Donald Trump tiene el camino despejado para ser el candidato presidencial del Partido Republicano, pues el único rival que le quedaba, John Kasich, se retiró de la contienda.
Kasich, gobernador de Ohio y quien no llegó a tener gran impulso en el proceso interno de su partido, anunció anoche el final de su campaña.
Ted Cruz, senador de Texas y quien era el otro rival que le quedaba a Trump, renunció a su campaña el martes tras perder las primarias de Indiana.
Ahora que queda sin rivales, Trump tiene despejado el camino para ser el abanderado del partido centroderechista en las elecciones de noviembre. Todo indica que su rival por el Partido Demócrata será Hillary Clinton.
Aunque tiene extensa trayectoria en política, Kasich no logró convencer a un electorado republicano que se ha volcado a la derecha y que está harto de los políticos tradicionales.
Horas antes de la renuncia de Kasich, Trump había dicho que no le importaba que muchos en su propio partido lo rechazan. “Estoy confiado de que podré unir a gran parte del partido”, dijo Trump ayer en el programa “Today” de la NBC.
Sobre los republicanos que lo rechazan tanto que dicen que apoyarían a la demócrata Hillary Clinton, Trump replicó: "Esa gente que se vaya, que regrese en ocho años después de que concluyan mis dos períodos presidenciales. Sinceramente, hay gente que ni me importa".
Sus comentarios sucedieron luego que Trump ganó las primarias de Indiana. Se trata de un triunfo político rotundo para un candidato en su primera campaña, y cuyo atractivo para los frustrados votantes se vio minusvalorado en un principio.
Un vice con experiencia
Trump dijo ayer que probablemente elegirá a alguien con trayectoria política como su candidato a la vicepresidencia. En una entrevista con el programa “Morning Joe” de la MSNBC, el candidato dijo que necesita un compañero de fórmula “que me ayude a aprobar legislación en el Congreso”.
Por otro lado, Trump dijo al programa “Good Morning America” de la ABC que “probablemente aceptaré donaciones pequeñas” según el máximo legalmente permitido, pero que seguirá financiando su propia campaña. Advirtió que no aceptará grandes sumas de dinero porque “no quiero que nadie tenga demasiada influencia en mis políticas”.
La victoria de Trump en Indiana el martes y la rápida decisión de Ted Cruz de cancelar su campaña resolvieron la candidatura republicana para 2016, pero sigue dejando al partido envuelto en la incertidumbre. Algunos líderes republicanos siguen recelando ante el magnate y han insistido en que nunca lo apoyarán, ni siquiera en un enfrentamiento contra Clinton.
El senador de Nebraska Ben Sasse, que ha insistido en que no podría apoyar a Trump, escribió el martes en Twitter que le estaban preguntando si los resultados de Indiana habían cambiado su opinión. “La respuesta es sencilla: No”, tuiteó Sasse.
Los republicanos como Sasse no comparten las opiniones de Trump sobre inmigración y política exterior, así como su tendencia a la exageración. Horas antes de ganar en Indiana, Trump hacía la infundada afirmación de que el padre de Cruz aparecía en una fotografía de 1963 con el asesino de John F. Kennedy, Lee Harvey Oswald, citando un artículo publicado por el National Enquirer.
Trump sigue necesitando unos 200 delegados para asegurar la candidatura, pero la decisión de Cruz de suspender su campaña retiró el último gran obstáculo de su camino.
Consuelo para Sanders
Entre los demócratas, el senador de Vermont Bernie Sanders consiguió una victoria sobre Clinton en Indiana, pero el resultado no detendrá la marcha de la ex secretaria de Estado hacia la candidatura demócrata. Clinton llegó a las primarias del martes con el 92% de los delegados que necesita.
Ahora Clinton y Trump encararán en una batalla de seis meses por la presidencia, poniendo en juego el futuro de las leyes migratorias, el sistema de salud y la postura militar en el mundo.