"El que quiere viajar feliz, debe viajar ligero". La máxima es de Antoine de Saint-Exupèry, escritor, aviador y gran viajero. Sin embargo, al momento de armar la valija más de uno carga con el guardarropas entero ya sea por autómata o guiado por el famoso "por las dudas". En esta nota te damos algunos trucos para armar una valija -liviana- a prueba de las aerolíneas low cost más quisquillosas.
1- El destino. Puede parecer una obviedad aunque muchas veces no lo es. Al momento de armar una valija es necesario que tengas en claro el destino. ¿Viajás a la playa, montaña, ciudad? ¿O combinación de varios? Reñaca y Koh Phi Phi -en Tailandia- son destinos de playas pero poseen temperaturas muy diferentes. Algo similar sucede cuando se viaja a diferentes ciudades europeas. Entre Inglaterra y España no sólo hay kilómetros de diferencia, también varios grados.
Tampoco pasés por alto la época del año. Uno tiende a subestimar el frío cuando está en un clima cálido y viceversa. Mirá el pronóstico meteorológico para conocer las temperaturas máximas, mínimas y si hay posibilidad de precipitaciones o algún otro fenómeno, por ejemplo viento, que requiera ropa especial. Si vas a un destino cálido llevá algún abrigo liviano; los interiores con aire acondicionado suelen garantizar resfríos.
Otro punto a tener en consideración es el tipo de destino. No es lo mismo viajar por una ciudad en donde si te hace falta algo podrás conseguirlo fácilmente que ir a un sitio apartado o extremadamente costoso.
2- La agenda. Otro punto a tener en cuenta es la agenda que tendrás durante tu estadía. Mientras que una travesía de mochilero permite licencias a la hora de vestir, un viaje de negocios probablemente exija una determinada etiqueta. ¿Vas a acudir a reuniones? ¿Estarás la mayor parte del día caminando por alguna ciudad? ¿O panza arriba en alguna playa? Este tipo de preguntas te ayudarán a armar tu valija.
3 - La estadía. El tiempo que permanecerás fuera de casa te da una pauta de la cantidad de ropa que necesitás llevar. Cinco pares de zapatos para un fin de semana es exagerado. Si tu viaje supera los 15 días en vez de cargar con tu placard a cuestas como un sherpa es mejor ponderar lavar la ropa en el lugar en que te encuentres. En este sentido, tener en consideración alojamientos con lavarropas puede ser una excelente opción.
Si tu estadía ronda la semana o los 10 días, lo ideal es llevar por cada prenda de abajo -bermudas, jeans, falda- tres prendas de arriba -remera, camisa, camiseta- y ropa interior para cada uno de los días.
4 - La ropa. Lo ideal es llevar prendas que se combinen unas con otras y que, además, sean versátiles. Para ello, armar los conjuntos a partir de una paleta de colores es perfecto. Por ejemplo, puede ser con el negro como base y añadir prendas en gama de grises, mostazas, rosa o blanco. También llevar prendas que te sirvan tanto para el día como para la noche.
Los zapatos y los bolsos suelen ocupar mucho espacio en la valija, por lo cual, reducirlos a un mínimo es esencial. Si viajás a un destino urbano donde vayas a caminar mucho, asegurate de llevar unas zapatillas cómodas, nada de estrenar calzado en pleno viaje. Otro par de zapatos más arreglado y ¡Listo! Para las mujeres, llevar un sobre como cartera de noche es una excelente opción porque ocupan poco espacio. Para el día puede ser una tote bag de tela o una mochila que llevés como equipaje de mano.
Evitar prendas “por las dudas”. Lo más probable es que no las usés, las cargués durante todo el viaje e igualmente tengás que lavarlas a tu regreso.
5 - La valija. Si viajás con una compañía aérea low cost -de esas que se caracterizan por ser intransigentes con el peso del equipaje- hay que tener en cuenta diferentes aspectos. En primera instancia, intentá que tu valija vacía no sea un artefacto pesado. Muchas maletas lo son y significa peso extra en tu equipaje.
En segundo término, tratá de llevar puestas las prendas más pesadas. Por ejemplo, botas, zapatillas, sweater o abrigo. Eso te permitirá restar peso a tu maleta.
En tercer lugar, si viajás con una valija carry on aprovechá al máximo el espacio. Una opción es utilizar el interior de los zapatos para guardar las medias y llevar los productos de higiene personal en envases pequeños.
Por último, colocá algún elemento distintivo en tu valija. Puede ser una cinta, o una etiqueta o cualquier cosa que te permita reconocerla fácilmente. En especial, si tenés pensado despachar tu equipaje.