Dos días después de haberse internado en el Sanatorio Otamendi, adonde había llegado, según dijo el parte médico oficial, "por sus propios medios (...) con un cuadro de tos seca y dolor torácico, sin otros síntomas asociados", en la mañana de hoy Alberto Fernández recibirá el alta y podrá continuar con su habitual (e intensa) agenda política.
Así lo informó anoche a este medio un allegado al precandidato presidencial del frente integrado por el Partido Justicialista y la kirchnerista Unidad Ciudadana.
Alberto Fernández llegó al Otamendi, en el macrocentro porteño, el lunes a la noche, preocupado por una tos persistente ("más de una semana", dijo) y cierto dolor en el pecho y en la espalda. Horas antes había hablado con su médico, Federico Saavedra.
"Venite al sanatorio así te veo", fue la respuesta.
En el Otamendi, tras una primera revisación, Saavedra le recomendó que se internara para hacer "un chequeo general". Entre la mañana y mediodía del martes, fue sometido a "estudios preventivos", entre ellos un ecodopler, un electrocardiograma, un electroencefalograma y análisis completo de sangre. El antecedente de un coágulo pulmonar en 2008 motivó la prevención del profesional.
Casi 24 horas después de la internación, la dirección médica del sanatorio dio a conocer un comunicado oficial. "Luego de realizar varios estudios diagnósticos, se detectó una inflamación pleural que podría corresponder a una obstrucción arterial subsegmentaria.
Presentó un ecocardiograma normal”, se afirmó uno de los párrafos del texto firmado por Marisa Lanfranconi, directora médica.
El parte médico oficial contradijo distintas versiones que circularon por las redes y medios de comunicación, algunas de tono alarmante.
A puro Whatsapp
"Doctor, le dijimos que solo Whatsapp". La reprimenda de la enfermera al paciente de la habitación 410 del cuarto piso del Otamendi fue reiterada. Pese a la recomendación de "bajar unos cambios", Alberto Fernández continuó pegado a su teléfono móvil desde que fue internado.
Ayer lo visitaron el diputado nacional de La Cámpora, Wado de Pedro, y el gobernador tucumano (y médico) Juan Manzur. Además, con el reelecto gobernador de San Juan, Sergio Uñac, habló por teléfono. "Todos los gobernadores peronistas le enviaron sus saludos", dijeron desde el entorno del precandidato presidencial.
“Con Cristina (Fernández) estuvo chateando todo el tiempo”, le aseguró a este medio otro allegado a Alberto Fernández.
Ya con el alta médica, Alberto Fernández continuará con su papel de “armador político”.
En estos momentos lo desvela "el armado porteño", donde confluyen las posibles candidaturas de Matías Lammens (presidente de San Lorenzo), Mariano Recalde y Victoria Donda.
También se abocará al hilado fino de la interna bonaerense, donde está lanzada la fórmula Kicillof-Magario. Ahora resta la dura tarea de dejar contentos a todos con las listas a diputados nacionales y legisladores provinciales y municipales.
La campaña segmentada de la fórmula F-F
El equipo de los Fernández, el staff FF, bosquejó un esquema de campaña segmentada donde un Fernández, Cristina, hará campaña en zona amiga y el otro, Alberto, caminará las zonas más hostiles al peronismo.
La ex presidente hará el primer ensayo la semana próxima: viajará a Santiago del Estero para presentar, el martes, el libro "Sinceramente" en la capital provincial.
"Ella va a ponerle el cuerpo a la campaña: está bien y va a hacer lo que sea necesario para ganar", explicó un dirigente del PJ que circula por el Instituo Patria y orbita a Alberto F.
Hay una lógica puntual. Cristina se enfocará en los territorios donde el peronismo K está arraigado y registra altos niveles de adhesión: las provincias del norte del país, el conurbano bonaerense y la Patagonia.