La concentración alemana amaneció con sensaciones agridulces en Brasil. El alivio por el pase a cuartos de final del Mundial no oculta los problemas que mostró el equipo ante Argelia ni la acumulación de lesiones. Una mala combinación justo ante los cuartos de final ante la poderosa Francia.
“En este momento, el rol de favorita es más bien para Francia”, reconoció con preocupación el mánager de la selección alemana, Oliver Bierhoff, tras la costosa victoria por 2-1 ante Argelia y con la mirada ya puesta en el cruce del viernes en Río de Janeiro.
Alemania llegó a Brasil como una máquina bien aceitada, pero pasados los Octavos de final se parece más a un rompecabezas que el técnico Joachim Löw debe resolver en tres días si no quiere repetir los errores del partido con Argelia.
“No fue una película de terror. Pero sin duda no jugamos bien”, reconoció Jérome Boateng. El defensor del Bayern Munich es una de las piezas de ese rompecabezas. Löw lo hizo jugar de central ante la baja por enfermedad de Mats Hummels. Y la reestructuración hizo de la defensa alemana el flanco más débil que explotaron los argelinos.
La baja de Hummels permitió también jugar a Shkodran Mustafi por primera vez como titular, pero a los 70 minutos salió lesionado y se perderá el resto de Mundial.
Pero los problemas más graves de Löw se concentran en el centro del campo, donde Philipp Lahm no termina de sentirse cómodo, Mesut Özil y Mario Götze siguen sin inspirarse y Bastian Schweinsteiger y Sami Khedira están recuperados sólo parcialmente de las lesiones que marcaron la previa al torneo.
Las únicas buenas noticias que dejó el partido del lunes para Löw fueron la gran actuación del arquero Manuel Neuer -que también se recuperó justo a tiempo para el Mundial- y las ganas de André Schürrle, que revolucionó al equipo al entrar en el segundo tiempo.
Löw tomó ya una primera decisión y ayer concedió a todo el equipo “un día de regeneración física y anímica” en el imponente búnker de Campo Bahía para dejar atrás la tensión de los octavos. “Hay que darle a los jugadores uno o dos días para regenerar. Después decidiremos los cambios que toquen”, señaló el técnico. La respuesta apuntaba concretamente a Lahm: su regreso a la defensa podría ser una de las soluciones ante Francia.
El técnico no quiso dar más detalles sobre Lukas Podolski, baja ante Argelia, Thomas Müller, ligeramente engripado, Schweinsteiger, que salió renqueando y extenuado ante Argelia, ni Hummels.
Löw optó por rescatar lo positivo: lo que cuenta en los Mundiales es ganar. “No podemos contar con jugar siempre de forma fantástica”, comentó. “Lo hicimos en el pasado en uno o dos torneos y quedamos eliminados. Lo que importa no es jugar siempre bien, sino ganar”.
La prensa alemana no lo tuvo tan claro. “Está claro: así caeremos eliminados en cuartos el viernes ante Francia”, comentó ayer el diario “Bild”, habitualmente más triunfalista.
“Nuestro objetivo es hacernos con el título. ¿Pero cómo lograrlo? ¿Sin una defensa segura, sin velocidad en el centro del campo y sin peligro ante la portería contraria?”. Löw tiene tres días para responder a esas preguntas y reconstruir un equipo que mostró su peor cara en el momento más delicado.
El francés Deschamps quiere bajar la euforia
El seleccionador francés Didier Deschamps trató de rebajar la euforia que se ha apoderado del entorno de su equipo tras la clasificación a Cuartos de final, donde se enfrentará a Alemania el próximo viernes a las 13.
Con lo logrado hasta ahora (primero de su grupo con siete puntos, invicto, y victoria en Octavos), el equipo dirigido por Deschamps parece que ya ha hecho olvidar a sus aficionados la caótica participación en Sudáfrica-2010.
Pero el capitán del equipo campeón en 1998 lanzó, desde el campo base en Ribeirao Preto, un llamado para que todos, jugadores y aficionados, mantengan los pies en el suelo. “Soy realista, mi objetivo, como el de mis jugadores, es el viernes” contra Alemania, dijo el técnico, al día siguiente de que su equipo lograra el boleto para cuartos gracias a los goles de Paul Pogba y del defensa nigeriano Joseph Yobo en propia meta, en el tramo final del encuentro.
"No sirve de nada mirar más allá", añadió el técnico de 45 años. "La realidad, ahora, es Alemania el viernes".
"Todo el mundo puede soñar, incluido yo, pero soy pragmático y realista: el viernes es lo único que cuenta", insistió.
Deschamps, que sucedió a Laurent Blanc tras la Eurocopa-2012, rechazó que ante Alemania su equipo sea favorito, aunque precisó que sus jugadores tampoco irán a Rio “como turistas. Vamos a jugar a fondo”, advirtió. Sobre las críticas a los árbitros de los seleccionadores de Ecuador (primera fase) y Nigeria por supuestos errores que beneficiaron a Francia, Deschamps dijo “no tener la impresión de haber sido favorecido”, aunque algo molesto dijo a la prensa: “Cuanto menos se hable, mejor”.
Los internacionales franceses disfrutaron ayer de una sesión de recuperación tras el partido de la víspera y cuatro de los titulares ante Nigeria (Patrice Evra, Mathieu Debuchy, Raphael Varane y Karim Benzema) se ejercitaron en el gimnasio.
Sin recuerdos de 1982
Sobre el partido ante los alemanes, Deschamps aseguró que no hablará a sus hombres de lo ocurrido en España 1982, cuando ambos países se enfrentaron en semifinales, en uno de los partido que pasó a la historia de la competición.
En el Sánchez Pizjuán de Sevilla, Francia llegó a dominar por 3-1 en el alargue, pero la entonces Alemania Federal empató y acabó clasificándose para la final por penales.
El partido, no obstante, quedó marcado por la terrible patada del arquero Harald Schumacher al jugador galo Patrick Battisto, que fue retirado del campo, con conmoción cerebral, una vértebra fracturada y dos dientes rotos, y sin que el árbitro señalase siquiera falta. “(Los jugadores) no habían nacido, ¿qué les voy a explicar?”, dijo Deschamps, que tenía 14 años entonces.
