La cultura mendocina está de luto: el jueves pasado falleció Emma Zuccardi, matriarca de la reconocida familia de bodegueros mendocinos y muy querida en el mundo de las artes plásticas, por su infatigable trabajo de gestión y promoción en la Cava de Arte de su bodega.
A través de una carta firmada por su hijo José y sus nietos Sebastián, Julia y Miguel, la familia Zuccardi comunicó la muerte de Emma, una de las fundadoras de la reconocida bodega.
Emma Cartellone de Zuccardi tenía 94 años. Junto a su esposo Alberto Zuccardi inició en 1963 la empresa que se convertiría en una de las más prestigiosas de la industria vitivinícola argentina.
"Nos dejó luego de una larga vida llena de alegría y afecto. Fue una mujer fuerte y trabajadora, pilar fundamental del desarrollo de nuestra empresa familiar. También, fue una madre, esposa, abuela y bisabuela que con su amor y carisma dejó una huella indeleble a lo largo de tres generaciones, y que es en gran parte responsable de lo que todos nosotros somos", describe la carta de los Zuccardi.
Según ella misma relató el año pasado en una entrevista concedida al diario peruano El Comercio, Emma y su marido plantaron sus primeros viñedos en Maipú, en 1964, utilizando un -para entonces- novedoso sistema de riego de caños subterráneos.
Posteriormente, sería uno de sus tres hijos, José Alberto "Pepe" Zuccardi quien le daría el mayor impulso comercial, primero a nivel nacional y luego internacional.
“Tenemos que celebrar que ha tenido una vida plena. Nos deja el ejemplo de su gran energía”, dijo a diario Clarín José Zuccardi, quien destacó que el proyecto que comenzaron sus padres pudo expandirse gracias a la labor conjunta de tres generaciones.
En los últimos años, Emma había impulsado y dirigía la Fundación Zuccardi, que tiene como misión desarrollar tareas de responsabilidad social en las fincas, y supervisaba la Cava de Arte de Familia Zuccardi, un centro de exposiciones dedicado a exhibir obras de artistas mendocinos. Y por otra parte, "Cosecha de artistas", en donde era anfitriona, ya era un evento clásico. Cada año, unos 40 artistas se reunían en los olivares de Zuccardi para recolectar aceitunas y producir una obra alusiva, que se inmortalizaba en las etiquetas de los aceites.
“Con más de 90 años seguía viniendo a trabajar todos los días como cuando empezó. Le puso todo su corazón a la familia y al desarrollo de la empresa”, agregó su nieta Julia, encargada del área de turismo y hospitalidad de la bodega.
Su nieto Sebastián, enólogo, le había puesto su nombre a uno de sus vinos, un Bonarda que obtuvo reconocimientos en concursos internacionales.
Pero ese Bonarda no fue el único homenaje que le dedicaron a Emma. En 2019, los tres nietos se unieron para recopilar las recetas de las comidas que habían compartido con ella desde chicos y publicaron el libro "La cocina de Emma".
“Nadie qué pasó por nuestra casa se va a olvidar de sus bizcochitos de vino. Ella siempre sabía cuál era el plato favorito de sus hijos, nietos y bisnietos y se encargaba de que todos pudiéramos disfrutarlos”, recordó Julia.
Los artistas la recuerdan
Rebeca y Antonio Sarelli: "Su calidez, sensibilidad y compromiso con la sociedad desde la creación del espacio de arte en bodega Zuccardi dio un fuerte impulso a la plástica mendocina. Fue siempre entusiasta con brindar apoyo a todas las generaciones de artistas. Una gran dama se nos fue, pero deja un gran legado. Su presencia se extrañará".
Laura Rudman: "Para recordarla en Facebook busqué fotos y me encontré con una en la que ella charla con Daniel Ciancio. Y la vi como era: atenta, curiosa, siempre tan cariñosa y genuinamente amante del arte. Su memoria prodigiosa guardaba cada nombre, cada detalle y así, cuando te veía, vos sentías que te quería y le importabas".
Paula Dreidemie: "Fue una de esas personas que marcan una huella. Tuvo la capacidad para abrir las puertas de una bodega a la experiencia del arte y generar espacios de encuentro entre artistas, compartiendo la mística y el espíritu de la cosecha transformada en obra después. Ayudó al crecimiento y visualización del arte mendocino".
Fernando Jereb: "Todos los artistas teníamos un amor súper especial con Emma. Cuando hice una muestra individual en la Cava de Zuccardi (creo que en el 2010), fue Emma al taller, se quedó con mi hijo alzado, nos tomamos unos mates, se quedó viendo la obra... le encantaba saber qué es lo que iba a presentar cada artista. Tenía una mirada del arte hermosa. Hoy hay muchas empresas o bodegas que trabajan con el arte para incorporar un valor agregado, pero casi sin sentirlo. Yo siempre digo que ella lo hacía por un amor franco. Atenta, cariñosa, hipersensible. Ha comenzado un viaje a una nueva etapa, pero el amor que puso en nosotros va a permanecer en el tiempo".