Tren de pasajeros, ¿fue?; terreno ferroviario, ¿es?

Tren de pasajeros, ¿fue?; terreno ferroviario, ¿es?

Hay temas que, por ser tan obvios, ni siquiera tendrían que plantearse como dudas. Estos pueden ser ejemplos de ellos.

El ferrocarril fue en la Argentina una herramienta indispensable para el desarrollo del país. Por las características del territorio, si no se hubiera contado con tan valiosa herramienta, tanto la historia como la geografía política hubieran sido muy diferentes. Una prueba de ello fue cómo se desarrollaron los pueblos alrededor de las estaciones ferroviarias, a todo lo largo y ancho de su extensión. Fueron, y siguen siendo, muy importantes (aunque resentidos y limitados) los trenes de carga para el transporte de mercaderías, maquinarias y todo lo que necesitara ser trasladado de un lugar a otro, no sólo dentro del país sino también a los países limítrofes. Ya está visto que no alcanza para cubrir la necesidad de fletes, con la flota de camiones privados, ni tampoco da abasto la infraestructura de caminos.

Pero lo que trato de rescatar en esta nota es el valor del tren de pasajeros, transporte tan importante y tecnológicamente tan desarrollado en otros países. Creo que no hubo, históricamente, una decisión tan dañina, inconsulta y superficial como la de eliminar los trenes, salvo en la capital y conurbano bonaerense. Aún resuena esa frase tan lapidaria con acento riojano: “Ramal que para, ramal que cierra”. El daño que ocasionó esa medida en todas las poblaciones que contaban con el beneficio del tren, fue y sigue siendo inconmensurable. Hubo pueblos que murieron, otros que empobrecieron hasta desaparecer y, otros, que siguen en estado terminal. Es muy triste ver las estaciones abandonadas o, en muchos casos, usurpadas como viviendas.

Cabe aclarar que el hecho de que el tren de pasajeros dé pérdida (no siempre es así), no es justificativo para eliminarlo ya que su funcionamiento, aunque no produzca un beneficio económico, redunda en algo mucho más importante, que es el beneficio social.
En el caso concreto de Mendoza, no ha ocurrido algo tan extremadamente grave pero sí sumamente grave. El desarrollo que podría haber sido mucho mayor con este sistema de transporte se frenó y aún ahora sigue costando compensar la carencia del tren, desde y hacia la Capital Federal y otras provincias, con otros medios de traslado de pasajeros.

Hace poco salió una nota en defensa del Ferrocarril, con la que coincido, que proponía recomponer el sistema y el recorrido en la provincia, sobre todo en la ciudad, haciendo parte del trayecto y la estación todo subterráneo. Considero que eso que sería estéticamente perfecto es, aunque no imposible, muy difícil y sumamente caro. Además parte de ese tramo está cubierto por el metrotranvía que, nos guste o no, no hay que desecharlo sino tratar de mejorarlo.

Previo a esto se había señalado como posibilidad de la construcción de una Estación Central en el predio que hoy ocupa el desarrollo de Procrear, sobre Tiburcio Benegas. Creo que sería mucho más viable hacer una estación terminal a la que puedan arribar los trenes, ya sea en Guaymallén, Godoy Cruz, Las Heras o Gutiérrez (Maipú). En todas, la infraestructura vial existe. Cualquiera de las opciones, quizás en el orden que están propuestas, va a servir para desarrollar la zona.

Otro tema muy importante es el destino de los terrenos ferroviarios, que se encuentran en la Capital, comprendidos entre calles Las Heras, Perú, Suipacha y Tiburcio Benegas. Es, sin lugar a dudas, un perímetro de un valor extraordinario desde el punto de vista inmobiliario, que actualmente se encuentra abandonado. Si bien ha habido varios proyectos para esa mancha oscura de la ciudad, ninguno se ha concretado.

Hacemos un breve recuento histórico de las diversas propuestas. Hace años se anunció con entusiasmo el acuerdo con una Corporación Puerto Madero, para realizar allí el pretencioso desarrollo “Mendoza Madero”. No fue.

No hace mucho se impulsaba desde la Municipalidad de Mendoza el proyecto de un Parque Urbano. Aún no se concluye con la apertura de la Avenida Godoy Cruz, impedida por un recurso de la Unión Ferroviaria que, según se dijo, frenaba la concreción del parque. Cabe la observación de la conveniencia de modificar la apertura de la avenida a nivel, por un viaducto bajo nivel.

Después se anunció que la Nación destrababa el recurso para que se llevara adelante, ya no el parque sino un desarrollo inmobiliario. Lo último que ha encarado la Municipalidad es un concurso nacional para el desarrollo integral (inmobiliario y paisajístico), tanto es así que se ha vuelto a mencionar nuevamente un Puerto Madero mendocino.

Estoy convencido de que se pueden llevar adelante ambos proyectos. Si miramos hacia adelante, tanto el tren con su estación de pasajeros y la transformación del paisaje del terreno ferroviario en un desarrollo urbano de jerarquía, unido al de Procrear, serán hitos muy importantes para el crecimiento que Mendoza merece.

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Los Andes.

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