew Calbraith Perry abrió a cañonazos el comercio con Tokio e impuso el primer tratado comercial al archipiélago.
O tal vez merece un reconocimiento especial su proyecto de construir un ominoso y largo muro a lo largo de la frontera con México para evitar el ingreso de “chicanos” y de hispanohablantes en general. Pero donde su actitud patoteril a semejanza de otros dictadores se manifiesta más claramente es cuando pretende que México, su socio del ALCA, sufrague el costo. O tal vez por su generosa decisión de expulsar a más de tres millones de inmigrantes indocumentados.
No se equivoca, entonces, el escritor y comentarista británico Owen Jones al considerar la victoria del magnate “como la mayor tragedia para Occidente desde la Segunda Guerra Mundial”.
Pero no todo son diatribas. También ha recibido felicitaciones de otros dictadores, como las del presidente ruso Putin y las del presidente de China, Xi Jinping.
Los países árabes, en general, han recibido la mendaz y peligrosa victoria del republicano Trump, limitándose sus gobernantes a felicitarlo de forma protocolar, teniendo en cuenta el exabrupto del electo presidente. Asimismo y poniendo de resalto la catadura de quienes lo apoyan, varios partidos de ultraderecha como el Frente Nacional de Francia, el griego Amanecer Dorado, el partido de la independencia, del Reino Unido.
Otro aspecto importante se desprende del juicio del presidente de Francia, François Hollande, quien sostuvo que el triunfo del magnate inmobiliario demuestra que Francia debe ser más fuerte y Europa más unida. Justo en el momento más crucial de las relaciones entre la OTAN y el neoestalinista Putin, Estados Unidos dejará más sola que nunca a la OTAN.
Para terminar una perlita, lo declarado por el presidente de la Cámara de Representantes del país del Norte, Paul Ryan: “He felicitado a Donald Trump por su increíble victoria que ha constituido un rechazo a las fallidas políticas liberales y progresistas de los últimos años”. Más claro echale agua.
¿Qué acontecerá con Cuba que, con la gestión de Obama, había progresado en el sentido de levantar el largo bloqueo que lleva más de 50 años de vigencia y el mundo entero está clamando contra esta inequidad? Tan cierto es esto que en la Asamblea General de la ONU de 2015, sólo hubo dos votos a favor de mantener el bloqueo: EEUU e Israel, y ninguna abstención. Este año no hubo votos a favor de mantener las sanciones económicas que han agobiado a la isla porque los EEUU e Israel se abstuvieron de votar por mantener la medida.
¿Y qué irá a pasar con América Latina que no ha recibido ni siquiera un epíteto grosero del grosero y retardatario nuevo presidente de la otrora gran potencia mundial?
