El Colegio San José Hermanos Maristas de Mendoza, cumple este año un siglo. Si bien el centenario fue en marzo, este fin de semana se realizarán actos para celebrarlo.
Tan orgullosos están los egresados de haber pasado por la institución, que vuelven a elegirla para sus hijos. Tal es el caso de los Buj: Luis (94), su hijo Luis Andrés (48) y ahora su nieta Catalina (10), han pasado por sus aulas.
Pero además Luis es hoy el egresado de mayor edad de la institución: egresó en 1940. El tiempo transcurrido no le ha borrado de la memoria los recuerdos de aquella época y aún tiene frescas incluso las imágenes del antiguo edificio que estaba en calle San Martín, entre Alem y Don Bosco.
“El colegio estaba en el centro, era como esas casas antiguas con un patio grande y las aulas daban a él; también había un pasillo que daba al fondo con un parral muy grande y algunas aulas daban a ese parral”, relató Luis. Contó que tenía una capilla y un comedor para los alumnos que eran “medio pupilos” y se quedaban a almorzar allí. Es que las actividades eran doble turno: ingresaban a las 8.30 y salían a las 12.15. La mayoría volvía a comer a sus casas y regresaban para permanecer en el colegio desde las 14.30 hasta las 17.30.
Para el contraturno quedaban las materias especiales que, según dijo Luis, incluían Geografía e Historia.
“Mis padres siempre estuvieron conformes con el colegio y yo estoy muy contento por la enseñanza que me dieron”, destacó y agregó: “Había otras escuelas que daban mucho más peso a lo religioso, acá había aceptación. Hubo un chico que no consiguió banco, hizo primero y segundo año con nosotros, era protestante e iba a un colegio católico con una materia que se llamaba Religión”.
Luis no considera que la educación fuera tan estricta por esos años, como puede suponerse: "Si te portabas bien no pasaba nada. Yo siempre estaba entre los primeros promedios y, cuando sacaba notas más bajas, me ponía muy mal".
Dijo que la penitencia más común era parar al alumno frente al pizarrón, de cara a la pared y que el tiempo dependía de la falta. Agregó que con los hermanos eran muy compañeros y que le da emoción que su hijo y su nieta también hayan pasado por allí.
Nuevas generaciones
Catalina actualmente va a 5° grado, mientras que su papá, Luis Andrés, egresó en 1988. Él destacó como la principal diferencia entre aquel entonces y la actualidad el hecho de que antes el colegio era sólo de varones, lo que desde su punto de vista influía en las conductas, los temas de charlas y los juegos, que eran más bruscos. Señaló que el contacto menos asiduo con las niñas les generaba ciertas inseguridades al momento de relacionarse con ellas. Lo curioso es que al año siguiente de su egreso, se transformó en mixto. "Creo que es bueno que ahora sea así, se crían de manera diferente, hay más diálogo entre ellos, incluso se cuidan entre sí", consideró.
"El colegio era de los hermanos pero les decíamos 'curas' con cariño para hacerlos enojar", rememoró Luis Andrés con humor. Sumó una anécdota: "Había un hermano que tenía un silbato con una cadena. Cuando lo molestaban lo revoleaba y te iba pegando en las piernas; la gracia era esquivar el silbato. Ahora si sucediese lo mismo, les pondrían una denuncia. Son los nuevos límites".
El hermano Eutimio Rubio es el actual director general de Maristas. Luego de haber estado mucho tiempo en Buenos Aires, reconoce en la comunidad escolar mendocina un particular apego de los alumnos por la institución y los compañeros. Asegura que es algo muy llamativo que los egresados sigan reuniéndose periódicamente, algunos incluso una vez por semana. "No sé si es el deporte o los campamentos que fortalecen el vínculo, pero veo una pasión por lo Marista, tienen una unión muy particular".
El director reconoció que "es un colegio de familia. Vienen tres y cuatro generaciones". En cuanto a los valores que fomentan, enumeró como prioritarios el respeto, la solidaridad, la humildad, la superación permanente y la importancia del esfuerzo.
Del centro a El Challao
El iniciador de la obra Marista en Mendoza fue el presbítero José Verdaguer, más tarde obispo de la provincia. Un texto publicado por la institución detalla que era ex-alumno Marista del Colegio de Gerona (España) y deseaba para su extensa parroquia un colegio dirigido por maestros similares a los que había tenido en la Madre Patria.
Así, el 5 de marzo de 1917 el colegio abrió sus puertas en un edificio de calle 9 de julio 1212 de Ciudad el cual, según las crónicas, fue alquilado por 300 pesos.
En 1920 se decidió buscar un nuevo local. Se lo consiguió en la calle Patricias Mendocinas, a media cuadra de la Basílica Nacional de Nuestra Señora del Carmen de Cuyo. Pero éste resultó muy pequeño para sus más de 150 alumnos internos. Desde el principio algunos eran medio pupilos y se quedaban a almorzar. Durante las vacaciones de esos primeros años, se daban lecciones particulares y se hacía el retiro en la Casa de Ejercicios de la Compañía de Jesús.
Finalmente pudieron aprovechar el remate de un terreno ubicado en avenida San Martín 861, de 45 metros de frente. Tenía una gran casona de 100 metros cuadrados de edificación y un hermoso parral. Se habilitó en 1924.
Décadas después, en 1981, se impulsaron los trabajos que dieron origen al Camping Marista y el Refugio San José en la zona del Manzano Histórico, en Tunuyán, donde la Congregación cuenta con 14 hectáreas que fueron donadas.
Con los años surgió la intención de trasladar el colegio del centro urbano por la contaminación ambiental y preferir un espacio con aire puro, aislación del ruido y un ambiente de paz y sosiego propicio para un mejor aprendizaje. Esto motivó la construcción de un nuevo edificio sobre la avenida Champagnat, en El Challao. Fue inaugurado el 30 de noviembre de 1984.
Actividades
El centenario del colegio San José, Hermanos Maristas de Mendoza, fue en marzo. Las actividades para celebrarlo se realizarán a partir de este fin de semana.
Hoy a las 10: misa en el santuario de El Challao.
Mañana por la noche: cena de la que participará el personal.
28 de octubre: gran reunión de ex alumnos.