Trasandino

Yo, como soy uno de esos nostálgicos del ferrocarril prometo subirme al primer tren que salga de Mendoza rumbo a las cumbres más altas de América.

Trasandino

Jorge Sosa - Especial para Los Andes

Se está tratando otra vez la recuperación de uno de los trenes más especiales del mundo: el ferrocarril trasandino. Se han reunido personajes de los dos países interesados y han vuelto a tirar el tema sobre la mesa. ¿Se hará alguna vez? ¿Volveremos a escuchar el sonido de las máquinas sobre los rieles y las manos saludando a tanto paisaje?

Tanto los mendocinos como los chilenos venimos escuchando hace tiempo sobre la reinstalación del tren El Trasandino, para darle mayor intensidad al tránsito de mercaderías y de pasajeros hacia uno y otro lado de la cordillera. Sería toda una solución que causaría alivio a ese transitar permanentemente interrumpido por un túnel internacional que cierra hasta en los días en que está abierto.

El trasandino es un tren histórico cuyos restos podemos ver diseminados por las cercanías de la ruta 7, muchos tramos de vías que aún mantienen su operatividad, muchos que no existen, ruinas de estaciones, galpones abandonados, señales que ya no señalan nada. Pero fue uno de los modos de comunicarnos que tuvimos los trasandinos durante mucho tiempo. Porque todos somos trasandinos, para los chilenos nosotros somos trasandinos y para nosotros los chilenos son trasandinos.

Hay historias, anécdotas, leyendas y misterios que abultan su rico historial. Ese es un tren fantasma que puede contar anécdotas hasta cansarse, tren de circunstancias tristes y risueñas, tren de ponerados pasajeros. Hasta el famoso Futre, un personaje de la fauna del terror mendocina, hubiera sido imposible sin la existencia de este ferrocarril de trocha angosta que atravesaba la Cordillera de los Andes y se daba el lujo de regalar paisajes inolvidables a aquellos que colgaban sus miradas en sus ventanillas.

Sería una reivindicación de todos modos justa para tantos nostalgiosos del ferrocarril que están esperando una revancha después de aquel aquelarre de privatizaciones de vías que se dio en la época de Menem. Pero hasta ahora son charlas y nada más que charlas y buenas intenciones, “que es muy importante, que es vital para el crecimiento de los dos países, que significaría un instrumento de progreso inusitado para todos aquellos que sean salpicados por su existencia”, pero se van en charlas.

Ahora al parecer son los gobiernos de los dos lados los que están interesados por reimpulsar la obra y sería bueno que nuestros gobiernos contestaran de una manera acorde.

Sólo su influencia en el turismo, sin fijarnos en otras actividades, justificaría la existencia de este tren, parecido al tren de las nubes, pero mucho más importante.

Yo, como soy uno de esos nostálgicos del ferrocarril prometo como prometí una vez subirme al primer tren que salga de Mendoza rumbo a las cumbres más altas de América y llevar, si me lo permiten, una botella de buen malbec, para brindar, en pleno viaje por la recuperación de tanta historia. Y después dejar que las cumbres más altas de América me empapen los ojos, y ver pasar como en una película esos paisajes que tienen tanto para decir, tanto para mostrar. Tiene que ver con nosotros, con nuestra idiosincrasia, si de todos modos, seguimos estando en la vía.

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