Tras la fuga, furor por remeras y gorras del “Chapo”

En tiendas especializadas en “narcocultura” se agotan las prendas con las inscripciones “Chapo”, “Boss” o el afiche de “buscado”.

Tras la fuga, furor por remeras y gorras del “Chapo”

A escasas horas de su sonada fuga de prisión, varios “narcocorridos” ya alababan al son de ranchera esta nueva “hazaña” del capo mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán. Ahora las ventas de camisetas y gorras con su imagen se disparan y algunas incluso están agotadas.

La controvertida e icónica figura del “Chapo”, considerado el narcotraficante más poderoso del mundo, se plasma en varias camisetas de venta en internet: con la ficha de la millonaria recompensa que se ofrece por su captura, escapando de una jaula con una bolsa de dinero o bajo la leyenda “Boss” (jefe) con el diseño azul y rojo que usó Barack Obama para su candidatura presidencial en Estados Unidos.

Comercializadas a un precio que oscila entre 5 y 32 dólares, las camisetas del líder del cártel de Sinaloa han volado en las tiendas       -sobre todo en EEUU- a raíz de su espectacular fuga del sábado a través de un hoyo en el suelo de su ducha que conectaba con un túnel de 1,5 km de longitud.

En la tienda online Kartel Kollection, con sede en Los Ángeles (California, EEUU), colgaron el cartel de “agotado” para la camiseta de su colección “Leyendas” en la que aparece una foto antigua del “Chapo” en medio de un simbólico “Triángulo Dorado” del narcotráfico.

“La verdad, siempre hemos tenido muchas ventas y, por supuesto, tuvimos que incrementar la producción” esta semana, dijo Gabriella Zarazoga, una de las responsables de esta marca de productos que tiene un fusil AK-47 por sello y que asegura que sus clientes van desde mexicanos y estadounidenses a compradores de Oriente Medio. En el catálogo de la tienda hay camisetas con rótulos de “Grandes Ligas” para otros importantes narcos como el veterano número dos de Guzmán Ismael “El Mayo” Zambada; diseños modernos con el rostro de Amado Carrillo Fuentes, “El señor de los cielos”, o gorras del prófugo Rafael Caro Quintero.

La llamada “narcocultura”, el gusto y exaltación de la violenta y lujosa vida de los narcotraficantes, es un fenómeno común en Estados fronterizos de México y Estados Unidos. Una de sus grandes figuras es el “Chapo”, un menudo hombre de 58 años, de cara ancha y habitual bigote.

Nacido en una familia humilde de Sinaloa (noroeste) y sin apenas estudios, logró crear un imperio criminal con el tráfico de marihuana y cocaína a EEUU, Europa y Asia hasta llegar a figurar en la lista de las diez personas más ricas del mundo de la revista Forbes.

El capo, al que se le atribuyen 10 hijos con diferentes mujeres, ya había logrado escapar de una cárcel de máxima seguridad en 2001 escondido en un carrito de ropa sucia. Su leyenda criminal se disparó el sábado cuando, menos de un año y medio después de su publicitada captura, volvió a fugarse de otra prisión generando una humillación internacional al gobierno de Enrique Peña Nieto.

“En la figura del “Chapo” hay rasgos del bandido popular que viene de abajo, hace una fortuna jugándose la vida, burla la ley y a los poderosos y deja a su paso una marca de astucia e ironía. Pero también de sangre”, escribió el novelista Héctor Aguilar Camín.

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