El tranvía y un mapa turístico de la ciudad

El tranvía y un mapa turístico de la ciudad

Un “Tango local” o “Tango del tranvía” o “El tranvía de Mendoza”, compuesto con la finalidad de homenajear al tranvía eléctrico inaugurado en 1912 en la ciudad de Mendoza, presenta en su contratapa exterior un interesante plano de la ciudad, con la indicación de los puntos importantes y el trazado de las líneas que se acababa de inaugurar.

La composición del texto y de la música se debe al músico español Mariano Cortijo Vidal, radicado en Mendoza desde 1904, donde había sido contratado para dirigir el Orfeón Español.

Natural de Valladolid, había emigrado a la Argentina en busca de mejores oportunidades de vida, a pesar de la intensa actividad desplegada en su país de origen, donde había sido maestro de música, compositor y director de orquestas de salón, compositor de zarzuelas y director de orquestas de teatro.

Perteneció al grupo inmigratorio de personas calificadas que llegaron al país, entre las que se encontraban los profesores de música, organistas, directores de orfeones y bandas que con su actividad colaboraron en cambiar la imagen del país.

Con la publicación de este tango, seguía la costumbre de los compositores de música popular, en este caso, destinada a la población urbana de Mendoza, de crear piezas dedicadas a acontecimientos que tuvieran no solo popularidad, sino también trascendencia en el esperado crecimiento de la ciudad.

“El tranvía de Mendoza” en su versión para canto y piano, respondía al modelo cantado de tangos de zarzuela, que, desgajados de la obra teatral que les diera origen, se popularizaban con nombres oportunos para ser identificados fácilmente. También existe un arreglo para banda, lo que haría suponer que era bastante popular en las retretas.

Lo curioso es que la contratapa de esta pieza de música podría ser uno de los primeros mapas turísticos de la ciudad de Mendoza. ¿A quién resultaría interesante y útil la información suministrada por la contratapa?

El turismo no era un esparcimiento común, aunque el crecimiento de las comunicaciones marítimas y terrestres durante el siglo XIX había mejorado las condiciones de los viajes.

Generalmente se trataba de personas de ambos lados de la cordillera con vínculos familiares o personas en tránsito entre Buenos Aires y Santiago de Chile formando parte de circos y de compañías teatrales y de variedades, hombres de negocios, funcionarios o simples buscadores de trabajo.

También eran comunes las visitas de sanjuaninos y riojanos a Mendoza, que al superar las graves consecuencias del terremoto de 1861, se había convertido en la ciudad más importante y atractiva de Cuyo.

En 1887 se anunciaba en Los Andes la venta de una guía de Mendoza y un almanaque por un tal Flavio Pérez. Es posible que la bonanza de Mendoza en esta década haya intensificado el tránsito y se justificase la publicación de la guía.

Sin embargo, existía otro público necesitado de información para su acomodamiento a una nueva realidad y desempeño como ciudadanos: la masa inmigratoria que para 1913 llegaría a su pico máximo en la provincia, y la nueva sociedad urbana de clase media, que emergía como consecuencia de esta nueva realidad social. Parecería que Cortijo Vidal apuntaba a satisfacer estas necesidades: el trazado de las líneas del tranvía, iglesias, mercados y oficinas públicas y juzgados.

Todo estaba señalado en un mapa de unas 180 manzanas que abarcaban las partes nueva y vieja de la ciudad.

No podemos dejar de pensar que el mapa “turístico”, adosado a un tango para la venta, se convertía así en una buena herramienta de mercadotecnia, destinado a un público alfabetizado y con ciertas aspiraciones de sociabilidad educada.

El texto tiene un estribillo pegadizo y pintoresco donde se mencionan las cabeceras de la línea que se dirigía hacia el sur, desde la ciudad de Mendoza a Godoy Cruz, todo envuelto en un aire festivo gracias a la conquista de la velocidad. Las estrofas confirman la denominación de “tango descriptivo” y “tango local” que figuró en el subtítulo, con la descripción de posibles lugares de destino, como el Parque del Oeste y la basílica de San Francisco.

Al comienzo del tango se escucha el tañido de la campana del cochero,con el movimiento continuo del acompañamiento pianístico que sugiere el rodar del tranvía, y con onomatopeyas musicales que simulan la bocina y los sacudones del coche al cambio de vías.

Toda la pieza acusa un aire alegre propio de los “tangos americanos” del género chico español, a lo que contribuye la letra pegadiza del mismo compositor.

Así comenzaba el estribillo de la canción, con el tono desenfadado propio del género: “El tranvía de Mendoza me alboroza/sube niña más ligera que la luz/y en un ímpetu la celestial carroza/ te conduce de Mendoza a Godoy Cruz”.

Antonieta Sacchi de Ceriotto - Musicóloga. UNCuyo

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