La tarea de taladrar siempre es algo que infunde mucho respeto, sobre todo para aquellas personas que no están muy iniciadas en el bricolaje. Pero en el caso de los cerámicos o azulejos, se complica aún más. Mucha gente no coloca cuadros ni accesorios en su cocina por el miedo que les produce llegar a romper un cerámico o no saber hacerlo bien. Es cierto que debemos tener un poco más de cuidado que cuando hacemos cualquier otro agujero en la pared, sin embargo, para aquellos que no se atreven, les damos unos trucos muy sencillos para perder ese miedo.
Para proteger el cerámico o el azulejo que vamos a taladrar debemos, en primer lugar, picar con una punta o punzón y un martillo el lugar exacto dónde irá el agujero, muy suavemente. Lo justo para poder retirar la primera capa del azulejo. Esta capa es la que suele hacer resbalar el taladro por lo que retirándola conseguiremos un buen punto de apoyo.
Una vez retirada la primera capa del cerámico y cuando vayamos a realizar el agujero, debemos poner en el resto de superficie cinta de enmascarar (es ideal la azul que es usada por los pintores), que absorbe muy bien las vibraciones que se producen en el momento de accionar el taladro. Así conseguiremos que no salgan grietas. Por último ponemos el taladro en modo normal y taladramos.
En el caso de que ya hayamos hecho el agujero y se haya estropeado el cerámico, no nos queda más remedio que repararlo. No te preocupes, no es dificil. Lo único que tenemos que tener en cuenta es que debemos disponer de una pieza exactamente igual que los demás, por lo que es muy buena idea guardar cerámicos de sobra.
Comenzamos retirando el cerámico estropeado. Con un cincel y un martillo hacemos pedacitos el azulejo o el cerámico, con cuidado de no tocar los demás que le rodean. Una vez que soltemos la pieza, limpiamos la superficie y pegamos la nueva con adhesivo especial para cerámicos o para azulejos (depende de qué sea la pieza).
Cuando se seque, sólo nos queda rellenar las juntas con masilla específica para juntas y esperar a que vuelva a secar. Podemos pasar un dedo por la junta justo después de añadir la masilla para que quede mejor el acabado.
Lo ideal es que el azulejo o el cerámico no se nos llegue a romper, pero si ocurre tiene fácil solución.