La esposa del ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, Marisa Leticia Rocco, falleció ayer en San Pablo días después de sufrir un derrame cerebral que deja al ex mandatario sin su compañera de más de cuatro décadas, en el momento más sombrío de su vida pública.
La ex primera dama, de 66 años, fue declarada en estado de muerte cerebral en el hospital Sirio Libanés, donde fue internada de urgencia el 24 de enero.
El centro informó que los médicos diagnosticaron “ausencia de flujo cerebral” y que la familia había autorizado el inicio de los “procedimientos para la donación de órganos”.
La cuenta oficial en Facebook del ex presidente izquierdista (2003-2010) publicó un mensaje de agradecimiento y cambió su foto de perfil por una imagen del matrimonio sonriente y abrazado.
En la Cámara de Diputados en Brasilia los legisladores guardaron un minuto de silencio, mientras miembros del Partido de los Trabajadores (PT) acudían al hospital para arropar a la familia.
“Creo que la compañera Marisa le hará muchísima falta. Pero él es una persona con una fuerza extraordinaria y siempre tendrá en el recuerdo de Marisa una fuerza especial”, afirmó el ex senador y cofundador del PT Eduardo Suplicy a las puertas del centro.
Una de las visitas más emotivas fue la del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, predecesor de Lula en el cargo y su rival político durante años, con el que se fundió en un emocionado abrazo.
La ex mandataria Dilma Rousseff, sucesora y ahijada política de Lula, definió a Marisa Leticia como una “luchadora que conquistó espacio y tuvo un importante papel político”, en un mensaje en las redes sociales.
La ex presidenta, destituida en 2016 por el Congreso, aludió también al último año de turbulencias y sobresaltos judiciales para el ícono del PT, que enfrenta cinco acusaciones ligadas a la trama de corrupción en Petrobras, algunas de las cuales involucran a su esposa.
“En los últimos meses, ella y el presidente Lula fueron víctimas de persecuciones y experimentaron en su piel grandes injusticias. Imagino que el dolor de Lula ahora es insoportable”, escribió Rousseff. “Estamos juntos, presidente Lula, ahora y siempre”, concluyó.
Los mensajes de apoyo llegaban también desde fuera de Brasil, la mayoría procedentes de líderes de la izquierda latinoamericana como el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el ecuatoriano Rafael Correa o el boliviano Evo Morales.
Marisa Leticia y Lula se casaron en 1974, ambos viudos de sus primeros matrimonios. Juntos tuvieron tres hijos, dos nietos, y fueron durante años una de las parejas más populares del país.