Trenes sólo para donde hay votos

Mientras en Buenos Aires se inauguran trenes de última generación, en Mendoza partió un tren con vino a Buenos Aires que demora tres días en llegar porque, por el estado de las vías, no puede superar los 30 kilómetros por hora. Un país “federal” en el qu

Trenes sólo para donde hay votos

En un afán evidente por “instalar” la figura de Florencio Randazzo como potencial precandidato a presidente por el kirchnerismo “puro”, la Presidenta de la Nación multiplicó sus apariciones públicas junto al ministro del Interior y Transporte durante la segunda parte de mayo. Todo lleva a indicar que quedaron atrás las posibilidades del entrerriano Sergio Urribarri y, ante la carencia de candidatos “propios” para enfrentar a Daniel Scioli en las PASO, las preferencias se han multiplicado a favor de Randazzo. Lo grave y serio del caso es que esa jugada política se realiza con el dinero de todos los argentinos: los de la Capital Federal, los del Gran Buenos Aires y también los del interior del país, que siguen postergados, ya que aquí han desaparecido los trenes de pasajeros y los de carga no pueden cumplir acabadamente sus funciones por el mal estado de las vías férreas.

En sólo una semana, desde el 19 de mayo hasta el 26 del mismo mes, Cristina Fernández de Kirchner tuvo cuatro apariciones públicas junto al ministro del Interior. La seguidilla comenzó con la llegada al puerto de Buenos Aires de los trenes “de última generación” provenientes de China; siguió con la presentación del nuevo DNI 37 millones; continuó con la inauguración de un centro de monitoreo de ferrocarriles en Retiro y culminó con una conferencia de prensa conjunta en la que formularon críticas hacia quienes pintaron con graffitis las nuevas unidades incorporadas. Al decir de quienes se mueven en las cercanías del poder, “Cristina incorporó al transporte como uno de sus temas prioritarios” y es por ese motivo que desde los medios oficialistas se pone énfasis en el funcionamiento de un nuevo tren a La Plata, con todas las comodidades posibles y ya se está hablando de dos nuevos ramales: uno que llevará al aeropuerto Jorge Newbery y otro a la estación internacional de Ezeiza.

Randazzo también estuvo en Mendoza en un acto oficial. Fue cuando, desde Palmira, partió el primer tren con vino hacia Buenos Aires, aunque deben advertirse algunas diferencias con lo que sucede en la gran urbe. Hubo bombos y redoblantes para la salida de sólo dos vagones. La intención era la de disminuir los costos de transporte en razón de que, al decir de los propios interesados, resulta más caro transportar un container de vinos entre Mendoza y Buenos Aires que desde el puerto porteño hasta el de Hamburgo, en Alemania, o de Rotterdam, en los Países Bajos. Al decir del Gobierno, el flete de un camión con cajas de vino a Buenos Aires tiene un costo de 11 mil pesos (para el sector privado es de 8 mil), mientras en tren es de 5 mil.

Pero se plantea un inconveniente: por el estado de las vías, los trenes no pueden superar los 30 kilómetros por hora, razón por la cual el envío puede llegar a tener una duración de tres días, a lo que se suma el hecho de que no brinda las seguridades ni las exigencias que permitan asegurar que la carga llegará en las mejores condiciones. Es más, ese primer tren debió partir con una máquina traída desde San Luis, en razón de que en Mendoza no había una que contara con la seguridad y las condiciones suficientes para cubrir el recorrido sin problemas.

Lo claro, concreto y evidente es que el país “Federal” que dice la Constitución se respeta sólo en los papeles porque, en los hechos, el Gobierno nacional sigue priorizando, con el dinero de “todos y todas” los argentinos/as, las necesidades de la región donde se encuentran los votos. El interior del país es el que genera la riqueza pero lamentablemente todos los esfuerzos que realiza pierden consistencia ante la falta de competitividad generada por medidas que no lo tiene en cuenta, que parten desde la retención por exportaciones, pasa por las trabas a las importaciones y se potencian con el costo de transporte entre el lugar de producción y el puerto de Buenos Aires. Una diferencia abismal respecto de lo que sucede en otros países, como Brasil o México, donde el ferrocarril forma parte de una red integrada para cubrir las necesidades de la totalidad de sus territorios.

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