El Gobierno insistió en minimizar el multitudinario acto en reclamo de cambios en su política económica, social y laboral en lo que fue una de las mayores manifestaciones durante la administración de Cambiemos y, con ese propósito, deslizó que detrás del mismo hay supuestos propósitos desestabilizadores encabezados por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
También descartó de plano la posibilidad de que el presidente Mauricio Macri se reúna con Hugo Moyano, convocante inicial de la protesta, después de que el histórico líder sindical dijo ayer que está dispuesto a hacerlo, al mismo tiempo que el gremialista descartó por el momento convocar a una huelga general, que sería la tercera desde diciembre de 2015.
El encargado de dar continuidad a la réplica iniciada apenas terminado el acto en la 9 de Julio fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien la había encabezado el miércoles junto con los ministros del Interior, Rogelio Frigerio; de Trabajo, Jorge Triaca y de Transporte, Guillermo Dietrich, a partir de difundir datos económicos que desmentirían las críticas lanzadas por los oradores en la concentración.
Peña insistió en reducir la concentración a una cuestión judicial en torno al líder camionero frente a las investigaciones en las que está implicado por supuesto lavado de dinero y otros cargos y desechó de plano un eventual encuentro con el Presidente. "No sé cuál sería el tema (para dialogar) en este contexto. (Si busca) reunirse para hablar de las cuestiones judiciales (el Presidente) no es la persona con la que tiene que juntarse; es otro poder, no el Ejecutivo. No hay un pedido (del líder sindical) ni un tema", dijo el jefe de los ministros en declaraciones a radio La Red.
Poco antes y por la misma radio, Moyano respondió a una pregunta acerca de si está dispuesto a reunirse con Macri. "Por supuesto, tengo la responsabilidad de un gremio importante y tengo la obligación de hacerlo. No puedo negarme. Si esto ocurriera, por supuesto que me sentaría. Si Macri quiere sentarse a hablar lo voy a hacer. Hace tres meses que no hablo con él; sus ministros son verseros". Insistió además en criticar la vocación de diálogo que pregona la Casa Rosada: "La contradicción del Gobierno es que habla de diálogo y hace todo lo contrario a lo que dice".
Moyano dejó abierta la posibilidad de convocar a una huelga general junto a las CTA, la Corriente Federal que lidera el bancario Sergio Palazzo y los movimientos sociales, que participaron del acto, en caso de que "no haya respuesta a los reclamos". Estos fueron enunciados en el acto por el único triunviro presente, Juan Carlos Schmid: rechazo a los tarifazos y a la ley que cambió la fórmula para aumentar las jubilaciones; incremento de emergencia para los mismos; paritarias libres y sin techo ante el 15% sin cláusula gatillo que pretende el Gobierno; atención al mercado interno.
"Pero por ahora no se ha discutido todavía (esa posibilidad)", aclaró. Además descartó que pueda buscar la jefatura de la CGT, hoy dividida.
Peña, a su vez, insistió en circunscribir el acto a la cuestión judicial que involucra a Moyano, pero señaló que "una movilización no condicionará a la Justicia". Dejó entrever una eventual denuncia de un supuesto plan de desestabilización, al sostener: "La única que faltó en ese palco (del acto del miércoles) fue Cristina, la líder de ese grupo, que viene demostrando una actitud antidemocrática desde el cambio de mando (el 10 de diciembre de 2015)".
El afán de Peña por minimizar el acto recibió una réplica del líder de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky. "Si la marcha hubiera sido un fracaso, el gobierno no intentaría ocultarla".
La réplica oficial también se tradujo a nivel legislativo. Ayer mismo, un grupo de diputados de Cambiemos, encabezado por el radical mendocino Luis Petri, presentó un proyecto de ley que equipara las sanciones que los representantes gremiales puedan recibir por cohecho (coimas) y enriquecimiento ilícito, a las de los funcionarios públicos.