Por Rosendo Fraga - Analista político. Especial para Los Andes
El ataque de EEUU a Siria permitió a Trump avanzar en un objetivo central y controvertido en política interna: tomar el control de la Corte Suprema. El mismo día del ataque utilizó lo que en la jerga política parlamentaria se denomina la “opción nuclear”: cuando el Presidente, alegando razones de urgencia, designa integrantes de la Corte con la mayoría simple de 51 senadores y no con la calificada de 60, por 55 a 44 votos consiguió que su candidato de orientación conservadora (Gorsuch) fuera elegido para la Corte, donde la relación de fuerzas en términos político-ideológicos era de cuatro conservadores y cuatro progresistas.
Durante más de un año, Obama no pudo cubrir este cargo -que define la orientación ideológica de la Corte- por no tener la mayoría calificada. Sin el ataque a Siria, el costo político que hubiera pagado Trump por esta decisión seguramente hubiera sido mucho más alto. Es que Hillary Clinton, horas antes del ataque, decía públicamente haberse arrepentido de no haber atacado Siria por la posesión de gas sarín en el segundo mandato de Obama y los demócratas apoyaron el ataque una vez realizado. La decisión de Trump tuvo lugar cuando su nivel de aprobación era del 37%, el más bajo desde que había asumido. Ahora mejora. Pero, además, la confrontación con Rusia que implica el ataque neutraliza la campaña de sus opositores por las vinculaciones con Putin.
Llevar adelante esta acción militar el mismo día que recibía al Presidente de China en Florida hizo que esta cumbre bilateral, que era percibida como crucial, pasara a segundo plano. Trump informó a su colega Xi, de una decisión militar que había adoptado horas ante en forma unilateral. El Presidente estadounidense en sus declaraciones negó que se hubiera llegado a acuerdos, aunque dijo que se había avanzado en la amistad entre los dos jefes de Estado. En el comercio se reconocieron las diferencias. Para Xi, la prioridad estaba en lograr el compromiso de Trump de que no usará la opción militar contra Corea del Norte, algo que aumenta su probabilidad después del ataque a Siria.
El Presidente chino había logrado una tregua tras la visita del secretario de Estado (Tillerson) tres semanas atrás hasta esta Cumbre, pero Trump no parece haberse comprometido a renunciar al uso de la opción militar frente a Corea del Norte. Tras el encuentro ordenó que el portaaviones estadounidense Carl Vins, junto con su grupo de ataque que integran entre otros buques un crucero y dos destructores armados con misiles, cambiaran su destino que era Australia, para dirigirse a Corea del Sur. Al mismo tiempo en el Mar del Sur de Asia, un actor impredecible como es el presidente de Filipinas (Dutarte) ocupó tres islotes deshabitados, que están en disputa con China.
El ataque a Siria, permitió a Trump realinear a Europa occidental detrás de EEUU, tras tres meses de diferencias y tensiones. Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, en forma bilateral apoyaron y justificaron el ataque. También lo hicieron los siete países del Sur del Continente reunidos en Madrid. (Francia, Italia, España, Portugal, Grecia, Chipre y Malta). El apoyo se dio aunque la decisión unilateral de Trump se adoptó sin un marco multilateral que la apoyara y sin consulta a los aliados de EEUU, como es el caso de Australia, Canadá y Nueva Zelanda, además del Reino Unido.
La nueva situación permitirá a Trump llegar a la Cumbre de jefes de Gobierno de la OTAN que se realizará en Bruselas el 25 de mayo y a la Cumbre de jefes de estado del G7 que tendrá lugar en Taormina (Sicilia) el 26 y el 27 del mismo mes, en una posición mucho más cómoda. Los temores a que EEUU no utilice su poder militar para cumplir compromisos militares se ha reducido, aunque se haya confirmado la “imprevisibilidad” de Trump como actor global. Ya Trump había logrado semanas atrás, en la Cumbre de Ministros del G20 -preparatoria de la que reunirá a sus jefes de gobierno en julio en Hamburgo- que se evitara la condena al proteccionismo. El apoyo del gobierno estadounidense al Brexit es una fuerte diferencia con la UE, que el ataque a Siria ha atenuado en términos políticos.
Pero en el corto plazo, la gran cuestión es cómo reaccionará Rusia, ya que Putin se ha visto desafiado y defraudado por Trump, con quien pensaba, como es claro, mejorar la relación bilateral entre sus países. En enero se reunieron por primera vez los jefes de Estado Mayor Conjunto de los dos países, restableciendo de hecho relaciones militares que estaban suspendidas desde la anexión de Crimea. Aunque ello era consecuencia de una decisión de la OTAN, Trump la vulneró en forma bilateral. Lo primero que ha hecho Putin es ahora suspender las relaciones militares con EEUU, lo que implica dejar de avisar los movimientos militares que van a realizarse. También dejar de cooperar en los bombardeos contra el EI en Irak y Siria.
Rusia había ejercido el derecho a veto en el Consejo de Seguridad contra los proyectos para condenar a Siria en la UN por el uso del gas sarín. Para Moscú el ataque estadounidense es ilegal e injustificado, al sostener que el gas sarín estalló en tierra a consecuencia de los bombardeos y no por su lanzamiento. Putin envió rápidamente un destructor misilístico hacia Siria, anunciando que habría represalias militares si EEUU repetía el ataque como han dicho voceros de la Administración Trump. Pero también puede suceder que el Presidente provoque una crisis en otra parte del mundo, como pueden ser las ex repúblicas soviéticas.
En el mundo musulmán, la decisión de Trump generó más apoyos que rechazos. Sólo Irán lo condena y el presidente Rohani, tras hablar con su colega ruso, se sumó a la advertencia de que adoptará represalias militares si se repite el ataque a Siria. Arabia Saudita no sólo lo aprobó sino que, además, exigió nuevas medidas militares para contener la influencia regional de Irán. También apoyó esta acción militar Egipto, cuyo gobierno combate al EI, que ha atentado contra los cristianos coptos semanas antes de la visita del Papa a El Cairo. Lo mismo ha hecho Turquía, cuyo Presidente (Erdogan), el 16 de abril somete a referéndum una reforma constitucional para ampliar los poderes presidenciales.
El eje Moscú-Teherán queda así bastante aislado, aunque potencias como China e India hayan adoptado una posición más bien expectante, sin convalidar el uso unilateral de la fuerza por parte de EEUU. Será la Cumbre de la Organización de Shangai, que se reúne en junio en Kirguistán, donde Moscú y Pekín podrán intentar una respuesta asiática frente al uso de la fuerza por parte de EEUU y sus aliados en el amplio continente asiático. Israel también apoyó un ataque que debilita la influencia regional de Irán y Trump pasa ahora a apoyar la remoción de Assad, algo que puede crear una situación anárquica en Siria que termine favoreciendo la sobrevivencia del terrorismo fundamentalista.
En este contexto, el Presidente argentino Mauricio Macri, se entrevista con el Presidente estadounidense el 27 de abril. Será el segundo de América Latina que lo hace, siendo el primero su colega de Perú. Concentrar la atención de la Casa Blanca en América del Sur, quizás será lo más relevante que debe lograr.