Suiza inauguró hoy con bombos y platillos el túnel ferroviario de San Gotardo, el más largo del mundo (57 km), que permitirá fluidificar y aumentar el tráfico entre el norte y el sur de Europa.
La canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro italiano, Matteo Renzi, estuvieron en la ceremonia.
Tomaron después un tren que los llevará de Erstfeld, en la entrada norte del túnel, hasta Bodio, en la parte sur, en la Suiza italiana.
El colosal túnel, que ha necesitado 17 años de obras, entrará realmente en funcionamiento en diciembre. Constituirá la pieza clave de la nueva línea ferroviaria que cruzará los Alpes (NEAT), permitiendo crear un nuevo mapa de comunicaciones en el eje norte-sur de Europa.
Su objetivo es aumentar el uso del ferrocarril y descongestionar las carreteras para el tráfico de mercancías, en un corredor Rin-Alpes que va desde Róterdam, en el mar del Norte, hasta Génova, en el Mediterráneo.
La Unión Europea, que financió cerca del 15% de la obra (de un costo total de 12.276 millones de dólares), aplaude, además de la proeza técnica, una inversión "ecológica".
Las celebraciones comenzaron por la mañana con una bendición ecuménica en presencia de un sacerdote, un pastor, un rabino y un imán.
La ceremonia se desarrolló bajo estrictas medidas de seguridad con controles policiales, la movilización de cerca de 2.000 soldados y una estrecha vigilancia del espacio aéreo.