Travesías al natural

Cientos de aves, hongos bioluminiscentes, alucinantes mariposas y orquídeas, en una aventura por un bosque nublado.

Travesías al natural

Meterse de lleno en la naturaleza es lo que buscan muchos viajeros intrépidos y, a 3 horas de Quito, esto no es quimera. La Reserva de Biodiversidad del Bosque Nublado de Mashpi es un destino único, en el que el avistamiento de aves es la actividad estrella, aunque no la única.

El cambio rápido de altitud (de 2.800 msnm a 1.000 msnm) en el camino desde la capital a la reserva, permite descubrir las maravillas del paisaje andino.

El camino cruza el valle de Pomasqui dominado por bosque seco andino, y luego hacia el flanco occidental de los Andes a través del bosque nublado y el camino termina en Mashpi al comienzo de la selva tropical. Varios ambientes en pocos kilómetros y una biodiversidad apabullante.

En Mashpi en tanto, situada a 900 metros sobre el nivel del mar, entre los bosques más bajos y nublados se encuentra la impactante casa de campo. Rodeado por una profusión de especies de plantas, de helechos y bromelias a un gran número de especies de orquídeas, muchas descubiertas recientemente, son el éxtasis de los ecologistas. Además 500 especies de aves -incluyendo más de 36 especies endémicas- monos, pecaríes e incluso pumas hacen sus hogares dentro de la reserva que da lugar a la vida en cada metro cuadrado.

La experiencia
Antes de arribar a Masphi los visitantes no se pierden la latitud 0 y el  Monumento a la Mitad del Mundo. Tampoco el mirador del Cráter del Pululahua, un volcán inactivo en un paisaje alucinante. Además, rumbo a la costa del Pacífico, merece la pena detenerse en el museo arqueológico de sitio de Tulipe para explorar y aprender sobre la cultura Yumbo.

Pero la idea es llegar a la reserva. Estar atentos al amanecer en el bosque es un buen ejemplo de los que natura tiene previstos para sorprender a los seres humanos.

En ese momento en el que el día despunta, las aves tienen mayor actividad, buscan sustento en el marco de un paisaje casi irreal. Entre neblina y las nubes propias de la humedad del bosque, los senderos se insertan en los verdes y de tanto en tanto, troncos que albergan orquídeas, líquenes y musgos, helechos gigantes y el sonido perpetuo de la cascada que se adivina. Y claro, el que la busca, la encuentra; su premio es maravillarse.

Por las noches en compañía de guías naturalistas, las excursiones son para hallar insectos de diferentes tamaños, ranitas de cristal, sapos arbóreos, aves nocturnas, algunos mamíferos y hasta inclusive bioluminiscencia de un hongo estilo Avatar.

En medio del bosque hay un espacio denominado centro de vida, que fue concebido como un lugar para aprender y descubrir. Recostarse en una hamaca, leer un libro, disfrutar de un jugo de frutas fresco o un café cosechado en la región, algunas de las propuestas. Allí también se puede aprender sobre mariposas y ver su proceso de metamorfosis y encontrar docenas de especies de orquídeas, bromelias y pasifloras.

La visita a la Torre de Observación es imperdible. A los 26 metros de altura, se obtiene una maravillosa vista aérea. Tucanes, pájaros carpinteros, tangaras y loros así como también aves de rapiña, quedan en foco.

Entre las originalidades figura la bici aérea. Es para que dos personas la usen al mismo tiempo. Se pedalea lo largo del cable que va entre dos puntos en el bosque, con una distancia de casi 200 m. En el trayecto se cruza un barranco sobre un río que fluye entre las rocas y los árboles.

32 especies de colibríes habitan en el bosque a diferentes altitudes. De éstas, sólo 18 pueden verse. Así, el mirador de colibríes es un observatorio con asientos y bebederos para que las aves se cuelguen de su techo.

La burbuja
En el corazón de la reserva está Mashpi Lodge, una lujosa burbuja en las nubes. Lo interesante es que este emprendimiento ha establecido pautas en cuanto a alojamiento en lugares ambientalmente sensibles, ya que este proyecto abarca una reserva de  1.300 hectáreas, mientras financia investigación científica, provee oportunidades sostenibles para comunidades locales y fomenta la conservación de este "punto caliente" de biodiversidad conocido como Chocó. Pensado para huéspedes exigentes, tiene paredes de vidrio para el contacto visual con la naturaleza.

La experiencia culinaria de la casa es a base de los ingredientes ecuatorianos frescos combinados con un toque entre tradicional y contemporáneo. Abunda en frutas exóticas como papaya, maracuyá o piña, así como también en especialidades al horno hechas en hoja de palma.

Información

www.mashpilodge.com

Tarifas
Dos noches en habitación doble desde U$S 1.178 por habitación doble, 2 personas. Incluye: todas las comidas, excursiones guiadas, charlas especializadas, ponchos de agua y botas de caucho. También incluye traslados desde/hacia los principales hoteles de Quito con guía, además de refrigerio y entradas a lugares turísticos a lo largo del camino.

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