"En un segundo cambia todo. Es el plato que sacás de la mesa, la cama que tenés que desarmar o la ropa que ya no se va a usar. Cada uno lo va haciendo como puede, pero es difícil. Muy duro".
Las palabras pertenecen a Andrea Bazán (43), la mamá de Alan Villouta, el joven que hoy tendría 23 años y que murió hace dos años atropellado cuando cruzaba el acceso sur durante la noche.
Acompañándola, como todos los días, se encuentra Andrés (41) que tiene la palabra fácil aunque de vez en cuando tiembla y se transforma en llanto, sobre todo cuando recuerda a su hijo. Ambos, cada noche de viernes y de sábado, hasta muy tarde en la madrugada, salen a concientizar a otros conductores y a sus acompañantes.
“Se trata de no ser egoístas, de que otros no pasen por lo que hemos pasado, por eso acá estamos”, remarca el hombre que se toma el reloj inconscientemente mientras habla, quizás queriendo retroceder el tiempo hasta el día que cambió su vida.
Ayer se conmemoró el día mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tránsito y por esto ambos cuentan su historia que tiene mucho de dolor pero también de compromiso con los demás.
"Cuando falta un hijo, además falta un hermano, un nieto, un sobrino, un compañero de trabajo. Es el amor al prójimo el que nos motiva. Porque con ese acto quizás todo hubiera cambiado", dicen.
Aquella noche
Aquel 26 de agosto Alan fue embestido por el empresario Alejandro Verdenelli quien manejaba una camioneta de alta gama y que se entregó dos días después del hecho. El chico salía de trabajar de una pizzería del centro comercial La Barraca y se disponía a tomar el colectivo para regresar a su casa, donde lo esperaban sus padres y sus seis hermanos: Franco, que hoy tiene 22 años, Mili (20), Pitu (19), Lucía (17), Emanuel (16) y Morena (11).
A las 1.55, Alan fue atropellado y arrastrado más de 100 metros, muriendo en el lugar sin recibir asistencia médica. En el lugar quedó un espejo del auto que lo embistió, la prueba fundamental para hallar al responsable, que huyó. Sus compañeros de trabajo trataron de asistirlo pero fue en vano.
Fue a partir de esta noche que comenzó a germinar en sus padres y hermanos el espíritu que hoy los lleva a ayudar a otros. "Formamos la 'Red de Corazones' que busca concientizar sobre el alcohol, las drogas y para poder darle a otras personas que pasaron por lo mismo un oído y una voz. Si los medios no conocen los casos, a veces quedan en la nada", remarcó Andrea.
Paralelamente a la red, también salen todos los fines de semana, con los recursos que les da la panadería familiar, junto a la folletería que tienen para dar mensajes que contribuyan a generar conciencia.
Así, en las filas de ingreso a los boliches o durante los operativos de la policía tratan de recomendarle a los jóvenes - pero no solo a ellos- que no se suban a un auto cuyo conductor está alcoholizado, que un vehículo es un arma y que alguien los espera en sus casas.
"Son dos años de dolor y de esfuerzo. Pero es importante. Hay gente joven y grande que debe saber a qué se expone. Todavía no se entiende que existe una responsabilidad al tomar y la gente no comprende que también les puede pasar", advirtió Andrés.
Nadie está preparado
La pareja habla, cada uno a su turno, e intenta transmitir sus sentimientos. De lo pasado y de lo que hace falta. Andrea tiene en sus manos dos fotos. Una de Alan del tamaño de la hoja de un cuaderno y otra del chico junto a sus hermanos. Lo lleva a todas partes y de vez en cuando lo mira como confirmando la misión que se ha propuesto.
"Nos cambió todo como familia. Nadie está preparado para esto", larga Andrés sin alicientes en sus palabras. Y continúa, tras un silencio que le sirve para ordenar lo que viene: "Es difícil porque me acuerdo de ese día, de las palabras que le dije cuando lo dejé en el trabajo. O cuando sonó el teléfono a las 2 de la mañana para avisarnos que mi hijo iba a la morgue".
Continuando, dijo que ese día - o quizás los días posteriores, es difícil para ellos determinarlo con precisión - tuvo que enfrentarse con dos sentimientos. Por un lado, el de haber perdido a su hijo y por otro el odio por haberlo perdido. "Pero no te podés quedar ahí. Tampoco medicarte, porque no quiero que haya vacíos en mi memoria. Quiero enfrentarlo todo", completa Andrea.
Ambos reconocen que esta trágica experiencia les permitió conocer a gente que está pasando por lo mismo y a practicar la resiliencia. “Tratamos de transformar todo esto en lograr que exista una pasarela para que la gente pueda cruzar, en un cambio en la justicia para lograr que los casos se resuelvan más rápido o para que los chicos tomen conciencia”, terminó Andrés.
La familia confirmó que habrá juicio oral y público
El próximo 27 de noviembre se llevará adelante la audiencia preliminar para finalizar con la presentación de pruebas que involucra al empresario Alejandro Verdenelli. Recordemos que el conductor que atropelló a Alan primero fue imputado por homicidio simple con dolo eventual (de 8 a 25 años de pena) y quedó detenido; luego accedió al arresto domiciliario con una fianza de $1.500.000.
Tiempo después la situación de Verdenelli mejoraría aún más, al conseguir la libertad y una imputación de homicidio culposo agravado, con posibles condenas de 3 a 6 años. En mayo del año pasado el expediente estaba a punto de elevarse a juicio, aunque el abogado defensor sorprendió y pidió la suspensión de juicio a prueba -conocida también como probation- o un resarcimiento económico para la familia de la víctima.
Finalmente, la familia de Alan fue notificada el pasado miércoles y se estableció que se presentarán las últimas pruebas aportadas por el acompañante. Además se conocerá la pericia mecánica de la camioneta y la fecha del juicio oral y público.
Para contactarse
La fundación Red de Corazones, sin fines de lucro, nació el pasado 26 de agosto, a dos años de la muerte de Alan. "Es una red que sostiene, que abarca y que pesca", dice Andrés Villouta, resaltando que la idea es que quienes están pasando por lo mismo puedan expresarse. Según Villouta hay 40 casos que aún no tienen sentencia judicial. El teléfono de contacto es 2615914542.