Salieron, después del mediodía dominguero, a recorrer los
cerros tupungatinos
con sus
motos de cross
junto a un grupo de amigos, como suelen hacerlo habitualmente. Pero
tres de ellos se abrieron a explorar nuevos senderos
y se perdieron. No tenían luces para sortear este territorio regido por profundos barrancos, por lo que abandonaron las motos. Pero la noche los encontró sin abrigos, ni alimentos y con una helada que se avecinaba. Fueron hallados recién a las dos de la madrugada en un fuerte operativo policial.
Este grupo de amigos suele internarse en la zona de cerros para realizar proezas con sus motos enduro. Son mayores de edad,
tienen entre 25 y 35 años
, y residen en este departamento valletano. No habían tenido mayores inconvenientes hasta ayer, cuando la tarde de amigos y deporte terminó con la angustiosa búsqueda de tres motoqueros, que quedaron varados en medio del campo, sin provisiones y con un celular sin batería.
La última comunicación que mantuvieron con sus familias fue a las 22. Allí les avisaron que estaban perdidos y que no sabían cómo encontrar el camino de regreso a la ruta. Algunos del grupo, intentaron realizar un rastrillaje por el área, pero como no tuvieron éxito, tomaron la decisión de radicar la denuncia en la
Comisaría 20
de
Tupungato
.
Hasta allí, llegaron familiares de los desaparecidos -cerca de las 23 del domingo- pidiendo ayuda a los uniformados para rescatarlos. Los amigos no tenían datos ni coordenadas precisas de dónde habían quedado rezagados sus compañeros.
Todo el operativo de búsqueda se centró en el puesto de Don Reyes, que se encuentra a unos ocho kilómetros del carril Zapata, hacia el norte, y a unos doce kilómetros hacia el este del Cristo Rey de los Cerros, que se yergue al margen de la ruta 86, conocida como de Los Cerrillos.
El rastreo arrancó con móviles y vehículos particulares por senderos de piedra. Pero pronto estos se terminaron y no había otra alternativa que ingresar a pie. El frío era la mayor complicación, pues a esa altura de la noche los termómetros en esa zona tupungatina estaban muy por debajo de los cero grados.
La Policía del lugar había pedido la intervención de la patrulla de rescate de Mendoza y, si era necesario, del helicóptero de la Fuerza.
Sin embargo, tal despliegue no fue necesario. Mientras la patrulla venía en camino hacia el Valle de Uco, en el lugar se armó un grupo de civiles y uniformados que decidieron internarse en el campo a pie para probar suerte.
Después de caminar unos cinco kilómetros, comenzaron a tirar bengalas. Cuando estas se les terminaron, comenzaron a los gritos. Entonces escucharon la respuesta de los hombres, quienes habían improvisado una fogata para calentarse.
Ante el riesgo que implicaba continuar en los rodados en la oscuridad de la noche y un terreno muy irregular, los sujetos habían dejado tiradas las motos varios kilómetros más atrás.
Siguieron a pie, pero no lograron dar con ningún puesto ni camino que les permitiera llegar a la ruta. Entonces, decidieron encender un fuego para hacer frente al frío que los amenazaba.
Salvo el susto y el mal rato, los sujetos no presentaron heridas ni descompensaciones de magnitud. El hallazgo se dio a las dos de la madrugada. Entonces, pudieron volver con sus familias.