Esta es una marca que nadie desea: Donald Trump concluye su primer año como presidente con los índices de aprobación más bajos jamás registrados en el primer año en la Casa Blanca.
Así lo indica la encuestadora Gallup, según la cual Trump registró una aprobación promedio del 39%. El presidente más impopular después del primer año hasta ahora había sido Bill Clinton, cuyo promedio del primer año fue diez puntos más alto, del 49%.
Recientes consultas indican que los estadounidenses consideran a Trump una figura que genera divisiones e incluso cuestionan sus aptitudes para gobernar. Uno de los pocos sectores que maneja bien, de acuerdo con las encuestas, es el de la economía, aun cuando los índices en ese terreno no son tan altos como sería de esperarse con una economía relativamente fuerte como la estadounidense.
Es lo que dicen las encuestas acerca de la visión que tienen los estadounidenses de su presidente después de un año de gestión.
Récord
El actual índice de aprobación en las encuestas semanales de Gallup es comparable al índice promedio, de 38%. Un 57% dice que desaprueba la gestión.
No hay precedentes de índices tan bajos por un período tan sostenido tan temprano en la gestión de un presidente. La ciudadanía generalmente le da al nuevo presidente el beneficio de la duda. Pero en el arranque de su presidencia los índices de aprobación no pasaron del 45%.
Desde entonces, Trump ha estado por debajo de los 40 puntos porcentuales más tiempo que ningún otro presidente en su primer año.
Los presidentes se han recuperado de períodos de alta impopularidad en el pasado. La popularidad de Clinton fue de apenas el 37% en junio de 1993, pero pronto recuperó terreno y terminó siendo reelegido. Harry S. Truman estuvo por debajo del 40% buena parte de su primer término y también fue reelegido. La marca semanal más baja de Trump que registró Gallup fue del 35%. Varios otros presidentes tuvieron registros inferiores.
Truman, Richard Nixon y Jimmy Carter alguna vez estuvieron por debajo del 30%.
Sus puntos fuertes
No hay muchas notas positivas en el primer año de Trump, pero hay algunas. Por ejemplo, la mayor parte de los republicanos lo siguen apoyando. El 83% de los votantes que se identificaron como republicanos tienen una imagen positiva, según una reciente consulta de Quinnipiac.
Los índices de aprobación de su manejo de la economía fueron más altos que los de su gestión en general.
En diciembre, una encuesta de la Associated Press Center for Public Affairs Research indicó que el índice de aprobación del manejo de la economía era ocho puntos más alto que el de su gestión en general, pero de todos modos era un modesto 40%.
En la encuesta de Quinnipiac, los participantes eran más proclives a decir que Trump está ayudando la economía: el 37% opinó que lo hace, mientras que el 29% dijo que no. Al mismo tiempo, más gente todavía opinó que Barack Obama merece más reconocimiento que Trump, 49% contra 40%.
Al margen de la economía, hay pocos temas en los que se resalte el trabajo de Trump.
El plan de salud ha sido un sector en el que se ha mantenido bajo continuamente. Siete de 10 personas desaprobaron su manejo en esa área en una consulta de diciembre de AP-NORC. El 85% de los consultados dijo que ese era un asunto muy importante para ellos.
Otra consulta de AP-NORC llevada a cabo a fines de 2017 indicó que apenas el 23% de la población considera que cumplió con las promesas que hizo en su campaña presidencial; un 30% estima que intentó cumplirlas y no pudo y un 45% dijo que ni lo había intentado. Más de la mitad opinaron que el país está hoy peor que cuando Trump asumió.
Esa consulta fue hecha antes de la aprobación de una reforma fiscal a fines de diciembre. Pero no hay demasiados indicios de que la ley haga subir su popularidad a corto plazo.
Personalidad conflictiva
Las calificaciones negativas podrían responder más a la impresión que genera Trump como persona que a sus políticas. En una consulta de la Universidad Quinnipiac de enero la mayoría de los encuestados opinó que no es racional ni honesto y en que no tiene aptitudes para ser presidente.
Y que dos tercios de la población pensaba que el país estaba más dividido como consecuencia de la presidencia de Trump.
En una encuesta de Gallup de julio pasado se preguntó a la gente por las razones por las que desaprobaban el gobierno de Trump y la mayoría dijo que por su personalidad y su carácter más que por sus puntos de vista o sus políticas. Ello contrastó con las marcas de Obama en el 2009 y de George W. Bush en el 2001. Mucha menos gente mencionó atributos personales de los mandatarios para justificar sus evaluaciones negativas.
Hasta la Estatua de la Libertad tuvo que cerrar al público
Donald Trump acusó a los demócratas de haber provocado el cierre parcial de la administración federal como una maniobra política, en momentos en que el Congreso intentaba alcanzar un acuerdo sobre el presupuesto, justo al cumplirse el primer aniversario de su presidencia.
"Es el primer aniversario de mi presidencia y los demócratas querían hacerme un lindo regalo", ironizó el presidente en Twitter.
La píldora es amarga para este magnate inmobiliario que durante su campaña se vanagloriaba de ser un maestro del arte de la negociación. Trump tenía previsto pasar el fin de semana en su club privado de Mar-a-Lago, en Florida, para una cena de gala en la que pretendía recaudar fondos. Pero por ahora está bloqueado en Washington.
A este disgusto se sumó la celebración de la segunda "Marcha de las Mujeres", con manifestaciones organizadas en varias ciudades, como Washington y Nueva York.
En las manifestaciones podían verse los gorros de lana rosa con orejas conocidos como "pussy hats" que el año pasado se convirtieron en el símbolo de oposición a Trump, en un juego de palabras tras sus declaraciones de que podía "agarrar por el coño" a las mujeres que deseaba con impunidad.
El Senado tenía plazo hasta la medianoche del viernes para aprobar el proyecto de extensión del presupuesto, lo que ya hizo el jueves la Cámara baja, pero el Partido Republicano no consiguió, pese a las febriles negociaciones, los 60 votos necesarios para adoptar la medida.
El cierre ("shutdown") comenzó ayer de madrugada. Los primeros efectos se sentirán a partir del lunes, pero ya el fin de semana se veían las señales: la Estatua de la Libertad estaba cerrada.
En las Fuerzas Armadas, los uniformados deberán permanecer en sus puestos, al igual que la policía, la guardia fronteriza, los agentes aduaneros y los operadores de vuelo en todo el país.
Se mantendrán las operaciones de la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Congreso y reparticiones federales como la Oficina de Correos, aunque con menos personal.
Pero no abrirán la Dirección Impositiva, la Administración de la Seguridad Social y los Departamentos de Vivienda, Educación, Comercio y Trabajo, así como la Oficina de Protección Ambiental.
"Hay soldados estadounidenses que se preparan para pasar seis meses en Kuwait y les preocupa que no se les pague enseguida. Es inconcebible", dijo el vicepresidente Mike Pence. Pero no hay solución a la vista.