El macrismo, el radicalismo y la Coalición Cívica, los socios en el Frente Cambiemos, discuten por estas horas a brazo partido las listas nacionales que la alianza opositora debe presentar antes de la medianoche del sábado para todos los distritos electorales.
Hasta el domingo, el esquema estaba bastante claro. Mauricio Macri, el candidato más firme a ganar las PASO del sector, se comprometía a respetar a la UCR de Ernesto Sanz los cargos que renueva en el Congreso a cambio del apoyo territorial del que carece el Pro. Los seguidores de Elisa Carrió, en tanto, se conformaban con lugares expectantes en las nóminas en el puñado de provincias en las que la CC tiene fuerza.
Pero luego de que Miguel del Sel y Unión Pro no pudieran cantar victoria en Santa Fe, donde el resultado electoral sigue discutido, se prendieron luces de alarma en todos los partidos que integran Cambiemos.
Rápido de reflejos, el principal interlocutor del Pro con la UCR, el ministro de Gobierno porteño, Emilio Monzó, encargó una encuesta para medir si el efecto Santa Fe tenía repercusión nacional en la candidatura de Macri. Fue un sondeo telefónico en las principales urbes del país que luego mostró a dirigentes radicales y de Carrió.
“Está todo igual”, les aseguró, para dar inicio así a las negociaciones de listas.
Monzó es la cara más amigable del Pro para con los radicales y la fuerza de Carrió. Pero existe un sector del macrismo más duro, que expresan el poderoso secretario Marcos Peña y el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, que prefirió apurar a los socios nacionales de Macri, es decir Sanz y Carrió, imponiendo definiciones unilateralmente como si nada hubiera sucedido en Santa Fe y como si el contexto político no hubiera cambiado en las últimas semanas.
El problema es que tanto radicales como los carriotistas sostuvieron ayer el mismo análisis: Macri ya no puede garantizar un triunfo en Córdoba el 5 de julio, como todos esperaban, y en Capital Federal es probable que Martín Lousteau, el candidato de la CC y de la UCR, obligue al postulante de Macri, Horacio Rodríguez Larreta, a un ballotage con resultado incierto. “No está tan dulce y esto cambia las cosas”, explicó un veterano dirigente radical.
Lo que está en discusión es sobre todo la provincia de Buenos Aires. Allí, Cambiemos apunta a obtener al menos 11 de las 35 bancas que están en juego (lo que implica un reconocimiento de la supremacía del kirchnerismo en el principal distrito del país, que ambiciona con quedarse con 20). Hasta la semana pasada, el plan era que el Pro se quedara con 6 lugares, la UCR con 3 y la CC con 2. Pero ahora esto está bajo estricto análisis.
Sucede que ayer el sector “duro” del macrismo decidió apurar una definición clave. Quien acompañará a María Eugenia Vidal como candidato a vicegobernador será alguien del Pro, lo cual cerró las puertas tanto a los intendentes de la UCR como a los dirigentes del Frente Renovador que están analizando dejar el massismo.
El actual vicepresidente de la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, fue anunciado por la propia Vidal como su compañero de fórmula a través de Twitter. Frente a la decisión “unilateral” del Pro, radicales y cívicos aprovecharon para exigir más y mejores lugares en las nóminas bonaerenses.
También para presionar por una lista de “unidad” en Capital Federal, el bastión de Macri, ya que allí el Pro quiere propiciar la competencia en las PASO para asegurarse los 6 primeros lugares en la boleta que llegará a octubre. Esto obliga a las listas de Sanz y Carrió a obtener más del 15% en la primaria para poder entrar en el reparto de candidaturas.
Marcos Peña, el elegido de Mauricio
Mauricio Macri no quiere correrse un milímetro del plan que tiene en mente y pretende anunciar el viernes o el sábado que su principal asesor político, el poderoso secretario general del Gobierno porteño, Marcos Peña, será su compañero de fórmula. Peña es parte del círculo áurico del jefe de Gobierno e integra el ala más “purista” del Pro que prefiere conservar la esencia de un partido nuevo antes que realizar acuerdos con sectores de la política que “expresan lo viejo”. Peña fue por ello clave para que Macri rechazara aliarse con Sergio Massa, pese a la presión interna y externa que éste recibió.
La decisión de que Peña lo acompañe como candidato a vicepresidente “está confirmada en un 99%”, dejaron saber ayer habituales voceros del líder del Pro. Sin embargo, hay sectores del macrismo que siguen pensando que Gabriela Michetti es mejor candidata “ya que tiene votos propios” que podrían potenciar la fórmula. Los otros dos candidatos a vicepresidente que Macri tenía en mente ya tendrían destino político. El economista Rogelio Frigerio irá en la lista de diputados nacionales y el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, seguirá siendo su espada en esa área si Macri accede a la Presidencia.
Una vez que el precandidato del Pro anuncie que Peña es su compañero de fórmula quedarán listas las tres boletas que competirán internamente en las PASO dentro del frente Cambiemos. Ernesto Sanz (UCR) fue el primero en lanzar a Lucas Llach como postulante a Vice. En tanto Elisa Carrió comunicó hace pocos días que Héctor “Toty” Flores, será su escolta.
Es decisión no abrir las urnas santafesinas
El Tribunal Electoral de Santa Fe resolvió anoche que no se abrirán todas las urnas de los comicios provinciales del último domingo, pese a los reclamos del Pro, el Frente para la Victoria y la izquierda ante supuestas irregularidades, en tanto hoy comienza el escrutinio definitivo para definir al sucesor de Antonio Bonfatti.
Así lo confirmó la secretaria electoral provincial Claudia Catalín, quien indicó que “no se van a abrir todas las urnas. Los fiscales y apoderados podrán fundamentar el pedido bajo el artículo 118 del Código Electoral Nacional. Será con un criterio amplio y ante la menor inconsistencia”. El Tribunal provincial tomó esa determinación pese al pedido del Pro, el kirchnerismo y la izquierda de abrir todas las urnas para contar “voto a voto”.
Mucha discusión, poca diferencia
En Santa Fe todavía quedan unos 160 mil votos en discusión, tras los comicios del domingo, en los cuales el oficialista Miguel Lifschitz se habría impuesto por unos 2 mil sufragios al candidato del Pro, Miguel Del Sel, en medio de una polémica por la falta de definición en torno a quién sucederá, desde diciembre, a Antonio Bonfatti.
Ayer, Del Sel volvió a reclamar “que se cuenten todos los votos” de la elección y afirmó que “si hay que esperar hasta fin de año, esperamos, porque se asume recién a fin de año”.
En esa misma sintonía, el senador nacional Carlos Reutemann insistió en que "el empate técnico" que se dio en las elecciones hace imprescindible que las autoridades se tomen "todo el tiempo necesario" para "contar voto por voto".
Ese reclamo también fue expresado por el kirchnerismo y el Frente de Izquierda. DyN