Tras el éxito del malbec, buscan posicionar al bonarda

Los técnicos señalan que requiere trabajo pero podría funcionar como segunda cepa emblema de Argentina en el exterior. Con buenos rendimientos y un correcto desarrollo en zonas cálidas, se convertiría en una opción para los vinos de segmentos medios, que

Tras el éxito del malbec, buscan posicionar al bonarda
Tras el éxito del malbec, buscan posicionar al bonarda

La idea está dando vuelta entre los viticultores desde hace un tiempo.  Traccionado por los buenos rendimientos en zonas cálidas y la exitosa sociedad desarrollada con el malbec en blends de alta calidad, varios expertos nacionales e internacionales hablan sobre la posibilidad de generar un boom sostenido similar al de la cepa emblema en el exterior. Así las cosas, bonarda se podría perfilar como una opción al malbec pero con mejor rentabilidad. 

Según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino, en Mendoza la superficie implantada con bonarda, en diez años aumentó 15% pasando de 13.639  hectáreas en 2003 a 15.666 hectáreas en 2013. Lo cierto es que el crecimiento más grande de la variedad se dio entre 2002 y 2006, cuando se incorporaron más de 1.800 hectáreas, número que desde ese año se ha mantenido estable.

Este es un aumento moderado, si lo comparamos con el del malbec, que entre el 2002 y el 2012 en la provincia pasó de 15.606  hectáreas en 2002 a 28.766 en 2012, aumentando 84% su superficie cultivada.

"Hay todavía pocos ejemplos de bonarda de muy alta gama pero mi sensación es que este potencial existe", dijo a Los Andes uno de los tres enólogos más reconocidos, Alberto Antonini.
El flyingwinemaker agregó que todavía falta profundizar el conocimiento de esta variedad como se ha hecho en los últimos años con el malbec.

"Se debe saber más sobre las características que se logran en los distintos terruños y también averiguar el potencial de guarda y cómo un bonarda de alta gama evoluciona con los años", dijo el experto internacional sobre el trabajo que resta realizar.

Para Roberto González, enólogo de Nieto Senetiner y uno de los primeros en lograr reconocimientos internacionales con esta variedad, la sensación es similar.

"Esta variedad puede darle a la Argentina una nueva oportunidad de ser conocida", sostiene, al tiempo que agrega: "En Argentina hay 18.000 hectáreas en producción, en California 100 hectáreas al que llaman charbono y en Savoia (Francia) menos de 300 hectáreas que denominan corbeau noir, esto nos convierte en la región con mayor perspectiva de producción de alta gama y media gama".

El desempeño en exterior

Sobre un total de 410 millones de dólares FOB comercializados de vino en el período enero - junio, bonarda participó en las exportaciones de vino con el 1,1%, lo que reportó ventas por 4.499.969 dólares, correspondientes a 1.673.043 litros.

El año pasado Luis Gutiérrez, el crítico para Argentina de vino de la publicación de Robert Parker, The Wine Advocate, no fue tan optimista sobre el posible resultado del bonarda lejos del blend y actuando como un univarietal.

En la publicación, que tiene influencia sobre las compras de los importadores a nivel mundial, Gutiérrez señaló que ve "al bonarda como una variedad de alto rendimiento para blends, no obstante, muy lejos de convertirse en un 'solista'. Sólo en ocasiones trasciende sus limitaciones".

De todas formas, el crítico dejó la puerta abierta al señalar que tal vez lo que le falta para convertirse en un varietal potente es alinear los suelos con los clones correctos. Además, destacó la excelente relación precio - calidad, para los segmentos medios de precio.

"Estoy convencido de que si seguimos trabajando así, lograremos un vino de culto y un excelente aporte para cortar con nuestros malbecs que le dará riqueza", indica González.

Por su parte, el enólogo de Bodega Sin Fin, David Funes, sostuvo que "el principal problema que se debe superar con el bonarda es la aceptación del potencial como varietal por parte de algunos profesionales de la industria y consumidores. Con anterioridad fue mal conceptuada como uva de alto rendimiento y  baja calidad enológica, utilizándose históricamente como vino para corte y estiramiento de otros varietales con mayor prestigio".

Antonini destaca que hay un mercado más grande para variedades que no sean las francesas clásicas que "han monopolizado el mundo del vino en los últimos 50 años haciéndolo en términos de variedades, tipo de elaboración y características organolépticas, bastante estandarizado y aburrido".

"Un ejemplo -continúa-  es el malbec, que es considerado muy poco en Francia y que en Argentina ha tenido un éxito internacional notable. El éxito depende de cuánta energía le pongan".

El enólogo internacional, quien tiene su propio emprendimiento en la provincia (Alto Las Hormigas)  recordó que en 1995 cuando vino por primera vez a la Argentina, los viticultores locales no apostaban por generar un malbec de alta gama. Y señaló: "Si logramos tener esta misma actitud que vi con el malbec creo que se puede repetir un muy buen éxito con el bonarda".

Rendimiento superior

En tiempos de rentabilidad acotada, generar mejores rendimientos, sin ir en desmedro de la calidad, puede resultar una buena salida para ser competitivos en segmentos que hoy parecen muy lejanos para los vinos argentinos.

Bonarda, parece perfilarse en ese sentido. De hecho, datos del Observatorio Argentina indican que en la provincia de Mendoza hay 15.666 hectáreas (cosecha 2013) que alcanzaron un rendimiento promedio de 103 quintales por hectárea, un promedio superior al del malbec, que alcanzó 77 quintales por hectárea.

Para Antonini, rendimientos superiores a los que se alcanza por el malbec son posibles en zonas como la región Este. "En mi experiencia, depende de la zona, en las más cálidas hacia el Este creo que se puedan lograr rendimientos más altos que con el malbec. En las más frías es más difícil porque al ser una variedad de ciclo largo, una carga más alta puede afectar la maduración".

En San Martín, esta variedad obtuvo un rendimiento de 119 quintales, mientras que en zonas más frías como Luján alcanzó los 67 quintales en promedio en más de 500 hectáreas plantadas que hay en el departamento.

Funes, de Bodega Sin Fin, comenta: "Para obtener vinos de media y alta gama tenemos que tener en cuenta las diferentes zonas, e inmediatamente el rendimiento por planta, pudiendo lograr esta gama de vinos de no más de 4 o 5 kilos por planta en plantaciones de alta densidad".

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