Trump al gobierno, Moria al poder

Trump al gobierno, Moria al poder

Carlos Salvador La Rosa - clarosa@losandes.com

Casi en soledad, una semana antes de ganar Donald Trump, nuestro  político local, Miguel Ángel Pichetto, intentó tomar la iniciativa; se la jugó por la propuesta más reiterada de aquél: cuestionar la inmigración de los pobres de los países vecinos. Desde el peronismo, partiendo por Cristina, le dijeron de todo menos bonito, que era lo que exactamente él quería. Pichetto es un peronista leal, vale decir bien oportunista y, por lo tanto, hoy muy antiK, porque sabe que en el PJ cuando un rey muere debe ponerse de inmediato otro y, generalmente, del signo contrario para poder criticar sin culpas al rey anterior que todos antes apoyaron y ahora deben repudiar. El trumpismo podría ser la nueva causa del PJ postK, pensó Pichetto: la de defender a los peronchos de siempre pero ahora por derecha en vez de izquierda. Es sabido que en el almita de Pichetto, aparte de su camaleonismo, anida un peronista derechoso, por eso quiso ser el primero en dar la cara en iniciar el nuevo trasvasamiento.

Lo que no esperaba el pobre Pichetto es que el kirchnerismo en masa saltó de alegría con el triunfo de Trump, sin necesidad de cambiar ideológicamente. Más bien descubrió, luego del comicio, a un hombre que salvo algunos adjetivos, en el fondo piensa igual que ellos. Un derechista al servicio de la izquierda. Es que el populismo tiene razones que el liberalismo y en general nadie, salvo ellos, entiende. Citando algunos de los nuevos trumpistas revolucionarios -no sólo K sino del mundo entero- intentemos explicarlo.

Slavoj Zizek, el filósofo esloveno quien cree que a la Argentina le hace falta un nuevo Juan Manuel de Rosas, dijo antes de las elecciones que tanto Hillary como Trump " son peores, pero entre los dos debemos escoger el peor que significa cambio...Una victoria eventual de Trump puede iniciar un proceso del cual surgiría una izquierda auténtica".

Y para nuestro filósofo nacional y popular, el inefable Ricardo Forster, el triunfo de Trump permitirá mostrar sin máscaras la verdad capitalista y eso hará posible que una alternativa de izquierda avance al poner al descubierto lo que Hillary ocultaría.

Hasta acá uno podría pensar que la izquierda populista, tanto la de afuera como la de adentro, vuelve a insistir con la suicida tesis del tanto peor mejor: que si gana el más brutal de todos, el pueblo se dará cuenta más rápido de la maldad del enemigo y entonces más rápido aceptará la revolución.

Como creyeron los montoneros que recibieron con beneplácito el triunfo militar de Videla porque aceleraría las contradicciones.

Pero a poco de mirar uno se da cuenta de que esta izquierda no piensa eso, no cree que Trump es peor sino que es mejor. Que salvo algunas tonterías racistas y misóginas, lo esencial de su programa va en la senda que ellos postulan. Son los zurdos de Trump.

Atilio Borón, el intelectual comunista que dijo en 1990 que el comunismo no había fracasado porque lo que cayó no era comunismo, hoy cree que salvo lo que piensa de las mujeres y los negros, en todo lo demás Trump es un proteccionista, un “paradójico” aliado contra el neoliberalismo.

Eduardo Vior, periodista de Tiempo Argentino, el diario ultraK, dice que Trump, como Franklyn D. Roosevelt, viene a proponer salir "de la crisis fomentando la demanda y con un programa liberal y social". Sostiene que se trata de un Roosevelt reaccionario, adjetivamente malo pero sustantivamente positivo.

Ignacio Ramonet, el periodista español apólogo de Fidel Castro, denuncia que la prensa burguesa mostró lo malo de Trump para ocultar lo bueno, que es lo que lo hizo ganar. ¿Y qué es lo bueno? Son 7 razones: Que Trump atacó a los medios concentrados, que rechaza los recortes neoliberales en seguridad social, que denunció la globalización, que es un ferviente proteccionista, que está en contra de los especuladores de Wall Street que Hillary defendía, que es prorruso, y que quiere salirse de la OTAN....  Para Ramonet, Trump es un Lenin redivivo, casi a la izquierda de su amado Fidel.

Ante eso, Cristina y sus grandes del buen humor, sus más de tres chiflados, salieron a pegarse a la ola trumpista por izquierda, con propuestas unas más delirantes que las otras, pero que explican lo que realmente son.

Luis D'Elía comparó las medidas de proteccionismo económico de Trump con las de Cristina: "Algunas medidas de Trump me suenan bien al oído", dijo. Y mitad en chiste, mitad en serio: "¿Trump es el jefe del kirchnerismo en Estados Unidos?".

Dani Scioli tampoco se quedó corto: "Supo interpretar a las clases populares", sostuvo de Trump.

"Trump incorporó parte del lenguaje (peronista), ahora falta que incorpore la otra parte. Le vamos a mandar los libros completos de Perón y Eva", afirmó Guillermito "Indec" Moreno.

Cristina Fernández dijo que “Estados Unidos eligió a Donald Trump como presidente porque busca romper con el establishment económico".

Frente a tamaña catarata de estupideces, pero que sin embargo expresan una identidad conceptual espectacular entre cierta izquierda y el pensamiento de Trump, tal vez la mejor síntesis la haya hecho Moria Casán, la gran estrella argentina, que en el cambalache en que se ha convertido el mundillo político, quizá tenga más autoridad para hablar que todos los anteriormente citados. Como cuando dice:  "Me encanta Donald Trump ... Él quiere tener la rigurosidad que se necesita para frenar cierto libertinaje... Y mirá que yo no tengo pensamientos fachos, pero pienso que es lo que les hace falta... No estoy hablando en contra de los inmigrantes, tengo amigos inmigrantes". Claro que suele ocurrir que todo antisemita tiene un amigo judío; todo islamofóbico un amigo árabe y todo racista un amigo, cuanto menos, morocho. Quizá  hasta Marine Le Pen tenga, como Moria, algún amigo inmigrante.

Y al hablar de Cristina dijo la gran Moria: "Amé la vaginocracia de Cristina. Es una mujer estupenda con mucha polenta. Me volqué al género por ella, no por Néstor".

En fin, con Trump contra el libertinaje y con Cristina por la vaginocracia. Trump al gobierno, Moria al poder. El mundo está cambiando, y cambiará más porque a los populistas de izquierda, lo que les encanta es que Trump, según ellos, abrió una brecha en el sistema. Es que un fascista les molesta menos que un globalizador, por eso Trump les gusta más que Obama o Hillary, como dice Zizek. Estos populistas de izquierda, que estaban en retroceso en la Argentina, encontraron una razón de ser mundial a la cual apostar con el triunfo de Trump, quien comparte con ellos lo central de sus pensares: la utopía de volver a vivir en  un  mundo de fronteras cerradas, antiglobalizador, una nueva Edad Media.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA