La investigación por el trágico final del matrimonio Ortega-Bronzini ayer determinó tres detenciones: la de una joven pareja y de un menor de 17 años, quienes fueron aprehendidos en allanamientos en el Bajo Luján, lugar donde se encontró el auto de las víctimas desmantelado e incinerado. Durante la concreción de las detenciones se hallaron elementos que podrían pertenecer al matrimonio, lo que refuerza la hipótesis del doble crimen.
Durante la siesta de ayer, la Policía allanó tres casas del asentamiento ubicado a la vera del río Mendoza -en su tramo de Luján de Cuyo-, donde finalmente fueron capturados los sospechosos, anunció anoche el ministro de Seguridad, Leonardo Comperatore, en una conferencia de prensa, acompañado del fiscal especial Santiago Garay.
Algo clave en la pesquisa es que en la vivienda donde se escondían los sospechosos además se encontraron elementos que podrían pertenecer a Antonio Ortega y Paulina Bronzini, ambos de 76 años. Ahora esos elementos serán mostrados a familiares de las víctimas para saber si pueden reconocerlos.
Si bien no trascendieron los nombres de los detenidos, se confirmó que se trata de un hombre de 23 años, su pareja de 21 y su hermano, un chico de 17 años. Anoche, los tres fueron alojados en los calabozos del Centro de Detención Transitorio y posiblemente hoy sean imputados. Algo que también se espera para estas horas es el resultado final de la necropsia que indique las causas de ambas muertes.
Los avances de ayer no hicieron otra cosa más que confirmar lo que se investigaba desde el mismo lunes por la madrugada: que la pareja de jubilados fue asesinada. Aunque ante esto Comperatore se mostró cauto: “Los detenidos son los presuntos autores del presunto homicidio”, aclaró.
Si bien el resto de las autoridades del Ministerio y de la fiscalía se manejaron con esa misma cautela, trascendieron datos que dan cuenta de cómo se produjeron las detenciones.
Fuentes allegadas a la investigación explicaron que fue la mujer quien, en medio de los allanamientos, se quebró.
Según ese testimonio, el domingo su pareja y su hermano asaltaron al matrimonio Ortega en las cercanías del cruce de la ruta 7 y la 40 en Luján, y tras reducirlos y atacarlos los arrojaron al cauce. Tras eso se llevaron el auto, lo desmantelaron y “enfriaron” en una vivienda de la zona hasta que el domingo por la noche lo quemaron.
Algo que sí está confirmado es que los sospechosos iban a bordo de una carretela cuando se encontraron a las víctimas en la Gruta de la Virgen de Lourdes.
Investigación
Desde el mismo lunes, la pesquisa se centró en el Bajo Luján, lugar donde fue hallado el C3 que manejaban las víctimas.
Esa tarde se allanó una casa que fue marcada por perros de la Policía, pero no hubo resultados positivos.
Ortega y Bronzini fueron hallados muertos el domingo por operarios de la planta potabilizadora ubicada en Zapata y Chile, en el distrito maipucino de Cruz de Piedra. Sus cuerpos estaban atascados en una compuerta del canal San Martín.
Horas después, la identidad de los jubilados fue confirmada por uno de sus hijos, después de que radicara una denuncia por la doble desaparición. En ella el hombre había indicado que sus padres salieron por la mañana con destino a La Gruta, en las cercanías de las ruta 7 y 40, en Luján.
Los dos cadáveres tenían sus alianzas y dinero, por lo que inicialmente no cobró fuerza la hipótesis del robo. Sin embargo, por la mañana del lunes el helicóptero de la Policía encontró el Citroën C3 en el que viajaban las víctimas, completamente desmantelado e incinerado, cerca de donde ayer ocurrieron las detenciones.
Habla una nieta: "Sabíamos que algo les había pasado"
Una de las nietas del matrimonio Ortega-Bronzini, Yanina, reconstruyó, en diálogo con Los Andes, los últimos momentos de las víctimas.
"Salieron a las 11 de la casa -ubicada sobre El Porvenir al 1000 de Coquimbito- para pasar un día de camping en los alrededores de la Virgen de Lourdes, en Agrelo. Siempre iban a ese lugar", dijo la joven.
Como Yanina vive en el mismo predio que sus abuelos, a las 22 empezó a notar que había sucedido algo extraño, ya que Antonio y Paulina, que usaba bastón para movilizarse, no habían regresado. “Cuando salían llegaban cerca de las 20, porque comían en ese lugar y después se iban a otros lados, por ejemplo a visitar a algún conocido”.
Como las comunicaciones por teléfono fueron vanas, el padre de Yanina, Rubén, decidió salir en su auto a hacer el recorrido que, suponían, habían hecho Antonio y Paulina. “Creíamos que se les había roto el auto y que, como llevaban sólo un celular bastante viejo, no podían avisarnos”, siguió.
Como Rubén no encontró a sus padres, decidió hacer la denuncia en la comisaría de Agrelo, donde se enteró del hallazgo de los cuerpos, que para ese entonces aún figuraban como NN.
"No sabemos qué les pasó. Estaban golpeados, con magullones en varias partes del cuerpo", cerró.
Antonio y Paulina eran jubilados; vivían en la casa de calle El Porvenir desde hacía más de 50 años. Allí el hombre tenía una finca de duraznos, que había sido el principal sustento familiar por décadas. En tanto, Paulina se dedicaba a las tareas del hogar.
Ayer por la tarde, el más pequeño de los bisnietos aún buscaba en la finca a Antonio para ir a darle de comer a una mula que tienen en la finca.
